Ejemplos de entrega, donar un órgano les dio otro rumbo a su existencia.
Amigas inseparables. después de la cirugía Ingrid y Claudia están más unidas que nunca. ambas ven la vida de una manera diferente, con otros ojos.
El camino de la fe te lleva a vivir el amor de otra manera y a pensar diferente”, dice la diseñadora Ingrid Hölters Suárez (45), al recordar el momento en que decidió donar un riñón a Claudia Chávez (46), su amiga y compañera de colegio, que padecía de insuficiencia renal. “Es un amor que se traduce en vida”, agrega emocionada.
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Cómo ella, otras personas han tenido el valiente y generoso gesto de donar uno de sus órganos para salvar la vida a un familiar, a un amigo e incluso a un desconocido. Rescatamos algunas de esas historias y se las contamos a continuación.
Momentos de vacilación
Con lágrimas en los ojos, Ingrid cuenta que no fue fácil tomar la decisión. Una noche de abril de 2009 acababa de retornar del Fashion Week en Miami, tras presentar la última colección de esa temporada. Su madre, Martha Suárez, la esperó para contarle que Claudia necesitaba con suma urgencia un trasplante de riñón.
“Al comienzo no sentí nada, pero cuando entré a ducharme me puse a llorar. Recordé que en una de mis locuras de juventud, años atrás, le dije a un tío que si una amiga necesitaba un riñón, yo se lo iba a regalar… Eso sí, estoy convencida de que este acto de amor viene de parte de Dios”, dice con la voz entrecortada, mientras se funde en un abrazo con Claudia.
Hubo momentos de duda, pero, mientras más rezaba se sentía reconfortada y tenía la certeza de que debía seguir adelante. “Me siento más libre. Creo que es el regalo más hermoso que he podido tener. Claudia obtuvo el suyo: el riñón, pero yo recibí más porque cambió mi forma de ver la vida. Es la segunda cosa más bella que he vivido. La primera fue ser madre”, afirma la diseñadora.
Si bien Ingrid y Claudia fueron compañeras y amigas inseparables de la infancia no tenían contacto desde hace más de 20 años, ni siquiera por teléfono.
Claudia nunca imaginó que su compañera de travesuras iba a ser su donante y que le regalaría esa parte de su cuerpo que a ella le significaba su vida.
Una situación sorprendente
Algo raro pasó -comenta Claudia- pocos días antes de que la operen, se sentía angustiada y muy ansiosa. Su mente estaba en blanco. Quería rezar y no podía. Entonces recordó de que Ingrid tenía un programa en radio Betania. Conversaron y rezaron por unos minutos. Se sintió más tranquila.
Cuando entró a ver a su médico, Herland Vaca Díez, y él le contó quién iba a ser su donante, quedó perpleja y creyó que se iba a desmayar.
“Es increíble cómo Dios acomodó todo. La llamé y le dije que nos encontremos. Cuando llegué a su casa Ingrid me recibió como si nos hubiésemos visto todos los días. Ella ya se había sometido a los análisis y a las pruebas de compatibilidad sin que yo sepa nada. ¡Todo estaba listo!”, cuenta muy emocionada.
El trasplante permitió a Claudia llevar una vida normal, algo de lo que no disfrutaba hace muchos años. Aunque a diario debe tomar muchas medicinas, en su alimentación ya no se priva de nada.
Para la cirugía, tuvieron que hacer un documento dejando en claro que Ingrid no estaba vendiendo su riñón. Debieron probar que eran amigas de toda la vida. Es que, de acuerdo con la Ley 1716 de Trasplantes en Bolivia, para donar en vida un órgano, se acepta hasta el cuarto grado de consanguineidad y también existe la figura del relacionado afectivo, como el caso de estas dos compañeras.
