Gas natural boliviano: escaso, vital y polémico

Luis Callaú

CALLAU El Estado boliviano tiene que decidir entre utilizar el gas natural para atender compromisos de exportación, a elevadísimos precios dada la coyuntura internacional, o destinar parte de la producción de este energético no renovable al mercado interno, para la industrialización de otras materias primas, como ser el mineral de hierro, satisfaciendo así las aspiraciones de desarrollo de un amplio segmento del territorio nacional.

La explotación del mineral de hierro y su posterior industrialización, pasando por diferentes etapas hasta llegar al producto terminado, como ser alambrón, barras de construcción y perfiles, requiere de un agente reductor que aporte calor, tal como el carbón, ya sea vegetal o mineral (coque metalúrgico), o bien, gas natural, que actúa solamente como elemento reductor (metano que se disocia en monóxido de carbono e hidrogeno, ambos potentes reductores del oxido de hierro dejando libre al hierro metálico).



Se define al acero como una aleación de hierro y carbono, con un contenido máximo del 2% de este último. Mayores contenidos de carbono dan lugar a las fundiciones. Por lo tanto, estamos hablando de una industrialización del mineral de hierro y del gas natural en la obtención del acero, ya que el aporte de carbono a éste, proviene de esa materia prima.

La siderurgia es la técnica para obtener el acero a partir de sus materias primas, mineral de hierro y gas natural. Es la madre de todas las industrias ya que de ella se derivan muchas otras, como lo demuestra la historia en países desarrollados o en vía de desarrollo que han marcado el ritmo de su evolución económica y social con el desarrollo de su industria siderúrgica.

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En ellos, las toneladas de acero producidas por año están en directa relación con el ingreso per cápita de su población.

Bolivia posee la mayor reserva del mundo de mineral de hierro en un solo bloque, el cerro Mutún; pero es el único país en Sudamérica que aún no tiene minería en gran escala, ni mucho menos siderurgia.

En Bolivia, para la fabricación del acero en gran escala la mejor opción es utilizar gas natural como agente reductor. Entonces, ¿por qué no pensar en utilizar parte de este energético para este fin? Es decir, de lo que tenemos, ¿por qué no invertir una cantidad razonable y generar una industria que a mediano y largo plazo asegure una fuente de ingresos al Estado, sin depender exclusivamente de la coyuntura actual y de la exportación del gas natural como materia prima? Si al final de cuentas el retorno económico será mayor por su efecto multiplicador, ¿por qué no dejar a las futuras generaciones una herencia sólida que beneficiará a todo el pueblo boliviano?

La toma de decisión debe tener en cuenta el valor agregado generado por la implementación de un polo de desarrollo en el sudeste boliviano, el asentamiento de industrias derivadas del hierro esponja, como mini acerías y fundiciones, presencia del Estado boliviano en frontera, ahorro de divisas empleadas en la importación de acero y mayor flujo monetario en la zona debido a los empleos directos y mucho más a los indirectos y, no menos importante, el desarrollo y consolidación de un puerto estable que facilitará las exportaciones de productos agroindustriales.

Para implementar este gran proyecto minero-siderúrgico, se necesita de grandes capitales, ya sean nacionales o extranjeros, iniciando la cadena productiva con la gran minería a cielo abierto, para luego pasar a una planta de beneficiado, donde se mejorará la calidad del material bajando el contenido de fosforo y de otras impurezas menos conflictivas.

Por lo expuesto anteriormente, debemos tener en cuenta los siguientes puntos:

1ro. Poner el máximo esfuerzo por parte del Estado boliviano para optimizar la distribución del gas natural, tanto en la exportación como en el consumo interno, y proveer al proyecto Mutún la cantidad necesaria de gas a un precio adecuado, para iniciar lo más rápido posible la industrialización del mineral.

2do. Optimizar el consumo interno de este energético no renovable, desarrollando proyectos alternativos, que aprovechen el potencial hidráulico, eólico o geotérmico, para la producción de energía eléctrica. Actualmente las termoeléctricas generadoras de energía queman más del 50% del consumo interno y pagan precios irrisorios a YPFB. De esta forma, en poco tiempo estaríamos utilizando este preciado gas en siderurgia o en otras industrias, recuperando rápidamente la inversión realizada en el cambio de la matriz energética.

3ro. Como el 50% del cerro Mutún, zona norte, se adjudicó a Jindal Steel Bolivia SA y ahora esta empresa ha abandonado el proyecto, seguramente planteará al Estado boliviano un arbitraje internacional, por lo cual probablemente habrá inamovilidad física de estos recursos hasta que se solucione el conflicto. Se debe buscar financiamiento, ya sea interno o externo, para el otro 50%, ubicado en la zona sur del cerro, que es de propiedad de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol) y que ahora está bajo tuición de la Empresa Siderúrgica Mutún (ESM), o en su defecto establecer una alianza saludable con capitales externos, e iniciar sin más pérdida de tiempo este proyecto a gran escala, adaptándose a la disponibilidad del gas natural, tanto para la siderurgia como para la planta de energía eléctrica.

Para dar inicio de inmediato a los trabajos, se puede dividir el proyecto en tres etapas:

Etapa 1. Gran minería, beneficiado y peletizado del mineral de hierro, sin requerimiento masivo de gas natural. No olvidemos que los pelets de mineral de hierro concentrado tienen un alto valor agregado y son un excelente producto de exportación.

Etapa 2. Planta de reducción directa, con una capacidad de producción de hierro esponja de acuerdo a la cantidad de gas natural disponible en ese momento. Una ventaja es que esta planta es modular y se puede ir ampliando según la disponibilidad del gas. El hierro esponja, producto de la reducción directa, se cotiza en el mercado al 50% del valor comercial del acero, pero consume la mayor cantidad de gas por tonelada producida.

Etapa 3. Planta siderúrgica. Para esta fase se requiere la mayor cantidad de energía, porque el acero, ya sea en palanquillas o en barras laminadas como producto final, consume gran cantidad de energía en los hornos eléctricos y esta energía se tiene que generar en una termoeléctrica. Esto significa consumo máximo de gas natural para todo el proceso.

Vemos claramente que podemos ir avanzando en función de la disponibilidad de gas natural, con una planificación acorde con la realidad del país y con una distribución balanceada de este energético, tanto en la exportación como en el consumo interno. Es posible empezar a trabajar en este gran proyecto, de a poco, pero firmes, pensando que con una utilización eficiente de los recursos disponibles se puede llegar muy lejos, para lograr mejores días y mejorar la calidad de vida de todos los bolivianos.

Energy Press