La destitución de Lugo acerca posiciones entre los líderes del bloque, pero existen serias diferencias en cuanto al arancel común. La ausencia de Paraguay debilita a Mujica. Argentina, Brasil y Uruguay están dispuestos a presionar al nuevo gobierno de Asunción.
Los tres países fueron expeditivos a la hora de condenar la remoción del ex presidente Fernando Lugo, aunque con matices. Incluso evalúan suspender a Paraguay del bloque para forzar una convocatoria anticipada a elecciones para zanjar la crisis política. Ese tema amenaza, sin embargo, el tratamiento de aspectos clave.
El más importante, la suba del Arancel Externo Común (AEC) que pregonan Dilma Rousseff y Cristina Kirchner, pero que inquieta a Montevideo. Los dos socios grandes del Mercosur quieren elevar la tasa, adoptada en 1994, para proteger a sus industrias. Plantean que el gravamen aumente al tope de lo permitido por la Organización Mundial del Comercio, un 35% (en la actualidad el promedio es de 22%).
"Uruguay está absolutamente en contra de su incremento porque sólo traerá consecuencias negativas para el país", aseguró la semana pasada el vicepresidente uruguayo, Danilo Astori.
También José Mujica se mostró firme: "Nosotros (Uruguay) y Paraguay, como países pequeños, tendríamos que quedar afuera porque francamente no nos conviene, nos aislaríamos más del mundo", dijo el mandatario durante la Cumbre Río+20.
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En Mendoza, la ciudad argentina en donde se realiza la cumbre, los ministros de Finanzas y los titulares de los bancos centrales trataban el tema a puertas cerradas. Pese al hermetismo, funcionarios de la delegación uruguaya recordaron que en caso de que la negociación se tense, el tema podría darse por cerrado simplemente porque, de acuerdo a las normas del bloque, basta con que un miembro se oponga.
Claro que la participación de Paraguay en la cita robustecería la postura de Mujica. Pocos días antes de la destitución de Lugo, el ministro de Economía uruguayo, Fernando Lorenzo, habría viajado a Asunción para negociar un frente común de cara a la discusión. Pero la maniobra quedó trunca con el impedimento de que las nuevas autoridades se hagan presentes en la cumbre.
Solución intermedia
En la disputa ya se baraja un plan B. Y es que una vez más se apele a las excepciones.
"Una solución como la que se implementó en Montevideo, la cual preveía excepciones para cada uno de los países en cien rubros, quizás sea un camino", dijo el canciller uruguayo, Luis Almagro.
Distintas versiones indican que se podría acordar una lista de entre 300 y 400 productos que cada país estaría dispuesto a incluir en la suba del arancel para evitar que sea general.
Fuente:Infobae