El ministro de Exteriores de Australia, Bob Carr, ha considerado este miércoles que es poco probable que el fundador de Wikileaks, Julian Assange, de nacionalidad australiana, sea extraditado a Estados Unidos.
En declaraciones al diario australiano ‘Financial Review’, ha explicado que Suecia, país en el que se le investiga por la presunta comisión de dos delitos sexuales, no le extraditará.
En este sentido, la subdirectora de Asuntos Penales y Cooperación Internacional del Ministerio de Justicia de Suecia, Cecilia Riddselius, aseveró ayer que su Gobierno no extraditará a Assange en el caso de que pueda ser condenado a la pena de muerte. «Nunca entregaremos a una persona que se vea amenazada por la pena de muerte», dijo, en una entrevista concedida al diario alemán ‘Frankfurter Rundschau’, aunque no descartó que Assange pueda ser entregado a Estados Unidos bajo «condiciones estrictas».
Enfrentamiento internacional
El Gobierno de Ecuador concedió la semana pasada asilo político a Assange, que lleva un mes refugiado en la Embajada del país andino en Londres, pero Reino Unido se ha negado a concederle un salvoconducto, insistiendo en que tiene la «obligación legal» de extraditarle a Suecia.
Assange solicitó asilo político argumentando que se encuentra en un «estado de indefensión» ante la posibilidad de que, una vez en Suecia, sea extraditado a Estados Unidos, donde supuestamente se está celebrando un juicio secreto, sin que Australia lo impida.
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Assange, por su parte, considera que se está produciendo una caza de brujas contra él y contra Wikileaks, y pidió el domingo al presidente estadounidense que la pusiera punto y final. El australiano cuenta con el apoyo jurídico del exmagistrado de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón. El fundador de Wikileaks asegura que es víctima de una «persecución política» por parte de Estados Unidos por revelar cientos de miles de documentos clasificados del Departamento de Estado sobre las guerras en Irak y Afganistán y sobre las relaciones diplomáticas con otros países.
Un «lavado de imagen»
Por otro lado, muchos han visto en la decisión del Gobierno ecuatoriano presidido por Rafael Correa de dar asilo a Assange «una operación de lavado de imagen». Es el caso de la Asociación Ecuatoriana de Editores de Periódicos (AEDEP), que considera que tras la concesión de asilo diplomático al fundador de WikiLeaks, Julian Assange, hay una «operación política» del Gobierno de Rafael Correa para «reparar» su imagen internacional en asuntos de libertad de expresión.
«Creemos que de alguna manera el Gobierno ecuatoriano está usando la figura del señor Assange, la celebridad de este personaje, para recomponer o reparar la imagen del presidente Correa en el exterior», dijo a Efe el director de la AEDEP, Diego Cornejo.
ABC – Madrid