Organización humanitaria dice que operativo policial perjudicó a jóvenes “en situación de calle”

El pasado mes de julio, un grupo de jóvenes trabajadores “en situación la calle” fueron trasladados sin explicación alguna y de manera violenta por policías y gendarmes de la Alcaldía hasta la Defensoría de la Niñez y Adolescencia, para luego ser destinados a hogares, y otros regresarlos a la calle. Para los jóvenes entrevistados por la Organización SON de VIDA, el operativo significó un “martirio” de cerca de cuatro horas, en las que se vulneraron sus derechos, se provocó angustia en sus familias, y sufrieron pérdidas económicas en el trabajo diario. Los testimoniosSentada y escuchando música, MR, una joven de 18 años se encontraba en la céntrica plaza de El Trompillo, ubicada frente al Aeropuerto Militar, cuando sorpresivamente un grupo de policías y gendarmes irrumpían en aquel momento. “Dos gendarmes me agarraron del brazo y yo les dije: ¿Por qué me van a llevar si yo no hice nada, no estoy haciendo nada, estoy sentada aquí? Yo estaba escuchando música con mis auriculares”, señala y agrega, “yo les preguntaba por qué me van a llevar y no me decían nada, y después les preguntaba dónde me llevarían, y tampoco me decían nada”. El relato de la aprehensión de la joven sigue: “Me jaloneaban así a la fuerza, me agarraban, yo no me quería subir puej. Me dijeron que me suba por las buenas, o si no me iban a subir por las malas”, de esa forma la obligaron a subir a una vehículo policial. La joven que vive en la periferia, esperaba el último bus para llegar a su casa.Para NS, un adolescente de 14 años que se ve obligado a vivir en las calles, pasando la noche en los drenajes de la ciudad, la llegada de los policías no fue algo nuevo, logrando escapar y resguardarse en Los Pozos, hasta retornar por la noche “Yo me escapé, porque si te agarran, te pegan y te botan lejos”, dice. Muy cerca del operativo policial estaba TP, un joven de 23 años, padre de familia, que se gana el día como limpiaparabrisas, quien no se alejó del lugar por temor a que pudiera suceder algo a sus hermanos pequeños. “Nosotros estábamos limpiando en el semáforo, y vi que estaban (policías) en la plaza agarrándolos, y como mis dos hermanos estaban ahí, pensé que se los estaban llevando”, cuenta y dice que los oficiales no les dieron ninguna explicación, solamente los arrestaron. “Yo, todavía les preguntaba: ¿Por qué razón nos detienen? Pero ellos no respondían nada, hasta que llegamos a la Defensoría de la Niñez, donde nos revisaron todo, nos hicieron sacar todas las cosas que teníamos, buscaron en todo lado, y no encontraron nada”. Añade que, estando los funcionarios de la Defensoría presentes, impidieron que se los llevaran a Espejillos (centro de puertas cerradas para jóvenes), “especialmente a mí, me iban a llevar”, afirma.Los jóvenes son sometidos a vejámenesLos jóvenes entrevistados por SON de VIDA dieron cuentan del trato de algunos policías, quienes no demuestran estar capacitados para lidiar en tales situaciones, tratándolos como a delincuentes, olvidando que detrás de la acción están niños, niñas, adolescentes y jóvenes. El limpiador de parabrisas relata: “A cada rato me miraban a mi fijo, y me decían que yo era drogadicto, que yo vendía droga: Yo te conozco a vos -me decían-. Y de dónde si yo no lo conozco a usted, ni lo he visto -respondí-. Vos vendés droga -me dijo. Si los policías te ven con cara de maleante o una cortadura, te llevan, y a mí me pillaron por esta cortadura que tengo aquí en la cara cuando me asaltaron, y dijeron que yo era igual, de la calle, y me querían llevar a toda costa; yo, no podía hacer nada”.Consultada sobre el registro corporal que los policías y gendarmes realizan, MR refiere: “Me quería registrar un guardia. Un amigo al que también lo detuvieron ahí, dijo que no lo hicieran. ¡Cómo me va revisar un guardia, un hombre…yo no me deje tocar! De ahí vino una mujer y me revisó… me hicieron sacar mis cosas que tenía, mi cartera, mi celular, mi billetera, que todo ponga al piso me dijeron, lo puse al piso y ahí revisaron todo”. Señala, además, que habiéndose comunicado con su padre telefónicamente, éste le preguntó dónde se encontraba para poder recogerla, sin embargo, los policías no quisieron darle la referencia exacta del lugar: “Mi papá me llamó y yo les dije que me agarraron. Yo les preguntaba (a los policías) dónde estaba, para que yo le diga a mi papá que me venga a recoger y no me querían decir tampoco. Y les preguntaba a los gendarmes, el policía no le dejaba hablar al gendarme. Así que nunca me decían dónde estaba. Hasta que una señora de la Defensoría de la niñez me dijo”. La joven, que llegó hasta la Defensoría, fue trasladada a un Hogar de Niños, que según ella se encuentra cerca del Hospital de Niños. En el albergue explicó su situación al “hermano” encargado, quien la asistió hasta la llegada del padre de la joven, y le dijo: “Te voy a dejar ir, o si querés te podés quedar a descansar hasta mañana, vas a tener alimento, vas a poder descansar tranquila y mañana en la mañana te vas”, me dijo el “hermano”. Yo le dije que no, mejor no, porque mi mama iba a estar preocupada… En cuanto llegó mi papá le dijeron que yo estaba bien, que no me había pasado nada, que no me encontraron nada, que me llevaron a un hogar solo por esa noche”.El retorno, a pieEn los peores casos, los niños o jóvenes son dejados en lugares lejanos a la ciudad, o bien los sueltan en las puertas de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia, según relatan algunos que ya pasaron antes por esa experiencia. Consultados si fueron de nuevo trasladados al lugar de donde había sido arrestados, respondieron negativamente, señalando que: “Nos tuvimos que venir a pie, ¿usted piensa que nos van a traer? ¡No, ni loco eso, si somos de la calle!”.No a todos en el mismo saco…Para SON de VIDA, una medida como el “operativo policial de rescate a drogodependientes y niños y jóvenes en situación de calle”, que se desarrollará recurrentemente -según declaraciones de autoridades a la prensa local- debería ser un llamado urgente a las instituciones involucradas, para que se identifique a niños y jóvenes que viven y trabajan en las calles, diferenciando de aquellos que sufren los estragos del consumo de drogas, o en riesgo de caer en el micro-tráfico de sustancias ilegales. Así como también, evitar que niños y jóvenes, que trabajan en las calles, tienen familia y no están involucrados en drogas, tengan que pasar por vejaciones de parte de gendarmes y policías. El reciente operativo policial se basó en “meter a todos en el mismo saco”, y afectó a algunos niños y jóvenes inocentes, los que llevarán las huellas del abuso a los que fueron sometidos.Boletín de prensa de Son de Vida