Nino Gandarilla Guardia
La comunidad “negra” hizo su propio aporte a la historia de Santa Cruz. En un número pequeño fueron traídos durante la colonia, pero poco a poco se fueron extinguiendo, seguramente porque murieron en la guerra, se unieron con cambas o emigraron, pues aquí no existía una colonia de ellos hasta mediados del siglo pasado. Sin embargo en cada etapa de nuestra historia han estado presentes de manera efectiva y hoy son parte de la cruceñidad en número creciente.
"Se trata de un grupo reducido que se amplía en el siglo XVIII que en un momento determinado tuvo una importante intervención en la economía del área por sus conocimientos del cultivo de la caña de azúcar" (A. Parejas).
Vázquez-Machicado afirma que eran fundamentalmente los indios quienes trabajaban en este rubro y señala el origen de los pioneros: “El negro no llegó sino en mínima cantidad, importado del Perú o proveniente del Brasil por fuga de esclavos que en Santa Cruz encontraban mucho mejor y más humanitario trato…”. Dice también que a fines del siglo XVIII los negros eran 150 para una población de 10.000 blancos”. Entonces se deduce que su mayor aporte fue en experiencia.
Se sabe que con la escasez del oro en Santo Domingo, en 1514, los españoles buscaron alternativas de explotación en la producción de caña, lo que provocó que en el siglo XVII ya se considere la mayor industria del mundo.
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Como la población aborigen estaba casi exterminada allá, los padres jerónimos pidieron al rey Carlos I que les autorice la importación de negros esclavos para la producción de caña.
Si bien los cruceños cultivaron caña desde la propia fundación de la ciudad, este grupo humano a Santa Cruz fue traído a los mismos oficios que en Santo Domingo y probablemente crece en la época en que se produce el auge de la azúcar por el alto consumo de café y té en el mercado mundial. Aquello sucede entre 1780 y 1790, gracias a que la corona española libera de impuestos a estos productos.
En la Descripción geográfica y estadística de la provincia de Santa Cruz de la Sierra, realizada en 1788 por Francisco de Viedma, aparece una relación en la que se los menciona. Sobre la agricultura cruceña dice: “En muchas de estas estancias hacen sus plantíos de cañaverales, y por lo regular viven lo más del año sus dueños y familias en ellas. De pocos años a esta parte se ha experimentado que los terrenos más fértiles y ventajosos para las plantíos de caña son donde se cría el monte, o bosque más espeso; de tal suerte que, aún con más de 13 años de corte, sigue el cañaveral con más fertilidad y sazón, lo que no acaece en la campiña, que a los 3 ó 4 años tienen que volver a hacerlos de nuevo, y la caña no crece, ni aún la mitad que en los otros parajes.
Este descubrimiento se lo debe a unos negros que desertaron de los dominios de los portugueses y desde entonces han dejado los chacos de la campiña y se han ido al monte, donde fomentan el cultivo de la caña, en términos que la cosecha excede en más de tres partes a los años anteriores…”.
Y se quedaron y fueron útiles a la economía regional. Pero pasaron los años y las nuevas ideas que recorrían el mundo, también llegaron a sus oídos. Se sabe del movimiento independentista que intentaron en 1809 en la zona del "Tao" de Santa Cruz de la Sierra. Este movimiento se produjo en toda la región y en el Alto Perú les llamaron la “Compañía del Terror”, que más parece un nombre puesto por quienes tenían fobia y no por quienes se creían revolucionarios.
Los protagonistas del proyectado levantamiento en Santa Cruz fueron aprehendidos y enviados a proceso ante las autoridades de la Audiencia. Así eran las cosas y hay documentos que lo prueban, no se crea que era nomás fusilar negros y punto. “Los complotados alegaban como causa para el alzamiento el haberse recibido una Real Orden para que los esclavos fueran libres de servidumbre y los tributarios libres de tributo, y que aquella disposición había sido ocultada”, dice Vázquez.
