Un proceso lo llevó a la cárcel y puede truncar su segunda gestión municipal. Se sinceró sobre el trago amargo de la política y el costo en la familia.
Salud. El alcalde se recupera de problemas del corazón. La cárcel no le sentó bien y quiere volver a casa para curar heridas
El Deber, Santa Cruz, Bolivia
Katsumi Bani habló desde su cama de enfermo. El alcalde de San Juan, acusado por un concejal opositor de presunto daño económico al Estado por la compra de un micro para transportar a estudiantes, se recupera de una afección cardiaca que se sumó a su problema legal. Acompañado de su esposa Kimie, espera su orden de libertad condicional que está en trámite para volver a su casa, después de haber estado cinco días en Palmasola.
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Bani sabe que su futuro es incierto. Su familia, con dos hijos, ha recibido amenazas de muerte, y en el Concejo tiene a la mayoría en contra. Pero de algo está seguro: su lucha contra la corrupción le está costando caro.
– ¿Cómo se encuentra de salud y cómo está su fuerza política?
– Sigo confundido, no encuentro respuestas. De salud estoy mejor, más tranquilo. Tengo arritmia, taquicardia, hipertensión, me han estado controlando eso. Confundido porque nunca dije que mis actos eran perfectos, pero me acusaron y directamente me llevaron a Palmasola. ¿Cómo es que me convierten en delincuente de un rato a otro?
– Al ser alcalde ¿usted no sabía que al adquirir ese micro usado podía traerle problemas?
– A las autoridades nos rige la Ley de Municipalidades y la Safco. La prohibición de la adquisición de un vehículo es un decreto y no una ley. Pero hay una posibilidad de adquisición por excepción bajo riesgo de la autoridad, siempre que sea en beneficio colectivo.
– ¿Usted asumió el riesgo?
– Sí, porque no podía permitir que se siga transportando niños y estudiantes en volquetas y camiones como se lo siguen haciendo. Ahora el Ministerio Educación permite que se siga practicando eso cuando se realizan juegos deportivos. Podemos hacer números, el vehículo costó Bs 77.000, mientras que el alquiler por un día de un bus costaba Bs 1.000. Eso me comía demasiado el presupuesto.
– ¿Quién es su principal enemigo?
– A mis enemigos nos los voy a nombrar, pero son las personas que no pudieron ganar en las elecciones y este es un tema, si hablamos de un país democrático, alguna institución debería defendernos, porque el alcalde es uno y los concejales son varios. El alcalde se queda solito y los concejales utilizan su fuerza.
– ¿Usted se siente solo políti camente hablando?
– Claro, porque en el Concejo estoy gobernando con un solo concejal. Son cinco concejales, dos eran de la Agrupación Siglo XXI de San Juan, dos del MAS y uno de ASIP, pero una se me volcó al MAS. Entonces, el MAS tiene tres.
– ¿Qué cree que pasó para que cambiara el escenario?
– Primero, y no es por culpar a las leyes, pero los que arman la ley (Ley Electoral y Constitución Política) no tuvieron la inteligencia necesaria para que en las elecciones, aún yendo por listas separadas (alcalde y concejales), se pueda garantizar la gobernabilidad.
Segundo, y esto es un poco duro para mí, tal vez yo pueda ser un alcalde anticuado en el sentido de que me he propuesto ser muy rígido conmigo con el tema de la corrupción. Que todas las licitaciones se hagan de la forma en que está establecida la norma y no generalicen al decir que el diezmo es algo natural.
Y tengo una anécdota. A una empresa que le adjudicamos le dimos el 20% de anticipo, pasaron 10 días y no empezó. Entonces mandamos la carta de recisión de contrato y ejecutamos la boleta. ¿Qué hizo la contratista? Empezó a utilizar al Comité de Vigilancia y a la dirigencia local diciendo que no va a pagar el 10% que el alcalde le va a pedir.
