Hace pocos días, el ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Alfredo Moreno, formuló una declaración que puede calificarse como torpe, mínimamente. El jefe de la diplomacia chilena dijo, “no hay ningún ejemplo en la historia contemporánea de un país que le regale a otro un pedazo de su territorio”, en referencia a la aspiración boliviana de una salida soberana al Pacífico.
Sus expresiones se encuadran en la exhortación del escritor peruano Álvaro Vargas Llosa, cuando también hace unos días sostenía sobre las controversias marítimas en la región, que “tenemos que desapolillar una mentalidad que nos sirvió durante mucho tiempo, pero que ahora es un enemigo al que debemos derrotar…”.
Desde la óptica chilena se puede entender las expresiones de Moreno, como una reiteración de una decisión tomada hace varios años, que es rechazar cualquier cesión territorial en favor de Bolivia. Pero es curioso, sin embargo, que el representante de uno de los cuerpos diplomáticos más sólidos del continente se exprese con tamaña desproporción o con una “apolillada mentalidad”, parafraseando a Vargas Llosa. Es una postura que no coadyuva en la solución de uno de los problemas regionales más serios en el cono sur del sud continente.
Así las cosas, no sorprende que las expresiones de Moreno hayan arrancado muestras de molestia entre los bolivianos, como el internacionalista Fernando Salazar, quien no ha dudado en fustigar a Moreno por su poca edificante expresión.
Y es verdad, nadie le ha pedido un “regalo” a Chile. No puede entenderse la centenaria aspiración boliviana como un absurdo pedido de regalo. Lo que Bolivia pide es justicia. Hace más de un siglo se le arrebató su acceso al océano Pacífico en una guerra injusta y a través de un Tratado, también injusto y forzado por la amenaza de mantener la agresión armada. Entonces, que hoy se defienda ese tratado como un instrumento irrevisable sólo responde a una posición que riñe con la visión de apoyar la convivencia pacífica.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
En otra parte de sus declaraciones, el canciller chileno dejó saber que su país estaría dispuesto a volver a dialogar con Bolivia, entendiendo que ésta y no otra es la fórmula para encarar la solución de la agenda bilateral de 13 puntos, vigente desde 2006, pero congelada los últimos dos años.
El canciller David Choquehuanca ha sido cauto a la hora de referirse al supuesto planteamiento de retomar el diálogo y es que no puede referirse a declaraciones de prensa. Debe esperar una comunicación oficial para tomar una decisión. Sin embargo, si esto ocurriera, ¿será posible imaginar un nuevo encuentro bilateral, cuando Evo Morales ha sentenciado en diversas ocasiones que Chile nos dilata la solución, nos engaña en esos encuentros?
Editorial paginasiete.bo