La herencia de Chávez


Mirko Lauer, poeta, ensayista y politólogo.Cuando se dieron las pasadas elecciones venezolanas, que Hugo Chávez ganó con susto, ya consignas como bolivarianismo o socialismo del siglo XXI estaban de salida en la región. En estos días en que Chávez se despide de la política, el balance de su influencia continental está, para decirlo de alguna manera, en rojo.Su modelo de gobierno no ha podido ser replicado en otro país. Que sus émulos hayan carecido de petróleo, al menos en dosis venezolanas, ha sido importante. Pero en todos esos países chicos el pragmatismo populista pronto demostró ser un camino más seguro que el caudillismo radical. Lo que quedó fue el discurso antiimperialista, no la fascinación con Cuba.Hoy los presidentes de Bolivia, Ecuador y Nicaragua administran regímenes donde el permanente conflicto con sus sectores privados o con usos democráticos liberales mal puede ser llamado un socialismo. Su común denominador es el manejo de una suerte de campaña electoral permanente y de un capitalismo con problemas para la redistribución.Como los resultados no son espectaculares, ni en crecimiento ni en coeficiente gini, entonces el próximo triunfo electoral nunca está garantizado, de modo que se vive en estos países una especie de inestabilidad política permanente y disimulada.Por un instante pareció que los estilos de la Concertación de centro-izquierda en Chile, 1990, y de la izquierda brasileña, 2002, serían opacados por el flamígero verbo de Chávez. No fue así. Varios nuevos triunfos electorales izquierdizantes (Argentina, Paraguay, Uruguay) para bien o para mal siguieron sus propios caminos.Incluso la idea de que el apoyo chavista le abriría a Cuba las puertas de un perfil más alto en la región no se materializó. En estos años La Habana acogió sobriamente el cariño de Chávez, pero se concentró en resolver sus propios problemas internos. Es simbólico que Chávez esté terminando sus días de político del poder en la isla.La situación de la nueva fase del chavismo que se inicia en la propia Venezuela es parecida. Todo el esfuerzo tendrá que ser dedicado a sobrevivir, sin excedente disponible para jugar a la geopolítica. De pronto hasta algunas de las aristas más radicales de Chávez van a tener que ser echadas por la borda en la lucha por la continuidad.Sin embargo es evidente que la presencia de Chávez en la cancha les dio seguridad (y petróleo) a muchos políticos de países pequeños. Lo cual, al lado de la presencia de un Brasil de izquierda moderadísima pero real, hizo que Washington se moviera con otro tipo de cuidado en la región y que las derechas regionales se preocuparan de modernizarse.Fuente: larepublica.pe