El mulato Manuel Franco, esclavo de don José Salvatierra, “era la principal cabeza de la sedición con otro que hacía de capitán…”. Después del respectivo proceso se ordenó su devolución a Santa Cruz. El Virrey de Buenos Aires prestó su aprobación.
Incluso los procesados “Antonio Gómez, Manuel Franco, Martín Claros (hijo legítimo de Antonio Franco Martin), Mateo Apóstoles y Joaquín Cardoso se presentaron ante la Audiencia reclamando el maltrato que le daban los panaderos adonde habían sido puestos para que presten sus trabajos (…) El Superior Tribunal decidió que el Comandante de Armas vigilase y corrigiese esos abusos…”.
Se produjo entonces un temor general entre las autoridades realistas de Santa Cruz. El Cabildo pidió que no se los devuelva argumentando que podrían conjurarse con los indios de las cuatro misiones aledañas y “en vista del crecido número de negros que ha emigrado del Portugal” anunciaron una “limpieza general” con el mismo sistema que “ellos” pensaban emplear para con los blancos. Con esto, la guerra armada en Santa Cruz prácticamente había comenzado.
De esos acontecimientos deriva una versión de la historia del grupo de negros que fueron encontrados alrededor de la imagen de la Virgen María en la zona de Cotoca. La otra versión es diferente pero con los mismos protagonistas, pues relata que unos esclavos fueron acusados por su patrón de haber asesinado a un hacendado; escaparon a los vecinos montes de Azuzaquí y en su desesperado paso encontraron la imagen de la Virgen, escondida en el hueco del tronco de un árbol (A. Gómez).
Ernesto Zambrana afirma que esto sucedió en el año 1785, que coincide con la época que más esclavos negros había en esta ciudad. Se dice que la familia de los fugitivos apellidaba Barroso y rezaron para que la Virgen los ayudara, “milagro que se produjo al descubrirse en el pueblo a los verdaderos asesinos…” El patrón probablemente era don Roque Cortez, quien a su muerte “dejó en testamento esos terrenos a cien indios de encomienda, quienes lo poseyeron por más de cien años protegidos por las autoridades” (G. Coimbra).
Los cruceños tenían como patrona, desde su fundación, a Nuestra Señora de las Mercedes, pues fue un mercedario el primer cura que celebró misa allí y otro de la misma orden levantó un templo en su honor, de ahí la devoción por la virgen y no tanto por San Lorenzo Mártir. Cuando llega Ignacio Warnes se produce la gran coincidencia pues todo indica que era devoto de la misma virgen. El caudillo llega a Santa Cruz de la Sierra el 24 de setiembre de 1813, conmemorando el alzamiento de Santa Cruz (1810) y la victoria de
Tucumán (1812). Por si esto fuera poco, la fiesta de la Merced o de las Mercedes es el 24 de setiembre.
Todo tiene un porqué, ¿no?
Sigamos. Warnes premia a los protagonistas del movimiento pionero creando un batallón de infantería con ellos. El 15 de marzo de 1814 el gobernador dispone que todo esclavo negro o mulato que sentara plaza en Santa Cruz, quedara automáticamente libre; con ellos formó el batallón de Infantería “Pardos Libres”.
Se destacaron en la Batalla de Florida el 25 de mayo de 1814 y el siguiente año, el 7 de octubre 1815, Warnes, al mando del Escuadrón Cazadores, un batallón de infantería y el batallón Pardos Libres, con un total de 2.000 hombres, enfrenta en la estancia de Santa Bárbara, (cercana a San Rafael, hoy provincia Velasco) a las fuerzas realistas, comandadas por los coroneles Juan Altolaguirre y Juan Francisco Udaeta, de casi 2.500 efectivos, entre soldados e indios. Infringiéndoles una total derrota los patriotas tomaron gran número de prisioneros y armamento.