Entonces, llamamos a la señora y le preguntamos: díganos si el alcalde o cuál de los concejales le pidió el 10% del dinero. Tuvo que callarse naturalmente.
– Entonces ¿usted terminó con el diezmo en San Juan?
– No es que terminé, si no que fue así desde el principio de mi gestión, pero yo sabía que eso iba a traer consecuencias, porque lamentablemente la sociedad está contaminada.
– ¿O sea que el diezmo está prohibido en San Juan?
– No es prohibido, sino que es natural cuando se habla de la lucha contra la corrupción. El diezmo es el principal mecanismo de enriquecimiento ilícito de una autoridad. Por eso me atrevo a decir que si algún contratista me puede demostrar si como alcalde alguna vez le he condicionado para que lo pueda favorecer. Y uno de ellos era el denunciante, vino y me dijo que le diera una obra. Yo le dije que tenía que presentarse necesariamente a la licitación y de eso se molestó. Puede preguntar a exconcejales y a los ediles actuales si alguna vez los llamé para decirles que beneficiaran a alguna empresa o que nos dieran una retribución, situación que motivó todo esto. Por eso puede ser que sea anticuado y tal vez no pueda enfrentar esto porque nadie me cree, pero yo desafío a que me demuestren lo contrario. Y si esto no es correcto, entonces oficialicemos mejor el incremento del 10% a todas las obras y así hacemos fiesta y todos quedamos contentos.
El tercer tema es personal. Al no tener mayoría de concejales, vienen las componendas. Claro que hubiese sido fácil aliarse con cualquiera, darle a uno y sacrificar a otro.
– ¿Se aliaría con el MAS?
– Yo me pregunto ¿es necesario para gobernar en democracia aliarse a un partido que sea garantía para gobernar? Yo siempre he dicho no soy del MAS ni de Verdes, soy una agrupación ciudadana creada solo para San Juan, puede sonar egoísta, pero quiero demostrar eso y luego veré si doy el siguiente paso. Pero que me digan que soy de la izquierda, de la derecha, de arriba o de abajo, no. No hay nadie del MAS que me hubiera venido a ofrecer, siempre me han visto independiente.
– ¿Llegó al sillón municipal por política, por la necesidad de una comunidad?
– Me introduje en la arena política como producto de la Ley de Participación Popular, gracias a la cual un ciudadano común pudo ingresar para que su voz se convierta en política pública. Antes se tenía que ser militante político.
Tal como está armada esa ley se asemejaba demasiado al sistema organizativo de San Juan, donde desde hace más de 40 años se viene discutiendo las necesidades y las soluciones. Formé parte del comité para la creación del municipio porque no queríamos depender de San Carlos. En 2001 se aprobó la ley de creación de municipios. Yo soy alcalde desde 2005.
– ¿Cuándo vuelve a San Juan?
– Estoy esperando, ya fueron a recoger el mandamiento de libertad condicional, eso tiene que pasar por Palmasola.
– ¿Cómo ve el panorama político para su regreso?
– No sé si la situación es conciliable o no, ese es un tema que, aparte del apoyo de la familia, es de la comunidad. La comunidad se refleja en los concejales, porque si voy a tener cuatro concejales en contra, lo más lógico es hacerme a un lado y decir: “háganlo, aquí está”. Al principio yo dije que si la institución, como gobierno municipal, me tocó construirla, y si el Gobierno nacional como Estado quiere garantizar eso, entonces que vea la forma dónde acomodarme.
– ¿Qué pierde San Juan sin Katsumi?
– Mi desafío siempre fue que es conmigo o sin mí San Juan debe seguir mejor, en paz y que siga creciendo y llegando personas.
– ¿Piensa que es necesario luchar por ese liderazgo?
– Hay un deseo de gobernar con poder de decisión para cambiar y transformar. Para ello se necesitan dos componentes fuertes. La familia, a la que he maltratado demasiado por una ambición en el buen sentido de la palabra de seguir en el ámbito político. Mi idea inicial era que los cinco años eran suficientes para lograr el plan de gobierno, como la rehabilitación de la línea férrea.
