Trabajo infantil, un canto a la bandera

Daniel A. Pasquier RiveroEl 12 de junio se conmemora cada año el Día Mundial contra el Trabajo Infantil y, a nivel local no faltaron iniciativas, desde UNICEF hasta la Gobernación plantearon algunas. De entrada a muchas personas les repugna la idea de que los niños o los adolescentes trabajen, porque lo identifican como algo explotador, abusivo, inhumano, la puerta para iniciarlos en la delincuencia, etc. Sin embargo, el tema debería ser encarado con mayor seriedad, dedicándole tiempo para reconocer verdaderas causas y tratar de proponer soluciones. El impacto podría ser mayúsculo implementando medidas sencillas.Las condiciones de pobreza y de extrema pobreza del país son evidentemente los primeros factores que impulsan a recurrir a la mano de obra infantil para ayudar a sobrevivir a las familias. La necesidad, más que los hábitos en una sociedad, convierten al fenómeno en universal. A partir de carencias notables las soluciones son también extraordinarias. Qué hacer cuando no hay comida en la casa. Qué hacer cuando hay un familiar enfermo. Qué hacer cuando varios miembros de la familia están en edad escolar y no alcanza para todos. Qué hacer cuando la educación, la salud, sobre todo en el área rural, están ausentes. Esto no se resuelve con acciones individuales, por muy bien intencionadas que sean. El Estado es el primer responsable y como tal debe responder. Quién es en definitiva el responsable de la distribución de riqueza en un país, de la aplicación de los recursos de todos, los impuestos, regalías, impuestos directos de una y otra cosa. Quién prepara y propone, o impone, el uso de los recursos del TGN. Quién orienta y, como es el caso del Estado Plurinacional, decide las partidas: tanto para gobierno, tanto para defensa, tanto para educación, salud, inversiones en infraestructura, en gastos corrientes, etc. Los recursos del Estado se han multiplicado por 600-700 % y el problema del trabajo infantil persiste. Según oficialistas y opositores los ingresos al país pasan por cifras nunca dadas, fruto de los precios altos de las materias primas que exportamos, básicamente, minerales e hidrocarburos. El oro, por ejemplo, de 200 $US/onza alcanzó los 1.800; el gas exportado, de 0.80-0.90 $US/millar de pies cúbicos escaló a once, más del 1.000 % (como si el ciudadano corriente pasara de ahorrar 7.000 Bs. este año, y sin saber prácticamente por qué, ahorra 70.000 el año siguiente). En la mayoría de los minerales la producción se ha mantenido estable o ha disminuido. El gas, además del precio, ha incrementado ligeramente la producción desde la puesta de nuevo en marcha la explotación del mega yacimiento de Margarita (14.6 %), aunque todavía no alcance los volúmenes deseados. Se benefician de todo ello, el Estado central y los gobiernos subregionales, sean gobernaciones, alcaldías o universidades. En los departamentos productores de minerales o de hidrocarburos los aumentos en recursos disponibles son más notorios. Según Carlos Hugo Molina, Santa Cruz ha recibido desde la Ley del 11% (1938) alrededor de 750 MD (millones de dólares), en más de 70 años. Mientras que, el 2012, la Alcaldía de Santa Cruz de la Sierra iguala esos recursos en sólo dos años; quedan aún pendientes los recursos de la gobernación y la universidad. A grosso modo, según su Rector, la UGRM ha recibido en cinco años más que en los últimos 70, y quizás, que en toda su historia. El caso excepcional es el departamento de Tarija, con 1.000 MD el 2011. La última razón para tanto conflicto en ese departamento. ¿Qué no se puede encarar con ese monto de dinero? El aumento es innegable hasta en los departamentos más pequeños y, hay que decirlo, los niños menores de 15-17 años siguen siendo parte de la fuerza laboral.Es que el trabajo infantil no es prioridad para ningún gobierno, y los anuncios en fechas como el 12 de junio, tienden a ser un saludo a la bandera. Se repetirá que 215 millones de niños/as en el mundo todavía son víctimas de explotación, y en las peores condiciones (OIT), pero, de ahí a los hechos, nada. Existe hasta una hoja de ruta (2010-2016) a nivel internacional para eliminar las formas más denigrantes de trabajo infantil pero los avances son escasos o nulos. En Bolivia han pasado dos años desde que se aprobó la hoja de ruta y recién se elabora una normativa en base 23 formas de trabajo considerados más peligrosos para los niños/as, que fueron identificadas el 2008. No hay soluciones, ni para los 397.000 localizados en áreas urbanas, ni para los 453.000 del área rural.El problema del trabajo infantil es un tema de pobreza, y la pobreza solo se la ataca eficazmente con educación. Derechas e izquierdas tienen que estar de acuerdo: Alemania y Finlandia. Es un callejón sin salida. Se debería adoptar el sistema educativo a los requerimientos económicos de las familias en situación de extrema pobreza, lo que no es tan difícil: estudian cuando no trabajan, sea diario, semanal, o por temporadas. Esto se practica con éxito en muchos países hace muchos años. Para qué inventar lo ya inventado. Aplicando la educación en lengua materna durante el Nivel Primario, de comprobada eficacia desde hace casi veinte años en el país. Ajustando planes para el Secundario según análisis de concentración estudiantil, centros disponibles, distancias, profesorado, etc., aplicando los medios a las necesidades, y no al revés. La inversión en infraestructura, hecha racionalmente y sin que medie la corrupción, está al alcance del bolsillo del país. Claro, habrá que hacer un pequeño esfuerzo y gastar menos en circo. Triste es comprobar que en la reciente reunión de la OEA en Tiquipaya, que debería haberse dedicado a tratar el tema de la suficiencia alimentaria con soberanía, se haya perdido el tiempo en otras cosas. Disponibilidad de alimentos es prioritario para los pobres. Y la producción de alimentos tiene que ver con más inversión y más tecnología, lo que nos vuelve al tema de la educación como condición sine qua non para el desarrollo. Desarrollo sostenible para solucionar la pobreza y, por tanto, eliminar las condiciones propicias para la explotación de menores, no solo en Latinoamérica sino en el mundo.