En el estadio Libertadores de América, los dos equipos ya estaban plantados en el terreno de juego para disputar la etapa complementaria, pero una facción de la parcialidad local arrojó los proyectiles que aturdieron al golero Carlos Olave. Ante la imposibilidad de que el meta pueda seguir, el árbitro Saúl Laverni suspendió el cotejo. Hasta ese momento, los cordobeses ganaban por 1 a 0. Al instante que los violentos arrojaron la primera bomba de estruendo, Olave cayó al piso y fue socorrido rápidamente por sus compañeros.
Pero los barrabravas siguieron, lo que generó que el arquero, aún aturdido y confundido, debiera levantarse y alejarse del área penal. Al mismo tiempo, Américo Gallego -entrenador del equipo rojo- entró al terreno para pedirles calma a los provocadores. "No lo puedo creer, estoy muy mal…", sostuvo el director técnico, al borde de las lágrimas y en medio de su desesperación, porque Independiente está en zona de descenso. Ahora, intervendrá el tribunal de disciplina de la Asociación de Fútbol Argentino, y luego del descargo de las autoridades del club de la provincia de Buenos Aires, la misma institución tomará las decisiones que crea pertinentes.
Las opciones no son muchas: o se le da por perdido el partido a los “Diablos” o el mismo continuará, en fecha a determinar y -seguramente- en otro escenario. Todo sucedió en el contexto de una batalla que lleva adelante, casi en soledad, el presidente del “Rey de Copas” Javier Cantero contra la barra que, según sus propios dichos, por “negligencias previas se adueñó del club”. Desde que asumió como máxima autoridad, en diciembre de 2011, el titular se enfrentó públicamente con la banda liderada por Pablo “Bebote” Álvarez. “Decile a tu gente cuanta guita (plata) te llevabas en la época de Comparada (anterior presidente del club): US$ 42.000 en septiembre, 32.000 en octubre… Te lo voy a demostrar en la Justicia. Vos sos un mentiroso. Sos un ladrón…”, fueron las duras acusaciones que Cantero le propinó al barrabrava, en un cruce que tuvieron delante de las cámaras de televisión. Para extirpar a la violencia de los estadios argentinos, los presidentes de los clubes deben tener la convicción de erradicar a los generadores. Pero luego, las autoridades locales y nacionales tendrán que acompañar a los dirigentes con medidas legales, porque la organización, al estilo mafia, que tienen las facciones radicales no puede disolverse desde el despacho de un club.
Fuente: Infobae
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