Emilio Martínez
¿La asamblea ciudadana convocada para el 10 de agosto será una simple reedición del mitin político del pasado 21 de julio o logrará constituirse en un auténtico cabildo?
La disyuntiva aparece planteada en esos términos, visto el carácter personalista y partidario que tuvo el acto realizado el mes pasado, por más que en esa ocasión se haya usado de manera equívoca el término “cabildo”.
Ahora, el Comité Pro Santa Cruz parece haber tomado cartas en el asunto y la agenda de la asamblea ya no está centrada solamente en la preservación del cargo de gobernador para Rubén Costas, sino que se han incluido las problemáticas del TIPNIS y del Mutún, recogiendo los reclamos de diversos actores.
El punto, entonces, estriba en que la defensa de los intereses estratégicos regionales sea realmente central en la agenda y no un simple elemento decorativo o auxiliar, para adorno de una nueva concentración caudillista.
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El tratamiento que pueda recibir la cuestión autonómica también será decisivo para definir al evento en uno u otro sentido.
Aquí, el tema estriba en superar la mera manipulación emotiva de la autonomía como consigna, vaciada de contenido ideológico e identificada con una persona, tal como se la ha estado utilizado hasta el momento, para dar paso a una defensa inteligente de la legalidad y legitimidad del referéndum de mayo de 2008.
En conexión con esto, debería esbozarse una propuesta de reconducción del proceso autonómico, que incluya la sanción de leyes departamentales que echen a andar varios aspectos del Estatuto cruceño, así como un proyecto de reforma constitucional parcial para abrir un debate a nivel nacional sobre las competencias consignadas en la CPE.
Contenidos mínimos, en fin, para que Santa Cruz ponga nuevamente en marcha su liderazgo y no se reincida en la simple utilización de los temores y expectativas ciudadanas para la conservación de espacios burocráticos.