Cuando la mentira se pinta de rosa

Daniel A. Pasquier RiveroEl Día Internacional de la Libertad, 9 de noviembre, tuvo un sabor especial en Santa Cruz, por la realización de un Foro Internacional bajo el rótulo de “Democracia y Desarrollo en América Latina: la barrera del populismo”. Un acierto la fecha, que recuerda la caída del Muro de Berlín. Otro, los panelistas invitados. De ellos, alguno ya entrevistado por la prensa local, trataré de rescatar a vuelo de pájaro ideas básicas, que fueron presentadas de forma fresca y ajustada a los tiempos.El Vice A. García la pone en bandeja. Protesta airadamente contra el bloqueo comercial de EEUU a Cuba. No se midió, como suele hacerlo, en sus adjetivos. Dijo, es una “historia entre un país grande y otro pequeño”. Si se refería a las dimensiones geográficas, tiene toda la razón. Sin comparación el minúsculo brote isleño en el Caribe con el gigante transoceánico ubicado, para su desgracia, a solo 150 millas al norte. Si se refería en términos de dignidad, totalmente inoportuno; achacar a los cubanos de pequeñeces, al menos, es incorrecto. Al menos en sus primeros años el régimen castrista intentó una gesta heroica y grande. Después convirtió su lucha en un capricho antihistórico exportador de violencia y muerte, hasta donde no los llamaban. Mientras tanto, su mecenas, la URSS, principal sostenedor económico y político, con más pragmatismo, se había inclinado por reconocer a la potencia que tenía al frente; retrocedió, y dejó a Cuba en la estacada. Solo la testarudez de su conductor la mantendría luchando. Culpar a otro de la desgracia, ayuda a aliviar la carga. ¿Algo parecido a cuando recurrimos al tema del enclave soberano sobre el Pacífico? Políticamente siempre ha ayudado, y ayuda. Cuba era la perla del Caribe, adelantada tecnológica y económica de los países hispanos. La última que soltó la Corona de España. Pero, el modelo político y económico del comunismo, más ortodoxo que el practicado en la misma URSS, la fueron destruyendo hasta constituir un país fracasado. Cincuenta años tardó el barbudo líder en reconocer su fracaso: el socialismo (comunismo) no sirve ni para Cuba. Para qué repetir la lista de Estados más pequeños que han triunfado, con menos recursos, aislados, con gobiernos más o menos democráticos, bajo la condición de tener las puertas abiertas al mundo. Y garantizando siempre márgenes de libertad a sus ciudadanos que harían la envidia de cualquier cubano. Países que además no han tenido que recurrir a la billetera de los petrodólares ni de ningún otro dictadorzuelo para seguir malviviendo e hipotecando todo el sistema de libertades. ¡Libertad! Eso es lo que debería pedir el Vice, por solidaridad con el pueblo cubano. Más de dos generaciones en el oscurantismo inimaginable de una sociedad bajo control político, con todas sus libertades cercenadas, encerrados físicamente (presos y cautivos) en los estrechos límites de una isla rodeada de tiburones, cual castillo de la Edad Media rodeada de un foso que se cruza por un puente sometido a la voluntad del señor feudal. Miles en estos años han preferido la muerte, antes de vivir, sin intentarlo al menos, gozando de libertad.Las NNUU se sostienen desde su fundación en 1948 con los aportes de sus miembros. Todos tienen voz y voto, pero no todos asumen las cargas con igual responsabilidad. Tres países cancelan más del 50 % de las facturas, muchas de las cuales benefician casi únicamente a los más de 180 países que aportan menos del cincuenta por ciento. Y a pesar de que no existe ninguna prohibición para asociarse de otra manera y de buscarse otra sede, se insiste, año tras año, en que se levante el bloqueo comercial a Cuba. Tema absolutamente bilateral, que hace a la relación de dos Estados que, por las razones que sean, tienen diferencias y distintos modos de conducir sus pueblos. En Cuba no hay respeto alguno a los Derechos Humanos, como los establece la Carta Fundamental de las NNUU, y tampoco es gobernada con esa “democracia mínima” que se refleja con la alternancia en el poder mediante elecciones con garantías elementales de transparencia. Hoy Cuba ha llegado al punto de ser gobernada por un fantasma que no se sabe si está vivo o ya está muerto. Quizás, las prolongadas charlas de Fidel con el autor de Cien años de soledad, pueden haberle inspirado esta figura colosal de fraude para la historia. Es por eso que, en esta situación, las referencias del Vice a la “decrepitud moral, histórica y política”, pone en duda realmente a quién se está refiriendo. Espacio retórico para el pacifismo plurinacional. En eso se convierte cuando se sostiene que “la vida pacífica entre estados y entre pueblos, que tiene que ser el principio básico del sistema mundial de estados y gobiernos”, mientras la cotidianidad de la convivencia entre bolivianos se ve amenazada hace años, pero sobre todo desde 2006, por lo arbitrario y discrecional del uso y abuso de la justicia y los medios represivos. Cuando la Cancillería se ve sobrepasada por declaraciones y acciones desde el Legislativo u otros del Ejecutivo que ponen en jaque las relaciones establecidas con laboriosa dedicación, aunque no exenta de falta de profesionalismo, con los Estados vecinos o amigos de los que todavía se recibe cooperación y ayuda. Con convicción, con mucha fuerza y coraje, los foristas defendieron las bondades del sistema democrático, en especial frente a los gobiernos del Socialismo del siglo XXI. Todos con la misma cartilla, nacida en el Foro de San Pablo, algunos de los actores actualmente entre los acusados y condenados en el Juicio del Siglo seguido por la justicia de Brasil. No es para menos. La estela de corrupción larga y profunda, debilita a la democracia y al Estado de Derecho. Queda claro que la ignorancia y la demagogia populista van contra ruta a los esfuerzos por salir de la ingobernabilidad y la pobreza a los pueblos de Latinoamérica. La mentira, por mucho que se vista de rosa, mentira se queda.