El Valencia no decepcionó a nadie. Cumplió con su trabajo en Lille, donde ganó con un gol de Jonas de penalti. Hizo lo que tenía que hacer, pero en Múnich también pasó lo que se esperaba. El Bayern no pinchó con el BATE y el Valencia estará en octavos como segundo después de una notable fase de grupos.
Para el conjunto che, con Voro en el banquillo y Valverde utilizando el mando a distancia para no perderse nada, fue más importante el ganar confianza que el resultado en sí mismo. El Valencia se dio cuenta que se puede vivir tranquilamente en un campo de fútbol. El Lille acarició el empate en un par de ocasiones, pero ya daba igual. El equipo tenía otra cara, y no era de tensión.
El Lille, ya sin opciones de nada, no exigió al Valencia hasta después del descanso. La primera mitad tuvo pocos sobresaltos, sólo el que quiso darle Jonas a los franceses cuando rompió a Basa dentro del área para no desaprovechar el penalti. El resto fue de relleno. El Lille esperó atrás y el Valencia tocó tan tranquilamente y sin profundidad. El partido tenía el boceto perfecto de bodrio sin goles.
Cuando marcó Jonas, allá por el 36′, ya ganaba el Bayern, por lo que el Valencia tenía bien claro que el resultado iba a tener poco valor numérico, sí anímico, y por eso la victoria fue de agradecer.
Guaita quería el millón
El Lille, según fue pasando la segunda mitad, fue calentándose y acabó mereciéndose el empate. La entrada de Payet o Roux, habituales titulares que no lo fueron, mejoró al equipo y ayudó la intensidad del Valencia, que fue decayendo.
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El conjunto valencianista se relajó demasiado, pero no Guaita, que sacó dos manos de nota para evitar el empate. También le ayudó el larguero. Ganó el Valencia, pero donde tendrá que hacerlo es el sábado en Pamplona. Allí empieza lo serio.
Fuente: Marca