Otro febrero negro

policia La crisis policial no es una sorpresa. Sí lo son sus dimensiones, pero las señales de su inminencia podían advertirse desde hace algún tiempo. Y ahora el país se encuentra ante una curiosa y lamentable remake de lo sucedido a comienzos del 2003, en aquel “febrero negro” que, motín policial mediante, preparó la coyuntura para el quiebre de octubre del mismo año.

La muerte ya hizo su trágica aparición, con el fallecimiento accidental de dos huelguistas en un piquete policial. Pero lo peor son los vientos autoritarios que soplan desde filas del oficialismo, pidiendo “mano dura” y una solución por la fuerza.

En ese sentido se pronunció el gobernador paceño, César Cocarico, proponiendo la movilización de las Fuerzas Armadas. Fórmula letal que, de ser aplicada por el régimen, conduciría de forma inexorable al derramamiento de sangre.



Muy por el contrario, la Iglesia Católica ha pedido “diálogo inmediato”, camino que debe ser acompañado por todos los que sinceramente creen en la democracia.

Entre las diversas razones estructurales que motivan la crisis policial puede anotarse la deficiente incorporación de la institución del orden a lo que podríamos denominar el “modelo ALBA”. De ahí que la actual situación boliviana se parezca bastante a la registrada tiempo atrás en Ecuador.

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

Mientras que la cooptación militar ha sido parte fundamental del método aplicado por Hugo Chávez y emulado por gobiernos satélites como el de Evo Morales, mediante la profusión de dádivas presupuestales, las policías no han sido objeto del mismo tratamiento, aunque hayan tenido que cargar con buena parte de la responsabilidad represiva de estos regímenes de fuertes tendencias antidemocráticas.

En suma, el alineamiento militar ha sido bien pagado, no así el policial. Ahora los policías exigen su parte, pero esto sucede cuando la administración evista ya no cuenta con los mismos márgenes de maniobra económica que en años anteriores.

En momentos en que el bloque oficialista ha perdido a buena parte de sus bases sociales y en los que depende cada vez más del uso de la fuerza, la desobediencia policial representa un serio desafío para la gobernabilidad en la sucursal boliviana del socialismo del siglo XXI…

[email protected]