El Real Madrid se clasificó sacando agua de un barco que pudo hundirse. El riesgo existió, claro que existió, pero los de Mourinho no debieron provocar esa situación. Se marcharon ganando al descanso gracias a un gol de Benzema y con la sensación de haber podido matar al City, pero el Madrid fue demasiado bueno y el equipo inglés lo agradeció. No tuvo ningún tipo de sentimiento, empató y se partió el pecho por no morir en la Champions, aunque volvió a irse antes de tiempo.
Dos años fracasando con tanto dinero y joyas en el campo merecen un análisis pormenorizado. El Madrid salvó los muebles aguantando estoicamente el empuje final del City, que empató con la colaboración del colegiado italiano Gianluca Rocchi. A Kompany le permitió tratar mal a Cristiano, pero peor fue el penalti que pitó y que significó el empate. Cayó el Kun dentro del área y Arbeloa se fue a la calle al ver su segunda amarilla. El contacto parecía insuficiente y Agüero completó el trabajo batiendo a Casillas y condenando al Madrid al sufrimiento. Mucho antes, el equipo verde dejó vivito y coleando al City y el precio pudo salirle carísimo.
El Madrid volvió a comenzar francamente bien, volvió a desperdiciar ocasiones que hubiesen sepultado al rival y volvió a pagarlo aunque lo que costó se aceptó porque vale estar en octavos de final. Mancini dejó al equipo solo ante el peligro y el Madrid lo aprovechó, pero pudo hacerlo mucho más en esa primera mitad que ya se ve tan lejos. Con Touré solo en el medio, y eso que el gigante marfileño casi lo abarca todo, el City estuvo partido en dos trozos. Cinco atrás y, arriba, los artistas, controlados por la defensa madridista, pendiente de hasta si se ataban las botas Kun, Silva o Nasri. El Madrid fue muy profesional y se liberó al contragolpe, donde corrió más rápido que el sonido para abrir el marcador y perdonar unos cuantos goles.
El primero lo marcó Benzema, una fiera en una competición que mide y pesa a los futbolistas. Di María filtró un pase entre líneas y la numerosa línea defensiva del City se lo tragó. El gato entró por allí y batió a Hart desde el área pequeña, lugar al que dejó acceder al delantero madridista. El Real Madrid cumplió a rajatabla la tableta de Mourinho y, por delante, el robo fue el inicio de numerosas ocasiones, hasta tres de ellas perdonadas por Khedira. Cristiano, señalado por ser un ‘red devil’ hace unos años, se equivocó varias veces. Sus ganas por comerse el mundo no le dejaron pensar. Al descanso, Mancini enmendó su error con la entrada de Javi García por Kolarov y el paso atrás del Madrid hizo el resto. El City se hizo con el control de la situación y pasó lo que se veía venir. Con Silva amenazando, los ingleses se enchufaron a un partido en el que nunca debieron estar. El empate lo retrasó Casillas en un remate de Agüero que sacó con el corazón que no le cabe en el pecho. Después, nada pudo hacer en el penalti. Sonó la alarma y el Madrid aguantó lo que se le vino encima. Estará en octavos, pero ahí lo de sufrir no puede ser tan gratuito. Te puede llevar a la ruina.
Fuente: Marca
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