Gobierno dice que EEUU lidera la presencia de ONG en Bolivia

Son 32 organismos de Estados Unidos. El Gobierno de Evo Morales cuestiona el accionar de estas ONG y las enmarca en una estrategia de dominación regional externa.

EEUU lidera la presencia de ONG en territorio nacional

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Son 32 organismos de ese país. El Gobierno cuestiona el accionar de estas entidades y las enmarca en una estrategia de dominación regional externa.



32 organizaciones no gubernamentales (ONG) que operan en el país proceden de los Estados Unidos, señalan datos de la Unidad de Cultos y ONG, dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores.

En Bolivia operan 149 organizaciones no gubernamentales (ONG), de las cuales 32 proceden de Estados Unidos, cifra que lo convierte en la principal nación con instituciones de ese tipo en el país.

Así lo revelan los datos de la Unidad de Cultos y ONG, dependiente del Viceministerio de Gestión Institucional, del Ministerio de Relaciones Exteriores.

A Estados Unidos le sigue España con 22, Italia con 14, Suiza con 9 y Canadá con 7. Se añaden Holanda (5), Suecia (4), Bélgica (4), Reino Unido (3), Dinamarca (3), Alemania (2), Gran Bretaña (1), Austria (1), Francia (1) y el resto (41) se distribuye en otras instituciones.

La Unidad de Cultos y ONG del Ministerio de Relaciones Exteriores cataloga a estas instituciones en ONG extranjeras laicas, que suman 114, y las ONG extranjeras religiosas, que totalizan 35.

Estos datos muestran que se incrementaron las instituciones con estas características que operaban en el país hasta 2010, cuando las ONG laicas sumaban 104 y las religiosas, 30.

En el listado publicado en el portal del Ministerio de Relaciones Exteriores aparecen decenas de estas entidades extranjeras que operan, principalmente, en los departamentos del eje del país (La Paz, Cochabamba y Santa Cruz), pero también en zonas como Riberalta, Beni, y otras.

Esta expansión de las ONG a zonas donde antes no llegaban hasta hace unos años preocupó al Legislativo, por lo cual, desde septiembre de 2011, una comisión legislativa investiga su trabajo, labor que también fue impulsada por la presencia de estas organizaciones en el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis).

La explicación que hace el Gobierno es que algunas ONG asociadas a potencias capitalistas son parte de una “trama monstruosa y planetaria de control de la biodiversidad” con una “lógica imperial de preservación del medio ambiente para las grandes potencias”. Esta postura la ratifica el vicepresidente del Estado, Álvaro García Linera, en su libro Geopolítica de la Amazonía, Poder Hacendal-Patrimonial y Acumulación Capitalista.

“Si bien en los países del primer mundo hay ONGs como parte de la sociedad civil, en naciones del tercer mundo, como Bolivia, varias ONGs son realmente Organizaciones de Otros Gobiernos, o sea un poder extranjero en territorio boliviano que define la temática, el enfoque y la línea de financiamiento desde las prioridades de ese otro gobierno”, argumenta García Linera.

Señala que “algunas ONGs en el país fueron el vehículo de la introducción de un tipo de ambientalismo colonial que relega a los pueblos indígenas al papel de cuidadores del bosque amazónico (considerado propiedad extraterritorial de gobiernos y empresas extranjeras), creando de facto una nueva relación de privatización y extranjerización de los parques nacionales y los territorios comunitarios de origen (TCO), en las que el propio Estado ha perdido tuición y control”.

La delimitación de los TCO y posterior proceso de saneamiento desde 1996 fueron mayoritariamente financiados por la cooperación internacional, y hasta 2008, el saneamiento de tierras ejecutado por el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) fue costeado casi exclusivamente con fondos extranjeros.

El Vicepresidente indicó que el verdadero objetivo de la filantropía occidental fue conquistar territorios estratégicos y recursos de la biodiversidad a través de las ONG.

“Negociar con un pueblo indígena a través de una ONG local, financiada por otro país, es más fácil que establecer una relación de Estado a Estado. De otra manera (los países capitalistas desarrollados) tendrían que negociar, pactar o incluso enfrentar a otros Estados nacionales para conseguirlos”, dijo.

Organismos lucran con la protección de bosques

El vicepresidente del Estado, Álvaro García Linera, identifica una cadena capitalista que lucra con la protección de las áreas verdes postergando el desarrollo de los pueblos indígenas.

“La empresa capitalista financia a estas agencias de desarrollo, muchas de ellas articuladas mundialmente por Usaid; estas agencias privatizan y extranjerizan bosques en el mundo, en la Amazonía en particular, los hacen una especie de territorio supra o de una región supra estatal y a cambio de eso, de esa extranjerización del territorio, donde siempre va a haber pueblos indígenas, se da un incremento de la tasa de ganancia empresarial”, indicó.

Presencia extranjera en el Tipnis

Hace varios años, dentro del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis) se realizaron actividades que no beneficiaron a sus pobladores.

Una de las más remuneradas fue la explotación de madera, que en realidad se realizaba de manera ilegal y afectaba al propio territorio. Hasta hace poco había varias concesiones forestales dentro del parque, por ejemplo, la empresa Isigo SRL poseía 34.307 hectáreas, cerca de la comunidad Asunta. A éstas se suman las empresas Suri SRL, Cimargo, Hervel, Fátima B y Porinsa.

También se añade la cacería de lagartos. “Tres empresas trabajaban ahí, tres empresas vinculadas con los mercados europeos: Bolivian Croco, Sicuana Indígena SRL y la otra Bolivian Leather, las que hacen cinturones de cuero de primera, pero no puedes comprarlo aquí, sino en París”, indicó el vicepresidente Álvaro García Linera.

Se calcula que cada año 1.500 piezas de cuero de lagarto procesadas son comercializadas en esos mercados.

La tercera actividad no indígena que se desarrollaba dentro del Tipnis era la del turismo. A tal medida que en la zona hay un “aeropuerto para el uso exclusivo de los visitantes adinerados, quienes por 7.600 dólares disfrutaban de un lujoso hotel privado, de la caza de peces y de las artesanías de los indígenas”, señala el libro del Segundo Mandatario.

Fuente: CAMBIO (periódico del Estado Plurinacional de Bolivia)