Matar al mensajero


José Gramunt de Moragas

GRAMUNT El Gobierno está dando muestras de una gran irritabilidad. En los últimos días la emprendió contra la Agencia de Noticias Fides por haber difundido unos párrafos de un discurso pronunciado por el Sr. Presidente en Tiwanaku. En esos párrafos, Evo Morales se enzarzaba en una madeja de conceptos sobre si los cruceños eran o no los causantes de su propia escasez. Lo cierto es que la imprecisión de las palabras del Mandatario se prestan a cualquier versión. Y no por la mala voluntad del intérprete, sino por la confusión del orador.

Lo que el Gobierno se propone ahora llevar a cabo, tal como en varios episodios de la mitología griega, es matar al mensajero. En este caso, el mensaje confuso lo dio el Sr. Presidente; ANF no hizo otra cosa que transmitir el mensaje. ¿Y por esto hay que degollarla? “Hay que sentar precedente con una sanción drástica”, según palabras textuales del ministro Romero. Lo que me cuesta imaginar es la causa de la tal “sanción drástica”. No encuentro en el código penal una figura de delito que puede aplicarse al oficio de simple mensajero. Además, la pena de muerte fue abolida hace muchísimo tiempo en los países civilizados. ¿Alguien habrá tan desorejado que pretenda reimplantarla con el fin de aplicar la “drástica sanción” a la ANF? Estoy seguro que no.



ANF es un medio de comunicación independiente. Lo hemos demostrado en el curso de los casi 50 años de trabajo. No mentimos, no difamamos, no calumniamos, no estamos condicionados más que por la verdad, la honradez, el servicio al país. No hacemos campaña y menos para desprestigiar al Sr. Presidente. Hacemos periodismo, procurando la mejor calidad. Los hombres y las mujeres de prensa que trabajan en ANF nunca se han sentido presionados. Ellos y ellas trabajan a conciencia, con profesionalismo y lealtad, dando lo mejor de sí mismos. Es una lástima que el Gobierno quiera repetir los mismos errores que los regímenes dictatoriales.

Así, como el Gobierno está dando pruebas de tener la epidermis muy sensible, no debe olvidarse que también las organizaciones promotoras de los Derechos Humanos están muy atentas a cualquier atentado contra el derecho a ser informado con verdad y precisión, a la libertad de pensamiento, a la libertad de expresión, a la libertad de prensa.

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Incluso el propio ministro de Gobierno, Carlos Romero, calificó a la Agencia de Noticias Fides como “patrimonio de la comunicación en Bolivia, es una agencia muy antigua, muy profesional”. ¡Si él lo dice…! Sin embargo, añadió: “Pero en este caso específico nos sentimos muy decepcionados con esa actitud”. ¿Decepcionado por el profesionalismo de ANF? Nos cuesta entender estas contradicciones.

Tal vez me exceda si digo que, a estas alturas de la vida, justo cuando acabo de cumplir 90 años, de entre todos los premios que he recibido a lo largo del tiempo en que he trabajado en la Agencia de Noticias Fides, el que más me alienta y aprecio es la solidaridad y afecto que recibo de los amigos, de los colegas periodistas, de ilustres personalidades de diversos sectores de la sociedad. A todos ellos, les doy las gracias.

ANF