Al poco tiempo, nuevamente son protagonistas en un momento político de la guerra. Mientras Warnes combatía en Chiquitos el centralismo rioplatense se hizo sentir, sustituyéndolo por el Cnl. Santiago Carreras. Antes de partir Warnes había renunciado en acción de desprendimiento, debido a cierta inestabilidad política generada en la ciudad, pero fue reelegido por el pueblo, como Gobernador, en histórico acto soberano.
La historia del infortunado interventor Carreras y sus oficiales, en Santa Cruz, es un tanto confusa. Lo cierto es que meses después es victimado a tiros y se atribuyó el hecho a “Los Pardos”, quienes al regresar de Santa Bárbara fueron humillados por los nuevos mandantes.
“Carreras gobernó un tiempo, pero se malquistó con el escuadrón de los Pardos y fué muerto de un tiro en la Casa de Gobierno, en noviembre de 1815. Warnes, que se hallaba en Chiquitos, volvió a Santa Cruz y los doce oficiales argentinos que habían acompañado a Carreras se retiraron en señal de protesta, incorporándose nuevamente a su ejército…” dice E. Gandía.
En la Batalla del Pari, 21 de noviembre de 1816, los Pardos Libres rindieron la vida junto al Ejército Cruceño y llenaron de gloria a la gran causa americana. Los cruceños exterminaron al ejército realista a costa de la propia inmolación y la de su Libertador.
Seguramente fueron muchos los negros que pasaron por las armas españolas en ese tiempo. No se tiene mucha información sobre ellos durante los primeros años de la República, pero lo más probable es que, los que se quedaron, hayan seguido sirviendo en las estancias y casas de las familias cruceñas. Algunos(as) encontraron el amor entre los blancos, pues hay varios apellidos relacionados. Otro tanto posiblemente se fue a engrosar la colonia andina, de la cual el país tuvo mayores noticias cuando, en los años 70, se distorsionó el baile de "la saya" y se la convirtió en caporal.
Dejo aquí establecido que cuando hablo de “negro” y “blanco”, lo hago en el sentido tradicional y no con la intención de ofender, pues los seres humanos no somos ni negros ni blancos, sino otras diversas tonalidades que sería gracioso pronunciar para cada caso.
El cruceño del siglo pasado, a los poquísimos negros que vivían en Santa Cruz, no los marginaba en los niveles de producción y nunca se ha sabido de persecución alguna, sino más bien de solidaridad con sus problemas.
No existen palabras despectivas dentro del habla cruceña. Hay tres frases del léxico popular que pueden llamar la atención: "Trabajar como negro, para vivir como blanco", que actualmente aún se usa; “Suerte para mi, negro para vos”, que es un juego infantil en desuso; y “Más caro que un negro con su clarín”, también extinguido. Pero, si bien no son discriminaciones positivas, de ninguna manera puede confundirse con fobia alguna, pues sólo se trata de juegos de palabras heredadas de la historia y que están desapareciendo.
Sin embargo se debe reconocer que éstos no han podido integrarse a la sociedad como sector de importancia, como en Brasil por ejemplo, principalmente por su número. De buena fama siempre gozaron cuando se los veía en el deporte y era una atracción especial cuando se los admiraba encabezando los desfiles militares. Este último detalle es relevante porque una sola familia afroboliviana marcaba presencia ante miles de cruceños por su habilidad.
En la actualidad han adquirido fama sus presentaciones culturales, tanto en el Corso de Carnaval como en los actos oficiales donde se presenta la saya original.
Los orígenes de cada familia africana que llegó a Bolivia y a Santa Cruz, deberá ser un estudio profundo que sus propios líderes e intelectuales deben promover. Nosotros llegamos hasta aquí.
Hoy, los afrocruceños son aproximadamente 5 mil familias, la mayor comunidad “negra” del país. Son tropicales como nosotros… Gran parte de ellos son Cambas, por la forma de hablar… que es la primera forma de ser Camba.