La huella de Warnes en el ideario cruceño

Carlos Dabdoub Arrien

La historia refiere que el coronel Ignacio Warnes llegó a los "territorios libres de Santa Cruz" el 24 de septiembre de 1813, tres años después del grito emancipador cruceño de 1810. Este militar argentino no era precisamente un guerrillero, sino un soldado de línea y hombre de gobierno, que ejerció a plenitud sus poderes plenos en esta región como si fuera un estado cuasi federal. Durante su administración decretó la libertad de los esclavos, haciéndolos participar en los cuerpos llamados "Pardos Libres y Morenos". Organizó la caballería bajo las órdenes del ‘Colorao’ José Manuel Mercado y cuando Buenos Aires pretendió removerlo del cargo, se declaró rebelde y autónomo. De este modo, la mal llamada ‘republiqueta’ de Santa Cruz de la Sierra no respondía a las órdenes de la Audiencia de Charcas ni del Perú, y menos al gobierno del Río de la Plata. Ella fue soberana en sus decisiones.

Warnes junto al ejército ‘camba’ cruceño, triunfó en las batallas de la Florida (25 de mayo de 1814) y Santa Bárbara (7 de octubre de 1815), afirmando la independencia de Argentina y consolidando el dominio sobre las tierras de Chiquitos, respectivamente. Al grito "¡A morir o con gloria vivir!", este héroe de la patria muere trágicamente en la llanura del ‘Pari’ (21 de noviembre de 1816) a manos del ejército realista dirigidas por Francisco Xavier de Aguilera. Algunos opinan que fue la batalla más sangrienta de la guerra independentista. De esta manera,  se perdía al hombre en quien los cruceños habían depositado sus esperanzas de libertad, justicia, equidad y más que todo de autodeterminación, y también caía la más extensa gobernación del Alto Perú (1.600.000 km²).



Al evocarse los 184 años de la batalla del Pari, surge el Movimiento Autonomista Nación Camba’ (21 de noviembre de 2000). Sus dos manifiestos de 2001 (Memorándum. Santa Cruz y el nuevo pacto con el Estado boliviano), cambiarían el curso de la lucha descentralizadora por un nuevo desiderátum, que primero fue cruceño y luego nacional: el de la autonomía y el del nacionalismo histórico o ‘identitario’. A menos de una década de dicha propuesta, apenas se consolidaron mediante voto democrático los gobiernos departamentales y municipales, dándose tenuemente los pasos iniciales de este extenso proceso político-administrativo, todavía en ciernes. Al respecto, en la historia de la humanidad este proyecto siempre ha sido largo y espinoso, y en consecuencia, no hay que declinar ante la sempiterna oposición del andinocentrismo.

La huella que dejó el prócer Ignacio Warnes en sus 38 meses de gobierno autónomo en Santa Cruz, marcó una profunda impronta en el ideario de la gente que habitan estas tierras feraces que defienden la libertad como el aire que respira, al igual que sus aves y palmeras aman al viento. 

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"¡Libre es el suelo donde yo he nacido!" clamaba Raúl Otero Reiche y a decir de Hernando Sanabria, el destino de Santa Cruz hubiera sido otro si Warnes no moría.

 

EL DEBER