Secuestrados en Somalia

Humberto Vacaflor GanamTres economistas acaban de escribir un ensayo acerca de cómo se manejan las negociaciones para liberar a los secuestrados de los piratas de Somalia, donde no existe un Estado desde 1991.En ese territorio, que alguna vez fue un país, los piratas mantienen cárceles donde alojan a los secuestrados y los retienen hasta que han logrado negociar un rescate.La dificultad principal es que no se sabe dónde se van a hacer esas negociaciones. Ni quiénes las van a hacer. Lo único que se sabe es que por los secuestrados mayores de edad se recibe menos dinero. Y que cuanto más tiempo están secuestrados, menos van a pagar por ellos.Lo revelador es que las negociaciones deben hacerse en otros territorios, porque dentro de Somalia no hay un lugar donde hacerlas. Los secuestradores los tienen recluidos en territorio somalí pero saben que, como no hay ni policía ni justicia ni ejército, podrían ser capturados por otras bandas.Los grupos de corruptos que operan en Bolivia, y que fueron descubiertos, a medias, a raíz del caso de Jacob Ostreicher, tienen un comportamiento parecido al de los piratas de Somalia.Saben que aquí no hay un Estado, en el sentido preciso de la palabra. Usan las cárceles formales como lugares de retención de sus secuestrados, con la ventaja de que no se deben ocupar de mantenerlos.Quizá teman que, si se descuidan, otras bandas de extorsionadores puedan tomar control de sus secuestrados y cobren por su liberación.Concebida de esa manera, la existencia de un Estado en ciernes o en proceso de ser destruido, para propósitos revolucionarios o no, es una comodidad para los secuestradores.Es más complejo el aparato, pero se trata solamente de secuestradores. Intervienen remedos de sistemas judiciales, hay toda una parafernalia que semeja un juicio, pero sólo se trata de secuestros.Abogados que actúan en nombre de un supuesto Estado, pero que en realidad están manejando a sus presas con mucha solvencia, son simples secuestradores.Nadie lo quiere decir, pero el caso Rozsa dio lugar a un negocio redondo de quienes lo manejaron. Millones de dólares cobraron estos secuestradores, con la ventaja de que ni siquiera tenían que liberar a sus secuestrados, porque estaban muertos.A los piratas de Somalia no se les había ocurrido esta filigrana. Cobrar rescates por secuestrados muertos.Y hay otros secuestradores en este territorio. Aquellos que manejan las presiones tributarias sobre empresas de diferente actividad. Algunas de esas empresas han debido ser vendidas de prisa, de mucha prisa, porque estaban asediadas por los secuestradores tributarios.El riesgo principal de Bolivia es que cada vez se vaya convirtiendo en un territorio donde reinen los secuestradores, como en Somalia. Por el momento, un secuestrado ha llamado la atención.Como en Somalia, el caso tuvo que ser negociado fuera de Bolivia. La Academia de Hollywood tuvo que intervenir, y el presidente del Estado bolivariano de Venezuela, Hugo Chávez. Las catacumbas están llenas de secuestrados que esperan alguna ráfaga de justicia. Aunque llegue desde Hollywood.