Una vez concluido los cinco años quedó ese deseo de no tener ambición de poder. Porque muchos caen. Cuando concluyó el conteo de votos de la segunda elección y supe que gané, no conseguí la mayoría en el Concejo y lo advertí eso. Era necesario garantizar la gobernabilidad.
– ¿Volverá a la arena política?
– Tendré que tomar la decisión. Sigo de alcalde mientras se dé la imputación formal. Habrá una reunión con la comunidad y con la familia.
– ¿Qué dice su familia?
– Directamente no quiere saber que esté involucrado en esto, pero al mismo tiempo somos parte de la comunidad. No sé qué pasará. La alternativa de hacer un alto pasa por si me van a permitir gobernar. Siento una deuda con San Juan porque me han apoyado en este momento.
– ¿La política es más dura de lo que pensaba?
- No he estudiado ciencias políticas, pero me he venido preparando. Mi madre siempre me decía que he entrado a un territorio donde iba a tener mil aliados y mil enemigos. Con eso me quería decir que nunca piense que tendré todo el poder. Me considero modestamente ser un político y alcalde, hice cursos de gestión municipal en Japón y en Washington, para ver hasta dónde era posible administrar un territorio para conseguir una sociedad más justa. No solo pienso en San Juan, porque de nada sirve que ahí todo esté bien, si los otros pueblos vecinos no están en las mismas condiciones.
– ¿Cuál es el gran proyecto que tiene para San Juan?
– Es un territorio relativamente pequeño y al mismo tiempo grande. Son 1.620 kilómetros cuadrados. En el Plan de Desarrollo Económico Local está escrito que para la construcción ideal de la comunidad todas las personas económicamente activas, mayores de 18 años, tienen que tener un oficio, para producir y ser parte de la sociedad en la producción de riqueza y para ello tengo que garantizar estabilidad.
Todas las obras, caminos, puentes, escuelas, son un medio, no un fin. Ese es un tema que discuto mucho cuando se hacen las inauguraciones. La inauguración de una carretera no es el fin, sino que la gente pueda transportarse todo el año, lo mismo con una escuela, el fin no es que esté bonita, sino que allí se pueda dar una buena educación.
El objetivo central es que todas las personas, con todos esos enemigos y aliados que siempre hay, puedan crear una mínima armonía y los recursos necesarios, tanto económicos como naturales. Soy enemigo de depender de recursos no renovables, hay que seguir produciendo la tierra, pero con inteligencia. Así como los japoneses llegaron con sueños y sacrificio, hoy podamos vivir sin encuentros radicales con los mismos que compartimos desde hace años y todos los que vengan puedan tener similares oportunidades y condiciones para trabajar.
He viajado a varios países y he visto que otros mucho más pequeños son líderes. Por eso me pregunto ¿por qué nos quejamos de que tenemos poco territorio, si Tailandia que es mucho más pequeño es el cuarto exportador de frutas en el mundo?.
– ¿Cuántos días estuvo en la cárcel de Palmasola?
– Cinco días.
– ¿Fue una experiencia dura?
– Tal vez pueden pensar que soy ególatra, pero lo tomé como algo que corría el agua. No sentí que debía culparme de por qué yo estoy acá.
– ¿Pero el ambiente?
– Cuando salí de Palmasola para trasladarme a la clínica vi diferente a Santa Cruz de la Sierra, aún siendo las mismas calles y avenidas. La vi como algo nuevo a pesar de haber sido corto el tiempo de encierro. La vida en Palmasola fue un aprendizaje, estábamos todos mezclados, es un mundo donde se aprende a sentirse igual. Uno cree que yo soy yo y tú eres tú, pero adentro somos nosotros. El médico que me atendió era preso, la persona que me hizo masajes era un reo, fue una situación única.