Arce Gómez dice que EEUU avaló su golpe

32 años después del golpe del 17 de julio, el coronel Luis Arce Gómez rompió el silencio. Ni Banzer ni Paz Estenssoro planificaron el derrocamiento de Lidia Gueiler, según el exministro.

Reveló que la acción militar de 1980 se planificó durante seis meses y que él la encabezó con apoyo de empresarios y con el aval de la embajada de EEUU.

Marcelo, en una hacienda. El exministro de García Meza aseguró que los restos de Quiroga Santa Cruz están en San Javier.



26 desaparecidos. Aunque los archivos militares están desclasificados, no se conoce el paradero de 26 personas.

Arce Gómez dice que EEUU avaló su golpe

32 años después, el exministro reveló a EL DEBER que la acción militar de 1980 se planificó durante seis meses y que él la encabezó con apoyo de empresarios y con el aval de la embajada de EEUU.

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image Seguridad. Luis Arce Gómez sube en un ascensor fuertemente custodiado por una escolta policial del Régimen Penitenciario. La Policía que un día le obedeció cuando era ministro hoy es su guardia carcelera

Ruy G. D’Alencar Delgado, EL DEBER

La palabra ‘confesión’ tiene un nuevo significado luego de oír hablar a Luis Arce Gómez, el exministro del Interior del Gobierno de facto del general Luis García Meza. Desde su celda en el penal de Chonchocoro, el hombre al que se atribuye haber dirigido el aparato represor de  la última dictadura militar boliviana habló por teléfono con EL DEBER para revelar detalles acerca del golpe del 17 de julio de 1980 y del Gobierno del que fue parte.

   Aceptó responderle a García Meza. Lo criticó. Con una voz ronca, suave y algo desgastada, Arce se declara autor del golpe. A 32 años del estallido de la violencia de un Gobierno al que se le reclaman 26 desaparecidos y 94 muertos, el ex hombre fuerte de la dictadura asegura que tenía el ‘visto bueno’ de la embajada de Estados Unidos. Dice también que el Alto Mando de las Fuerzas Armadas planificó derrocar a Lidia Gueiler, confiesa que él dirigió las refriegas desde su oficina. Ratifica que los restos de Marcelo Quiroga Santa Cruz se los llevó el general Banzer a su hacienda de San Javier y que tuvo una estrecha colaboración de Klaus Barbie, el nazi alemán apodado el ‘carnicero de Lyon’.

  – Muchos aseguran que usted sabe del paradero de los restos de Marcelo Quiroga Santa Cruz. ¿Dónde están?

– Yo ya dije mi versión aquí hace rato…

– ¿Que están en la hacienda de San Javier de los Banzer?

– Sí, eso fue lo último que supe. 

– ¿Y por qué a Banzer le interesaría llevarse los restos de Quiroga Santa Cruz a su hacienda?

– Quiroga Santa Cruz le iba a hacer un juicio de responsabilidades. Se odiaban cordialmente. Así son los políticos.

– ¿Es verdad que usted fue en persona al asalto de la Central Obrera Boliviana (COB)?

– No, no estaba ahí. Yo estaba en mi oficina.

– García Meza dice que usted fue en persona al asalto de la COB a eliminar a Quiroga Santa Cruz y que Banzer y Paz Estenssoro planificaron el golpe…

– No, no fui.

– ¿Cuál fue su papel en el golpe de 1980?

-¿Dice el general García Meza que Paz Estenssoro estuvo involucrado en el golpe?

– Sí, eso ha dicho.

– No es cierto. Yo sé que estuvieron metidos muchos empresarios privados, que alentaron el golpe, que pusieron dinero. El general Banzer estuvo metido, pero como militar nomás. Conmigo era muy amigo. Es mi paisano, pues. Yo soy cruceño. Era mi amigo el general Banzer. Pero fuera de eso no hablamos de golpe… No sé por qué el general García Meza está diciendo todas esas cosas. Si él escribió dos libros ya y ahí seguramente ha dicho su verdad.

– Usted dice que el sector privado apoyó el golpe, ¿quiénes y de qué ciudades?

– ¡Ah, no pues! No quiero hablar de eso. Tendría que preguntar primero a varias personas. Eran empresarios de todas partes de Bolivia. Los empresarios no querían saber nada de la señora Lidia Gueiler porque había un caos y anarquía.

– Previo al golpe de 1980, hubo varios atentados en La Paz. Explosiones, ataques de grupos políticos. ¿Cuál fue su papel en eso?

