Campaña de Erbol supera las expectativas.
El contundente apoyo económico de la ciudadanía paceña en la campaña que organizó Erbol permitirá que este viernes, los marchistas indígenas que defienden el Territorio indígena Parque nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) se trasladen hasta la ciudad de Santa Cruz y luego a sus comunidades de origen.
Policías, perros y Neptuno del Ejército fueron movilizados el día que llegó la IX marcha por el TIPNIS, a la ciudad de La Paz.
Cinco flotas de transporte interdepartamental han sido contratadas con el dinero recaudado y se estima que cerca al medio día, la caravana de indígenas abandone La Paz, luego de una sencilla ceremonia que se cumplirá en el centro de la ciudad, la música de Luis Rico y la bendición del sacerdote Enrique Jordán.
Según trabajadores de Erbol, el monto económico de la campaña de solidaridad rebasó las expectativas porque llegaron desde niños, niñas, jóvenes adultos, gremialistas, albañiles, oficinistas y hasta ejecutivos trayendo sus aportes; cuyo detalle de donaciones será publicado en el periódico digital en las próximas horas.
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Acontecimientos que enfrentaron
La IX marcha en defensa del TIPNIS, en 17 días de estadía en La Paz, sólo recibió represión policial y mensajes de descalificación del gobierno de Evo Morales; por tanto, el Comité Político de los movilizados decidió hacer resistencia pacífica en su “Casa Grande” a la “Consulta Post” que impulsa el Ejecutivo.
Por tres días en la sede de gobierno, los indígenas buscaron las formas de financiar el retorno de la totalidad de los movilizados hasta los departamentos de Beni y Santa Cruz. Los movilizados, el pasado 27 de abril, partieron desde la ciudad de Trinidad y caminando por 62 días llegaron a La Paz pidiendo reunión con el Gobierno de Morales.
El pasado 27 de junio, cuando llegaron a la capital paceña, se encontraron con centenares de policías, efectivos antimotines, perros amaestrados y el carro Neptuno del Ejército que cerraron el ingreso a la plaza Murillo, donde se encuentra en centro del poder político de Bolivia, el Palacio Presidencial y la Asamblea Legislativa Plurinacional.
El crudo invierno del altiplano paceño, la inadecuada alimentación, en muchos casos la falta de abrigo y colchas para pasar el día y la noche, el asedio de algunas personas afines al Movimiento Al Socialismo (MAS), los intentos de algunos funcionarios gubernamentales de devolverlos a sus comunidades y principalmente la indiferencia del Ejecutivo marcaron el recuerdo de los marchistas.
Sin embargo, decenas y centenares de ciudadanos residentes en La Paz cotidianamente llegaron con alimentos, ropas, palabras de aliento e incluso música hasta la vigilia que se encontraba al frente de la Vicepresidencia del Estado; donde fueron reprimidos con gases lacrimógenos y agua cuando una movilización feminista pedía que el gobierno les escuche la demanda de los marchistas.
Aproximadamente 1.300 personas entre niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos indígenas de diferentes pueblos de las tierras bajas, incluso originarios de tierras altas, llegó el pasado 27 de junio a La Paz pidiendo al Gobierno de Morales no construir la carretera Villa Tunari (Cochabamba) – San Ignacio de Moxos (Beni) partiendo el corazón del TIPNIS, sino desviarla por cualquier otro lado.
Erbol, La Paz