Capriles ganó perdiendo

Emilio Martínez

capriles Las elecciones venezolanas del pasado domingo arrojaron un resultado paradójico: Henrique Capriles ganó perdiendo, mientras que Hugo Chávez tuvo su victoria pírrica.

Lo primero, dado que el candidato de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) logró incrementar la votación opositora en 2 millones, pasando de 4.292.466 votos en el 2006 a 6.327.429.



Lo segundo, porque el chavismo se estancó electoralmente, sumando algo más de 400.000 votos al respaldo que tuvo en los anteriores comicios presidenciales (de 7.309.080 a 7.731.972 sufragios).

Lejos, por lo tanto, de los 10 millones que Chávez había pronosticado durante su “campaña perfecta”.

Nuevos votantes

Tanto el notable incremento opositor, así como el leve aumento chavista, provienen mayormente de los 3 millones de nuevos votantes que se sumaron al padrón electoral venezolano, a lo que se agrega la reducción de la abstención.

Se trata de una oleada de jóvenes que se incorporan a la práctica de las urnas, favoreciendo en alto porcentaje a la oposición democrática.

Tenemos, entonces, que el relativo éxito de la MUD se debe tanto a la ingeniería política (unidad opositora, elecciones primarias, discurso moderado de Capriles) como a un cambio estructural, demográfico, en la sociedad venezolana.

Coincidentemente, encuestas como la de IVAD muestran que el apoyo por Capriles Radonski es mayor entre los jóvenes de 18 a a 34 años (38%), declinando a 26,5% en la franja etárea de 35 a 49 años, y al 15,4% entre las personas con más de 50 años.

El líder opositor tiene al futuro de su parte.

Empate social

Aunque el margen de distancia entre ambos contendores excede al de un empate técnico, en términos sociológicos puede decirse que Venezuela vive ahora un empate entre dos cuasi-mitades: el 54,42% que apoyó al PSUV contra el 44,97% de la MUD.

Este empate social es quizás el dato más importante revelado por los comicios del 7-O, anulando las pretensiones chavistas de invisibilizar a la oposición o de reducirla al rango de pequeñas minorías “digitadas por el imperialismo”.

Es ahora media Venezuela la que Chávez tiene enfrente.