– O sea, a mí me acusan de todo porque los partidos políticos, como no querían soltar la mamadera, me acusaban de todo. Acusan al jefe de Inteligencia y comandante del Ejército…

– ¿Qué sabe de la muerte de Luis Espinal?

– Me acusaron de todo. De la muerte de Espinal también, de todo. Pero no sé nada.

– ¿Pero usted no tiene nada que decir sobre las declaraciones de García Meza?

– Yo no conozco qué es lo que ha dicho el general García Meza porque yo no lo veo a él desde hace dos años…

– ¿Ah, sí? Porque él dice que se ven y que hasta han tenido discusiones…

– ¡Mentira! Yo no lo veo desde hace dos años, desde que llegué. Una sola vez lo vi, cuando teníamos que declarar ante el juez y él me dijo que yo le echara toda la culpa a Banzer. Y yo le dije que no, que por qué le voy a echar la culpa a Banzer si nosotros fuimos los que hicimos el golpe…

– ¿Solo García Meza y usted dieron el golpe?

– No, yo lo hice. Porque él y los otros comandantes se fueron al Comando del Ejército y cada rato me llamaban por teléfono y me decían: “Oiga, ¿ya hubo huelga general?”. Yo contesté que no, que todo el mundo estaba de escapada… No puedo decirle nada más porque no conozco las declaraciones del general García Meza.

– Pero admite que coordinó el golpe…

– Yo hice el golpe. Eso no me niego, porque yo lo dirigí con los paramilitares. Después salieron los militares.

– Si el golpe fue militar, ¿por qué lo operaron con paramilitares?

– El golpe fue de los paramilitares, no fue directo del Ejército. Los militares pensaban que iba a haber huelga general y estaban listos para escaparse. Pero yo planifiqué el golpe…

– ¿Con el respaldo de quién?

-  Tenía el respaldo de mis compañeros de curso…

– ¿Solo respaldo militar?

– El golpe fue hecho con las Fuerzas Armadas. Yo era jefe de Inteligencia. El general Banzer era una especie de asesor.

– ¿Por cuánto tiempo planificaron?

– Por seis meses. Porque en Bolivia en ese tiempo no se podía hacer nada sin apoyo. Necesitábamos apoyo de los gringos. El país en ese tiempo era dependiente y sigue siendo dependiente. Había que planificar, hablar con unos y con otros, explicar los motivos. Pero en eso estuvo metido García Meza, no Paz Estenssoro. Los militares decíamos: Esta señora Gueiler está causando mucho caos y anarquía.

– ¿Con quién de la embajada de EEUU se reunió concretamente para plantear el golpe?

– Con el embajador, pero no me acuerdo cómo se llamaba.

– En marzo de 1981 lo remueven del Ministerio del Interior, ¿por qué?

– Bueno, según el general García Meza, eso era pedido de la embajada americana…

– ¿En atención a qué?

– Porque ellos me acusaban de narcotráfico.

– ¿Y era o no era narcotraficante?

– Bueno, pues yo fui a Estados Unidos y demostré que no era así. No había pruebas fehacientes.

– Pero usted dice que Estados Unidos apoyó el golpe y luego  lo acusó de narcotráfico…

– Al comienzo dio el visto bueno, pero luego se retiró. En ese tiempo todo el mundo nos acusaba de narcotráfico.

– Un senador estadounidense lo acusó de que el señor Roberto Suárez Gómez era su primo y que estuvo vinculado…

– No, no. El señor Suárez Gómez es de Beni y yo soy de Santa Cruz. Mi familia no tiene nada que ver con Roberto Suárez. El que diga eso no sabe nada de Santa Cruz. ¿Quién le ha dicho eso? Yo me río nomás porque todo eso no tiene nada que ver… Pero no le digo más porque por ahí usted me hace decir cosas que no he dicho.

– ¿Recuerda el informe periodístico del programa de TV estadounidense 60 Minutos en el que vinculan a su Gobierno y a usted con el narcotráfico?

– Nosotros sacamos una contra-acusación, como ahora ha hecho el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana. Pero la oposición había largado ya sus dardos. Igualito que a Quintana me hicieron. También la revista Veja me acusó y yo fui a Brasil e hice un proceso. Estando en Brasilia me di cuenta de que esa revista era un pasquín y me retiré.

– El golpe fue parte del Plan Cóndor, ¿correcto?

– No, el Plan Cóndor es otra cosa. Ese plan fue creado por Estados Unidos para crear fuentes de información.

– ¿Cómo participaron los articuladores del Plan Cóndor en el Gobierno de García Meza?

