Real Madrid vuelve a decepcionar

EspaniolEl Espanyol arrebató al Madrid sus remotas opciones de seguir soñando con la Liga al arrancar un empate con un gol in extremis de Albín, que castigó una de las grandes lacras del equipo blanco, con Mourinho, antes de él y, seguramente, cuando el portugués se vaya: la defensa de los balones aéreos. Los blancos habían remontado el gol inicial de Sergio García gracias a dos tantos de Cristiano y Coentrao, los mejores junto a Di María, que volvió a ser señalado por Mou e inició el partido como suplente. Pero, al final, el que quedó señalado fue el equipo de Mou, al que sólo un milagro puede devolver a la pelea por el título que tan brillantemente conquistó no hace tanto. Aunque parezcan siglos.

El gol de Albín tuvo un aire de verbena que alegró el fin de fiesta perico y amargó el de los blancos. Otra pelota parada que retrató las miserias del Madrid en este tipo de acciones, una responsabilidad que habría de repartise de forma subsidiaria entre el técnico y sus jugadores, desde Ramos a Pepe, pasando por Casillas. Cada balón colgado al área blanca es una amenaza en toda regla para la integridad de su marco. Un lastre simplemente intolerable para un equipo como el Madrid. Al Espanyol le salió el plan a la perfección. Aguantó la salida del Madrid, menos briosa que de costumbre aunque no falta de ocasiones. El Madrid las genera, pero no las convierte.

Se puede mirar a cualquier jugador menos a Cristiano, que sigue saliendo a gol por partido. Esta vez, sirvió para rescatar a su equipo a filo del descanso, tras un centro del opaco Khedira. El Espanyol se había adelantado a la media hora de juego a través de Sergio García, el mejor futbolista de los que pisaron el césped del Bernabéu. Listísimo, se metió entre los centrales blancos y les volvió literalmente locos, en especial a Ramos. Al sevillano lo anuló con el cuerpo tras un gran pase al espacio de Verdú que completó con un latigazo cruzado. Todo cambió en el segundo tiempo. Mou quitó a Modric, que perdió el balón que supuso la contra del 0-1, y sacó a Di María. El argentino salió con ganas, firmando un eslálom de equilibrista sobre la línea de cal de la banda derecha que recibió la aprobación del Bernabéu. La afición respiró tranquila cuando Coentrao, que firmó su mejor partido en ataque como madridista, recibió de Cristiano para, aprovechando la blanda defensa de Colotto, batir a Kiko Casilla con la derecha.



El Madrid, prendido a Di María, tuvo unos minutos de efervescencia. El típico arreón que antaño le hubiera permitido cerrar el partido de forma cómoda, quizá incluso goleando. Pero, en otro error recurrente esta temporada, no cerró el partido cuando tuvo ocasión. Y, metido como está en una dinámica absolutamente negativa, fue penalizado por ello de una forma entre cruel y cómica. El gol de Albín llegó después de que medio Espanyol tocara de cabeza dentro del área local, sin que nadie de los blancos acertara a descifrar tan enigmática jugada. El gol fue justo premio a la valentía del Espanyol. Aguirre, que olió el miedo blanco. mandó a los suyos arriba. El movimiento de líneas se produjo sin que el Madrid hiciera nada por estorbarlo, con un centro del campo tan poroso como su zaga. El Espanyol encerró al Madrid en su área y la leyenda negra de Iker hizo el resto.

Fuente: Marca