Sobre el Modelo de Desarrollo Cruceño

Rolando Schrupp

SCHRUPP Es tan impactante lo logrado por Santa Cruz en las últimas décadas que muchas veces escuchamos hablar del Milagro Cruceño, pues una sociedad periférica y con economía marginal ha logrado a través de la autogestión institucional colocarse a la altura de países de Europa del Este en su desarrollo económico y social.

Es muy interesante ver que el contrapoder cruceño ha logrado todo esto más que con el apoyo estatal central, sino luchando contra él, donde las piedras no solo ignoran y postergan las aspiraciones de nuestro pueblo, sino más bien conspiran permanentemente para evitarlas. El colonialismo estatal a través de su propaganda y agentes serviles ha llegado incluso a sistemáticamente plantear el mito que nunca existió un Modelo de Desarrollo Cruceño y que si Santa Cruz es una región exitosa se debe o a una espontaneidad divina o a la gracia estatal.



Esto es hasta casi entendible, pues el centralismo siempre nos sacrificó para poder mantener sus privilegios parasitarios y canallas, reduciéndonos a condición de cuasiesclavos, con el único fin de explotar nuestro trabajo y nuestros recursos, pero lo que no es ni entendible ni aceptable es que los propios cruceños querramos repetir las mentiras bolivianas e ignoremos nuestra propia historia en la cual actores principales aún caminan por nuestras calles.

Pareciera que con tal de ser aceptados dentro de acomplejados círculos palaciegos se debe enterrar en el olvido los logros de instituciones autárquicas y meritocráticas como el Comité de Obras Públicas y sus posteriores legados en la Corporación de Desarrollo y el Sistema Cooperativo. Es que en Santa Cruz si existieron entes pensantes que sesudamente y libres de complejos soñaron en tomar el espíritu cruceño y proyectarlo hacia el futuro para que las generaciones venideras tengan bienestar. Hay que entender el espíritu cruceño para entender el modelo de desarrollo, un espíritu que se forjó desde los tiempos de la Civilización Hidráulica de Moxos que domó el indomable Mamoré, que después asimiló a Hijos Hidalgos venidos del otro lado del océano que siguieron pensando en una utopía, que luego reafirmó que todos somos iguales y que en las últimas décadas recordó que si no trabajamos nosotros por nosotros mismos nadie lo hará.

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Y este espíritu fue el que tomó las experiencias de la generación post-guerra del Chaco y sembró el desarrollo apostando a dejar la economía aislada de autosuficiencia para recorrer la senda de la economía de mercado internacional, la diversificación económica e integración, iniciando con vías de comunicación, seguido del desarrollo agroindustrial de las fértiles áreas, crecientes inversiones industriales y agrícolas, la aliada producción de hidrocarburos, la colocación de excedentes en mercados internacionales y la tecnificación. Es fundamental entender la construcción del Modelo de Desarrollo Cruceño en nuestros días pues hemos vuelto a la etapa de que es el conflicto el elemento principal en el debate y poder empezar un nuevo ciclo tomando las experiencias vividas para asegurar el éxito de nuestro pueblo a través del planteamiento de un modelo mejorado.

No olvidemos que las respuestas cruceñas a anteriores choques de visiones contrapuestas fue la consolidación del poder regional, la organización de las reformas internas de la institucionalidad cruceña y priorización de Proyectos e Ideas Específicas para construir polos de desarrollos que irradien oportunidades al territorio. Es indispensable entender que no es que el modelo haya fracasado o que se haya agotado, sino que funcionó mejor que lo esperado al punto de alargarse hasta nuestros días donde vivimos de su inercia y que es tarea fundamental replantearlo para los nuevos desafíos que plantea soñar con que nuestra nación se convierta en una potencia continental.

Semanario Uno – Santa Cruz