– Eran puros militares. Los que manejaban logísticamente eran los americanos.

– ¿La embajada de EEUU?

– El agregado militar de EEUU. En el golpe no intervino el Plan Cóndor. No tiene nada que ver con el golpe.

– ¿Y los Novios de la muerte, esos paramilitares, qué papel jugaron?

– Los paramilitares no tenían formación. Es que para mí en Bolivia, en sí, no fueron terminados de instruir. El guía de los paramilitares era Klaus Barbie, era una fuerza que debía remplazar a los militares.

– ¿Entonces ellos respondían a Klaus Barbie?

– Lo mandaron a Barbie y a los Novios de la muerte. Eran apoyo para el Gobierno. Eran nacionalistas. Cuando yo estuve en la escuela del Estado Mayor en España, conocí muchos compañeros de curso que eran nacionalistas y me dijeron: “Cuando tú necesites gente, te vamos a mandar”. Pero los paramilitares no llegaron a organizarse en Bolivia. Eran como ahora son los ponchos rojos, no son paramilitares.

– ¿Quién involucra a Klaus Barbie en las actividades de su Gobierno?, ¿quién le da el cargo de coronel?

– Barbie nunca tuvo el grado de coronel. Tenía el grado de Mayor ad honorem porque él estaba trabajando en la preparación de los paramilitares en la especialidad de Inteligencia, nada más. No eran como la SS alemana, que tenía armas.

– Pero se han presentado documentos firmados por usted y que evidencian un nombramiento a Barbie como coronel.

– Eso es mentira. Era un grado de asesor honorífico. Decir eso es de ignorancia supina.

– Pero no me ha contado quién mandó a los nazis que apoyaron al Gobierno de García Meza…

– No eran nazis. Eran nacionalistas y me los mandaron para preparar a los militares. A mí me los mandaron…

– ¿Quiénes se los mandaron?

– No pues, no puedo decir eso. Seguramente ya han muerto. Yo soy nacionalista también y no puedo hacer eso.

– A usted se lo responsabiliza por los 26 desaparecidos y 94 muertos que hubo durante la dictadura de 1980…

– Pero si no ha habido esa cantidad de muertos. Solamente ha habido dos muertos el día de la revolución que fueron Quiroga Santa Cruz y Flores Bedregal.

– ¿Y Gualberto Vega Yapura no fue asesinado ese día?

– No sé quién será ese. No lo conozco.

– Entonces, ¿usted no siente responsabilidad por las muertes y desapariciones?

– Mire, no es que no me considere responsable. Yo no soy el agente del MAS que niega todo y que no sabe quién mandó, quién ordenó. Todo lo que hacíamos se conocía. O sea, lo sabía el presidente de la República y lo sabía yo. No soy como los masistas, que hasta ahora no dicen quién hizo masacrar a los campesinos (marcha indígena). Yo digo ‘yo fui’ y se termina el asunto.

– ¿Cuál era el papel del paramilitar Baptista, que en 1980 actuó en Santa Cruz?

– Baptista trabajaba en Inteligencia, nunca fue paramilitar. Él era teniente y era pagado. Era colaborador.

– ¿Qué sabe usted sobre la masacre de la calle Harrington en La Paz?

– Yo no estuve en eso. Estaba en Cochabamba. Mi abuela también me decía: “Dicen, dice”. Esto no es decir. Se pueden decir muchas cosas, pero hay que hablar con pruebas.

– ¿Por qué cree que fracasó el Gobierno golpista?

– Los militares no estamos preparados para gobernar, además no tuvimos apoyo popular. Fracasó porque había división. Los militares que no recibían puestos eran los primeros en preparar el contragolpe. Por eso dije que todos los traidores deberían andar con su testamento bajo el brazo y el padre Pérez me cambió las palabras, para afirmar que yo dije eso a todos los bolivianos.

– Pero hay un video de la época que lo muestra diciendo tal frase y da la impresión de que iba para todos…

– No dice los bolivianos, dice los subversores. Uno de los curas de Fides lo interpretó mal.

– Respecto a la caída del avión en el que se transportaba la gente de la UDP, donde solo sobrevive Paz Zamora…

– ¿Qué tengo yo que ver con eso? Eso ya se demostró con un peritaje, fue por falta de experiencia del piloto.

– Se dijo que explotó una bomba…

– No explotó nada. Hicieron un peritaje y se establece una mala práctica del piloto.

– A 32 años del golpe, cuando usted recuerda lo que pasó, ¿no siente culpa?

