El ALBA sin Chávez


ALBA El proyecto continental que Fidel Castro y Lula da Silva pergeñaron al fundar el Foro de Sao Paulo dio un salto cualitativo con la elección de Hugo Chávez como presidente de Venezuela, cuyo gobierno se convirtió desde entonces en la caja que contribuyó a aupar al poder a otros socios del club en distintos países de la región.

Ahora, la probable salida de escena de Chávez, por deceso o inhabilitación, puede suponer un hito igual de importante pero en sentido contrario: como un paso decisivo en el camino de la debacle.

Los miembros del ALBA, que reúne a los gobiernos más duros o radicales de esta corriente, se congregan actualmente en Caracas en medio de múltiples preocupaciones. La mayor es la ya anotada, pero a ella se suman las diversas crisis que atraviesan sus administraciones.



En Bolivia, Evo Morales ve hundirse su gobierno en un gigantesco escándalo de corrupción, que acaba de derivar en pedidos de que renuncie a la presidencia.

En Cuba, se considera que un eventual corte en el subsidio venezolano a la economía caribeña supondría un retorno a la situación del denominado “período especial”, que siguió a la desaparición de la Unión Soviética.

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Mientras tanto, y aunque el gobierno de Brasil no sea integrante del ALBA, el PT ve crecer el caso del Mensalão, que amenaza con vincular directamente a Lula en los negociados.

Una de las principales preguntas que aflora es quién tomará las riendas del bloque tras el ocaso de Chávez. Todo apunta a que el sucesor designado es el ecuatoriano Rafael Correa, quien días atrás dijo que el presidente venezolano es “necesario pero no imprescindible”.

Al parecer, la obsecuencia de Evo Morales con el caudillo bolivariano no le bastó para propulsarlo como líder regional de la alianza neo-populista…

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