Róger Cortés RógerLeer la Historia de una sociedad desde el psicoanálisis sería una iniciativa cubierta de retos, probablemente insuperables y de altos riesgos, incluyendo el de hacer el ridículo, cosa que suele afectarnos a todos y, presumo, especialmente a los que se meten con la Historia, profesionalmente o no. Con semejante fardo a cuestas, me atrevo a pensar que si explorásemos el subconsciente colectivo de los bolivianos encontraremos en él una enorme figura, representativa de YPFB que ocupa allá un magno altar en carácter de madre, o por lo menos, nodriza de la nacionalidad o al menos de su economía.El titular de la última revista de la Fundación Jubileo (junio-agosto 2012) “Sin la renta de gas y minerales el Estado tendría un alto déficit” nos recuerda la hiperdependencia boliviana de la extracción de materias primas. Puesto en números: el valor de nuestras exportaciones caería de los más de 9.000 millones de dólares a cerca de 2.500 millones y nuestra balanza comercial ostentaría un déficit cercano a los 5.000 millones de dólares.El título se presta a muchos ataques, de quienes cierran los ojos ante el riesgo de mantener el extractivismo y rentismo de nuestra economía y que pueden mofarse de la utilidad de presentar el tipo de hipótesis del artículo. Pero, fuera de la discusión sobre estilos, la obstinada realidad es que además del considerable retraso o inacción para transformar el patrón de acumulación, la madre o nodriza de nuestras empresas está recibiendo un trato miserable, precisamente, de una administración que busca llenarse de gloria con los aportes que recibimos de la estatal petrolera.Además del período extremadamente largo que ha llevado ponerla a funcionar, el ahora enfriado escándalo de la corrupción descubierta gracias al choque de un funcionario ebrio, nos ha mostrado la superficialidad y falta de profesionalidad con que se manejan las responsabilidades estatales, al enterarnos que ese ejecutivo, ahora preso, era el máximo responsable (¿?) del manejo de miles de millones de dólares en contrataciones directas de YPFB.Nadie más se ha hecho cargo del terrorífico hueco de seguridad en las inversiones nacionales más importantes y todo pareciera haberse resuelto con la tardía y absolutamente vulnerable promesa de incluir una “cláusula anticorrupción” en los contratos, que es como decirle a la nodriza de nuestra economía: “No te preocupes, si te quemas, nos encargaremos de hallar a un responsable que garantice que tus cenizas sean cristianamente enterradas”.Los Tiempos – Cochabamba