En medio de una escandalosa sesión donde se registraron gritos, empujones e insultos de vecinos, el concejal Freddy Soruco que fungía como presidente interino del Legislativo, incumplió el fallo del Tribunal de Garantías. Los concejales oficialistas anunciaron que iniciarán acciones legales hoy por el incumplimiento a la resolución de los vocales Ariel Rocha y Jimmy López.
Después de dos meses de inactividad, el Concejo Municipal de Santa Cruz de la Sierra reinstaló ayer el cuarto intermedio de la sesión del 7 de junio, fecha en la que tenían previsto la elección de la nueva directiva. El plenario del organismo legislativo estuvo conformado por 10 concejales titulares, cuatro del Movimiento Al Socialismo (MAS) y seis de Santa Cruz Para Todos (SPT), y el suplente Róger Lavardens. Los concejales anunciaron que iniciarán medidas legales por el incumplimiento que cometieron, tanto Soruco como Bravo.
"Lo digo con mucha lástima, la pantomima que hubo hoy (ayer) aquí para nosotros no existió", manifestó Vargas. A su parecer, existe la intención de seguir prolongando la crisis en el Municipio para evitar que los concejales fiscalicen los recursos del mismo. "Aquí a nadie le interesa el presidente o presidenta, no se trata de eso, la suspensión fue nula, no hay comisiones ahora en el Concejo. Qué pecado hemos cometido los concejales con fiscalizar la plata del pueblo", cuestionó Vargas junto a sus colegas después de entablar una reunión con sus defensores, Otto Ritter y Mirna Arancibia.
Desirée Bravo justificó su accionar señalando que solo cumplió con la orden del Ministerio Público. "Sigue habiendo una directiva, yo soy la presidente", añadió Bravo, al informar que la Comisión de Constitución deberá emitir su informe en un lapso de 15 días. "Si esperaron dos meses, por qué no, 15 días", finalizó.
Los medios de comunicación fueron los más perjudicados en la cobertura de la sesión que debía elegir a la nueva directiva del Concejo Municipal. Los gendarmes impedían el ingreso de la prensa a la sala del plenario.
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El concejal Óscar Vargas, intervino y ordenó su paso en medio de discusión y empujones con los mismos gendarmes. Formaban un pequeño callejón para que los trabajadores de la prensa puedan pasar hasta la oficina de Desirée Bravo. Inclusive una periodista denunció haber sido ultrajada por uno de ellos. Varios periodistas salieron agredidos físicamente después de los empujones.
Fuente: Red Uno, El Día
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