Biden enseña a Obama cómo debatir

El republicano señala que la economía con Obama "cojea" y va en "la dirección equivocada"

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Anoche los demócratas pudieron por fin respirar. Habían estado conteniendo el aliento desde que la semana pasada Barack Obama dio una patética actuación en el primer debate presidencial y dejó escapar a Mitt Romney con todo lo que quiso decir, incluso cuando contradecía claramente lo que él mismo ha estado diciendo en la campaña. Fue su vicepresidente Joe Biden el que anoche puso a los republicanos en su sitio, no tanto para convencer a los independientes, que rara vez deciden en base al segundo de a bordo, sino para canalizar la furia de sus bases y convertirse en su válvula de escape.



“¡Dejad ya de decir cuánto os preocupa la gente y mostradme algo!”, protestó. “Y por cierto, habláis de esta gran recesión como si hubiera caído del cielo. Oh, dios mío, ¿de dónde salió?”, preguntó irónico. “De este hombre votando a favor de dos guerras que han cargado en las tarjetas de crédito y recortes fiscales de un billón de dólares para los más ricos. Yo estaba allí. Voté en contra”.

Apuntaba al congresista de Wisconsin Paul Ryan, candidato a vicepresidente de Mitt Romney, que a pesar de acabar contra las cuerdas en el cuadrilátero del Centre College de Kentucky demostró mucho mejor estilo que el vicepresidente. Biden, un viejo zorro del Congreso al que Obama eligió por sus habilidades para debatir, le ganó en sustancia, pero sus constantes interrupciones (82, según la cuenta republicana), su risa sarcástica y su estilo condescendiente irritaron a muchos.

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Como consecuencia, en la pequeña muestra de indecisos que CNN acorraló en el estudio, el 71% pensó que Biden lo hizo mejor de lo que esperaban, mientras que el 55% pensó que Ryan lo hizo peor de lo esperado, pero en la valoración final ambos estaban empatados. Una muestra casi exacta de lo que mostraron las encuestas generales entre votantes potenciales: el 48% dio por ganador a Ryan y el 44% a Biden, con un margen de error de cinco puntos que les deja en empate técnico. Y a la vez, un retrato fidedigno de la realidad nacional entre Romney y Obama.

Bofetadas cargadas de sustancia

Sin embargo, la vida de este debate, el único que disputarán los vicepresidentes, será corta, porque el martes sus jefes volverán a batirse en un duelo mucho más decisivo. Biden le ha enseñado a Obama que lo que las bases aprecian es el estilo directo de bofetadas cargadas de sustancia. Y la energía de las bases es lo que necesita Obama para ganar la reelección. Sustancia, por otro lado, es lo que no faltó en un debate dominado por la política exterior, que empezó con Ryan atacando al gobierno por no haber protegido adecuadamente el consulado de Libia

“¿Hablan de seguridad?”, replicó Biden. “El congresista aquí sentado votó para recortarnos la partida en 300 millones dolares”. Biden tampoco dudó en en airear las dos cartas que Ryan le escribió pidiendo para su estado dinero del estímulo económico que ahora critica. El famoso 47% de los estadounidenses, que Romney despreció en un vídeo grabado con cámara oculta, y que Obama nunca mencionó en el debate, para frustración de sus seguidores, salió no una sino tres veces, entre ellas en el alegato final.

“Probablemente habéis detectado un poco de frustración por mi parte con su actitud sobre el pueblo estadounidense”, se disculpó con premeditación. “Mi amigo aquí dice que el 30% de los estadounidenses se aprovechan del sistema. Romney dice que el 47% no se responsabilizan de sus vidas. Para mí es personal. Está hablando de mi padre y de mi madre, de los lugares en los que crecí, de mis vecinos”.

Con eso acababa de posicionarse como paladín de la clase media, y poco antes se había ganado a las mujeres a las que Obama perdió en una sola noche. La moderadora, Martha Raddatz, enfocó la pregunta del aborto desde el punto de vista de la religión, con dos políticos católicos a la mesa. Ryan admitió que no es capaz de separar su vida política de la privada o de su fe, y advirtió que su gobierno se opondrá al aborto “con las excepciones de violación, incesto y vida de la madre”. Biden dijo aceptar la versión católica de que la vida empieza en la concepción pero prometió no imponerla a los demás. “No creo tener derecho a decirle a las mujeres cómo controlar su cuerpo”. Y con eso, todos los genios están fuera de la botella. Ahora corresponde a Romney y Obama lidiar con ellos el martes en Nueva York.

Fuente: abc.es. Imagen: Joe Biden y Paul Ryan se saludan al comienzo del debate. / Nicholas Kamm (Afp)