El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, es un «ciberguerrero» que fue perdiendo apoyos en una larga batalla judicial que lo llevó a refugiarse el 19 de junio en la embajada de Ecuador en Londres, para evitar ser extraditado a Suecia por cargos de agresión sexual.Assange sabía que contaba con cierta simpatía por parte de Correa, quien se entrevistó con él en abril.La entrevista se enmarcaba en una serie de programas políticos polémicos lanzados por Assange en la cadena de televisión internacional rusa pro-Putin RT. El primer invitado, el líder del movimiento chiita libanés Hezbolá, Hasan Nasralá, aprovechó ese espacio para reafirmar su apoyo al régimen sirio de Bashar al Asad, implicado en una sangrienta represión de un levantamiento popular.Los detractores de Assange vieron en esa iniciativa mediática una prueba más de la desnaturalización de su cruzada antiestadounidense. Una crítica formulada por varios disidentes de WikiLeaks, entre ellos el exportavoz alemán de la organización, Daniel Domscheit-Berg.La mayoría de los medios que lo apoyaron difundiendo sus primicias tomaron distancias. Cambió varias veces de abogados, se enfadó con su editor, que terminó por sacar una autobiografía «no autorizada». «Tal vez sea un falócrata, pero no un violador», dice Assange en el libro.Terra