Directiva de Hurtado inició procesos contra 13 dirigentes y los expulsó del movimiento. Adolfo Chávez dice que hay gente del Gobierno.
VIGILIA. Adolfo Chávez y Justa Cabrera instalaron, simbólicamente, la Cidob en la plaza. Esperan a más indígenas.
El Deber
La disputa por ocupar la Confederación de Pueblo Indígenas de Bolivia (Cidob) en Santa Cruz tiene a personas ‘infiltradas’. La directiva presidida por Melva Hurtado denunció ayer, en los ‘considerandos’ de una resolución que aprobaron durante una comisión nacional, que ‘palomillos y maleantes alcoholizados’ ingresaron la madrugada del domingo y agredieron a los dirigentes rompiendo puertas y ventanas.
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“Los maleantes se han llevado las mochilas, las camas, las ropas y toda la documentación. Hemos quedado sin nada. Lo que habíamos avanzado del trabajo de la comisión se lo llevaron”, reclamó Hurtado.
El expresidente de la Ganpi 2012 Ivar Vaca denunció, además, que durante la toma que hizo Chávez identificó a jóvenes ligados a la Unión Juvenil Cruceñista (UJC) que estarían participando de los hechos violentos. Samuel Ruiz, presidente de la UJC, negó cualquier intromisión y dijo que, al contrario, pedirán al Gobierno “dejar de hacer injerencia en la Cidob”.
Adolfo Chávez, el otro dirigente de la Cidob que ayer trasladó la presidencia y las nueve secretarías al frontis de la catedral cruceña, dijo que lo que pasó el domingo fue un ‘autorrobo’ planificado por el Gobierno. Mostró unas cintas amarillas que, según él, un grupo de jóvenes ‘no indígenas’ utilizaron durante la retoma que hizo el grupo afín a Hurtado, la tarde del domingo, similar a la represión en Chaparina. Chávez dijo también que el viceministro del Interior, Jorge Pérez, acudió al distrito policial de la Villa para liberar a un ayoreo detenido por intento de asesinato, pero que “querían liberarlo junto a los ocho indígenas aprehendidos”.
Jorge Aldunate, ex consejero departamental y militante del Movimiento Al Socialismo (MAS), fue otro de los denunciados por la dirigencia afín a Chávez. Aldunate aseguró que fue a la reunión de la directiva por invitación de dirigentes y para “recomendar que no caigan en el juego de Adolfo Chávez”. El exfuncionario aseguró que la dirigente Justa Cabrera estaba organizando gente en la Villa y en los alojamientos para realizar la intervención. Ayer, al menos 30 policías de cuatro unidades resguardaban la Cidob. Lily Cortez, comandante departamental de la Policía, al ser cuestionada sobre la presencia de efectivos durante la intervención liderada por Hurtado y no en la de Chávez, expresó que “la llamaron diciendo que se estaban agrediendo, por eso acudieron y que investigará el hecho”.
Entretanto, en siete oficinas de la Cidob hay restos de computadoras, vidrios rotos y documentos por el suelo. El defensor del Pueblo, Rolando Villena, reconoció una clara división de los dirigentes indígenas y advirtió que el oficialismo, opositores y algunas ONG “intentan dividir y enfrentar a los indígenas”.
Mario Uribe, fiscal general interino, instruyó iniciar acciones penales para dar con los responsables.
DURANTE LA JORNADA
– Expulsión. La directiva de Melva Hurtado resolvió expulsar del movimiento indígena a Adolfo Chávez, Ángel Yubanore, Mariana Guasanía, Cástulo Sejas, Tomás Candia, Ernesto Sánchez, María Saravia, Justa Cabrera, Jhonny Rojas, Lázaro Tacoó, Pedro Nuni, Celso Padilla y Fernando Vargas. Anuncian además justicia comunitaria a los dirigentes.
– Intromisión. En la resolución se prevé, además, “conminar al MSM, UN, Verdes, comités cívicos, Iglesia, ONG y ‘políticos fracasados’ no entrometerse en la vida orgánica de los indígenas”.
– Vigilia. Adolfo Chávez instaló simbólicamente sus oficinas en la plaza 24 de Septiembre. Recolectarán fondos para costear pasajes de indígenas y para denunciar los delitos del Gobierno.
– Medios. La directiva de Hurtado cuestionó que tres medios ya sabían de la intervención de Chávez y pidió “imparcialidad y respeto a las instancias orgánicas”.
– Ausencia. La directiva de Hurtado decidió no asistir a la comisión convocada para el 15 de agosto.