La candidata del partido conservador, Park Geun-hye, ganó la elección presidencial surcoreana de este miércoles, reconoció públicamente su adversario de centroizquierda, Moon Jae-in. «Acepto humildemente el resultado de la elección», indicó Moon a la prensa. Park, de 60 años, es hija de Park Chung-hee, un dictador que estuvo en el poder durante 18 años hasta su asesinato en 1979, herencia de la que debió liberarse públicamente para conseguir sus fines al tiempo de componer sus electores, a menudo nostálgicos del régimen militar. La madre de Park Geun-hye había caído cinco años antes bajo las balas de un militante favorable al régimen comunista norcoreano. Park Geun-hye sigue siendo muy popular entre el electorado mayor y conservador, que considera que su padre fue el autor del milagro económico surcoreano después de la guerra de Corea (1950-1953). Justamente, denunció la represión en los años 1960/1970 en términos moderados. «Creo que un valor inalterable de la democracia es que el fin no puede justificar los medios en política», había declarado a finales de septiembre. Park estudiaba en Francia en 1974 cuando fue llamada a Seúl junto a su padre, viudo, para hacer de primera dama. Después del asesinato de éste, abandonó la vida pública y no volvió a ella hasta 1998, cuando fue elegida diputada. Soltera, de 60 años, sin hijos, Park hizo valer este estatuto para seducir a la izquierda, presentándose como una mujer moderna y libre, y los electores, cansados de los casos de favoritismo que benefician a las grandes familias económico-políticas del país. Sus detractores la consideran altanera y fría, y la califican de «reina de hielo». Sus simpatizantes alaban su calma, sus cualidades de dirigente y su combatividad en un país patriarcal y que envejece, donde sólo el 1% de mujeres figura en el consejo de administración de grandes empresas. En 2006, durante una reunión política, un atacante le hirió en la cara con un cuchillo y necesitó unos 60 puntos de sutura. AFP