En el reino de la paradoja


Álvaro Riveros Tejada

Riveros Como si de un festival demoniaco se tratara, mientras en Oslo –Noruega se celebraba una ceremonia en memoria de los 77 jóvenes muertos hace un año por un desquiciado, casi simultáneamente en un cine del estado de Colorado- EE.UU. otro perturbado, vestido como el “Guasón”, (personaje que encarna al enemigo del mítico Batman), protagonizaba una inexplicable masacre en contra de inocentes ciudadanos, con un saldo de 12 muertos y más de 60 heridos.

No faltaron quienes atribuyeron dichos crímenes al estado de alienación de los sistemas capitalistas e imperialistas empero, a pocas horas de la comisión de dichos crímenes, despachos de prensa dan cuenta de una masacre producida en el seno del Estado Plurinacional, en el camino de Apolo a La Paz, donde unos delincuentes asesinaron a un pasajero de una flota y dejaron más de 7 heridos, como saldo de un atraco destinado a despojar a esos cristianos de sus posibles mercancías consistentes en oro físico u alijos de droga que se producen allí.



Al margen de toda consideración política o filosófica doctrinaria, el embate que los bolivianos venimos sufriendo a manos del crimen organizado nos mueve a revisar seria y serenamente las actitudes que deberíamos asumir para librar a nuestra sociedad de semejantes tragedias. Ya no basta atribuir dichos actos de violencia a actos aislados que pudiesen ser protagonizados por maleantes espontáneos. La entronización de cárteles de la droga en nuestro territorio, con todas sus secuelas de crimen y violencia que los caracteriza, es incuestionable y sobre ello se encargó de advertirnos la canciller de Colombia durante su estadía en Cochabamba y cada día, con más frecuencia, revistas, periódicos y toda laya de publicaciones extranjeras corroboran esta penosa realidad.

Al paso que vamos, ya podemos desplegar toda una legión de embajadores que, al estilo de Jerjes, partan a Sao Paulo, México, Bogotá, Washington, etc. para entablar sendas batallas contra los brulotes que generan los Leónidas de la prensa, tal empresa será ardua e infructuosa, en tanto y cuanto no pongamos en orden las cosas en casa desterrando la impostura y echando mano de la verdad.

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Resulta paradójico afirmar que estamos erradicando 10.000 hectáreas de coca anualmente, lo que significaría que nos hayamos librado de unas 50.000 en lo que va de gobierno, empero, un informe de las Naciones Unidas sostiene que todavía existen 31.000. ¿Teníamos entonces casi 80.000 Has?

En una muestra de descolonización y antiimperialismo el gobierno acaba de firmar un convenio con los transportistas para concederles un crédito de cien millones de dólares para importar autobuses de la China, a quienes ya les hemos comprado cerca de 1000 millones de dólares y no les vendemos nada. Con esa suma habríamos resuelto la mitad de nuestros problemas de salud y quizás, toda la problemática de seguridad personal y del Estado, empero, estas son las contradicciones que nos hacen vivir en el reino de la parajoda.