Bill Clinton “bendice” a Obama y lo empuja hacia la reelección


Cuando Barack Obama salió este miércoles unos segundos al escenario de la convención demócrata, los gritos de miles de personas se hicieron ensordecedores. Los delegados reían, lloraban y chillaban. El presidente iba a dar la mano amistoso a Bill Clinton, que, en cambio, con su calidez habitual, lo atrajo hacia sí y lo abrazó. Fue sólo un momento, pero tal vez ésta será la escena más recordada de la convención demócrata.

El ex presidente acababa de lucirse con un discurso de una hora en el que defendió con energía las políticas del hombre al que durante años despreció o intentó hundir. La presencia de Clinton servía para ‘vender’ el recuerdo de un tiempo mejor y subrayar la eficacia demócrata frente a las crisis económicas. El ex presidente hizo incluso la cuenta de los empleos creados en las Administraciones de cada partido desde 1961: republicanos, 24 millones; demócratas, 42. Muchos gracias a sus dos mandatos, cuando el paro cayó al 4%, la tasa más baja en cuatro décadas.

Pese a sus diferencias con Obama también en política económica, Clinton apoyó con vigor la capacidad del ocupante de la Casa Blanca para sacar al país de la crisis. "El presidente heredó una economía destrozada, paró el ‘crash’, empezó un largo camino hacia la recuperación y puso los fundamentos para una economía más moderna y equilibrada que producirá millones de trabajos de calidad, nuevos negocios y mucha riqueza para los innovadores", proclamó Clinton, que también atacó a la oposición. "El argumento republicano contra la reelección del presidente fue muy simple: le dejamos un lío enorme, no ha terminado de limpiarlo, así que vamos a echarlo y a ponernos nosotros otra vez", dijo Clinton.



"Ningún presidente, ni yo ni ninguno de mis predecesores, podría haber arreglado todo el daño en sólo cuatro años", proclamó. "Por supuesto que estamos mejor que hace cuatro años", dijo respondiendo a la pregunta de Ronald Reagan que los republicanos intentan resucitar ahora.

Las palabras eran especialmente poderosas por venir del ex presidente que consiguió superávit público en cuatro presupuestos, como no se olvidó de recordar. Además, Clinton es uno de los políticos más populares del país. Según Gallup, el 69% de los estadounidenses tiene una opinión positiva del ex presidente, incluso más que cuando fue elegido en 1992.

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Clinton salió al escenario despacio, relajado, con la sintonía más mítica de su campaña, el ‘Don’t Stop’ de Fleetwood Mac. Empezó a hablar con un hilo de voz, pero fue tomando fuerza. Y al rato apareció el candidato maestro de la retórica y la conexión emocional: cada vez que abría los brazos, cada vez que giraba el cuerpo hacia un lado y cada vez que hacía una pausa dramática, lo hacía en el momento perfecto para dar más dramatismo a sus sentencias y a sus bromas. Los delegados reían hasta cuando hablaba de oscuros números de deuda. La frase más mencionada después fue la que le dedicó a Paul Ryan por acusar a Obama de recortar la Sanidad. "Hace falta tenerlos de acero para atacar a un tío por hacer lo que has hecho tú", dijo Clinton, con palabras que no estaban en el discurso oficial.

El ex presidente exaltaba a los delegados, al borde las lágrimas. "Somos un país en un momento decisivo. Hemos tenido divisiones, esclavitud, ricos y pobres. Y por primera vez hablamos de toda América esta noche. Inmigrantes, negros, obreros y ricos. Aquí estamos todos. Es la primera vez que lo veo tan claro. Estos somos nosotros", decía a EL MUNDO.es Sara Stalman, una veterana de Maine.

Fuente: ATB, El Mundo.es.

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