– Me reprocho porque muchas cosas no se llegaron a cumplir. No se cumplieron los objetivos con los que se hizo el golpe. Nosotros planificamos estar 20 años en el Gobierno y luego llamar a elecciones. Hacer una segunda República, pero no se llegó a eso porque entre los militares peleábamos por ambición…

– ¿Y se mantiene tranquilo cuando piensa en la gente que murió en ese Gobierno?

– Es una lástima que muera gente, pero hay gente que no sirve para nada y que debe morir. Me siento tranquilo, mi suerte fue esa. Yo no le echo la culpa a nadie porque yo no soy cobarde. Yo tengo huevos y pantalones y además tengo un apellido que defender.

– ¿Cómo es un día ordinario de su vida ahora?

– Yo soy el encargado de la biblioteca.

– ¿Cómo distribuye sus tareas?

– Les damos libros a los que están encerrados, castigados. Prestamos libros, anotamos y pedimos que nos devuelvan en 15 días. Necesitamos que nos manden periódicos, aunque sean viejos.

– ¿Qué tipo de cosas lee usted?

– Leo libros, revistas y periódicos. Me gusta el deporte. Soy bluminista y mi familia también.

– ¿Se siente tranquilo a la hora de irse a dormir?

– Claro, ¿por qué no me voy a sentir tranquilo? A mí me respetan acá.

– Me ha contado su abogado que está tramitando tener acceso al seguro de Cossmil…

– Sí, es verdad. Eso lo está manejando el doctor Justiniano.

Critican la versión de Arce Gómez

Luis Arce Gómez  busca protagonismo, está tergiversando la historia y quiere que el presidente Evo Morales negocie su sentencia ejecutoriada a cambio de la ubicación de Marcelo Quiroga Santa Cruz. Así coincidieron  en señalar el presidente de la Asociación de Familiares de Detenidos de Desaparecidos Mártires de la Liberación Nacional (Asofam), Luis Alberto Aparicio, y la periodista e historiadora Lupe Cajías.

Sobre la mención de la ubicación exacta de Marcelo Quiroga Santa Cruz,  Aparicio comentó que Arce Gómez está cumpliendo una sentencia ejecutoriada de 30 años de presidio sin derecho a indulto y que estaría tratando de entregar el cuerpo de Marcelo Quiroga a cambio de su libertad.

Al respecto, Cajías dijo que el general Hugo Banzer Suárez tuvo relación cercana con Luis García Meza a nivel de ministros, embajadores y funcionarios porque eso iba a incidir en el juicio de responsabilidades que estaba llevando Marcelo Quiroga Santa Cruz en contra del ex dictador. Sobre la ubicación en una haciendo, Cajías dijo que “es poco creíble que un asesino traslade a su propia casa el cuerpo de su asesinado”.

“Evo quería dar la noticia sobre la ubicación de los restos de Marcelo el 17 de julio, sin embargo él dice que no podía transar, que Arce Gómez quiere negociar. No creo que los restos estén en la hacienda de San Javier. Arce Gómez  es un reo rematado, busca protagonismo”, sostuvo Aparicio.

Perfil   

Exministro y golpista declarado

Nació en Sucre, Bolivia, en 1938. De familia cruceña. Militar dado de baja de las Fuerzas Armadas de Bolivia. Fue ministro del Interior del Gobierno del general Luis García Meza, tras un sangriento golpe de Estado el 17 de julio de 1980. Se le acusa de haber participado en actividades de narcotráfico, golpes de Estado y persecuciones políticas. Aunque él lo niega todo. Ingresa en el Ejército, de donde fue expulsado en 1960, cinco años después de haber recibido el grado de teniente. Ante la adversidad, se vio obligado a ganarse la vida como pudo. Terminó haciéndose fotógrafo de "actos sociales". Trabajó por un tiempo en el diario católico Presencia, en La Paz, donde lo conocían como el ‘Malavida’. Estuvo vinculado a los gobiernos militares de Ovando y de Banzer. Se lo acusó de haber organizado el aparato represor de la ‘bota’ militar garciamecista. Se le atribuye responsabilidad sobre buena parte de las 94 muertes y 26 desapariciones ocurridas entre el 17 de julio de 1980 y marzo de 1981. Fue acusado por el Senado de EEUU y por la DEA de tener vínculos con productores y distribuidores bolivianos de cocaína, cargo por el que cumplió una condena en EEUU. Arce Gómez niega también esa acusación. Fue extraditado a Bolivia la madrugada del 9 de julio de 2009 y fue trasladado a Chonchocoro. Recibió una condena de 30 años sin derecho a indulto, la máxima pena en Bolivia.