Una mentira ‘piadosa’
Cuando llegó el día del trasplante, el 16 de junio de 2009, Ingrid no quiso preocupar a su madre, quien no sabía que su hija estaba por sacarse un riñón para regalárselo a su amiga, y salió de su casa supuestamente de viaje a Cochabamba para presentar sus últimos diseños en un evento en esa ciudad. Del trasplante solo sabían su hijo, su hermana y una amiga. Recién al día siguiente, cuando ya se había realizado el trasplante, su madre se enteró y estuvo a su lado cuidándola y ayudando en su recuperación.
Han pasado más de tres años del trasplante y entre estas dos compañeras queda algo más que la amistad. Una parte de Ingrid le dio vida a Claudia y eso no se puede olvidar. “Somos tan unidas que parecemos hermanas. Ojalá esto sirva para que otras personas se den cuenta de que sacrificándose un poquito pueden salvar a otros. Todos estamos llamados a regalar vida”, afirma Claudia.
Amor entrañable
La historia de Mirian Rico Rocha (43) no es tan diferente a la de Claudia. Hace 20 años la insuficiencia renal la mantenía atada a una máquina de diálisis, tres veces por semana. Su madre le iba a donar el riñón, pero en los análisis para determinar su estado y descartar cualquier enfermedad le detectaron cáncer. Gracias a Dios, remarca Mirian, lo descubrieron oportunamente.
Durante mucho tiempo esperó por un donante cadavérico, pero la gente era reacia a dar algún órgano. Estuvo al borde de la muerte en dos ocasiones.
“En lo enferma que estaba, pensaba qué sería de mi hijo de dos años si yo llegaba a faltarle. Pero es tan cara, dura y es tanto el dolor que causa la insuficiencia renal, no solo al que la padece, sino también a la familia, que prefería morir a seguir viviendo como estaba”, asegura.
Un día llamaron a Felipe Rico para contarle que solo era cuestión de horas para que muriera su hermana. “Eso me dolió y me conmovió mucho. Gracias a Dios se recuperó al día siguiente”, recuerda al borde de las lágrimas. Fue entonces que él decidió donarle un riñón. Como entonces aún era menor de edad (19 años), su padre, por falta de información, se opuso. Temía que su otro hijo también enfermara y muriera.
A escondidas del papá
Es que para convertirse en donante vivo se requiere una edad mínima de 21 años, por lo que recurrieron a la falsificación de un certificado. Además, la mamá y el hermano mayor de Mirian firmaron la autorización para el trasplante. El papá recién se enteró cuando sus dos hijos ya estaban en recuperación.
El de Mirian fue el primer trasplante de riñón que realizó el equipo del cirujano Herland Vaca Díez en Santa Cruz en 1992. Por eso, fue prácticamente gratuita, aunque ella y su familia tuvieron que pedir ayuda en la televisión y en la radio a fin de reunir el dinero para cubrir el costo de los análisis de compatibilidad que no se hacía en Bolivia, sino en Brasil. Incluso, agrega, los mismos médicos que participaron se acuotaron para llevar a cabo la cirugía. El experimento fue todo un éxito, tanto que Mirian ya lleva 20 años con el riñón de Felipe y hasta el momento nunca tuvo problemas, aunque debe tomar medicamentos de por vida.
“Somos ocho hermanos y siempre hemos sido muy unidos. Venimos de una familia humilde y pobre, por lo que en todo momento nos colaboramos. Sin embargo, después del trasplante, con Felipe es otra nuestra relación. Nos frecuentamos seguido y estamos en contacto más que con mis otros hermanos”, cuenta esta mujer que se dedica a las labores de casa y al cuidado de sus tres hijos.
Una deuda pendiente
La historia de los hermanos Rico no terminó con el trasplante. Al pasar los años Felipe anduvo en malos pasos. Admite que se metió en problemas, de los cuales hoy prefiere no dar detalles.
“Me sentía en deuda con él. Si no fuera por su riñón, hoy no estuviera contando esta historia. Por eso a diario oraba, y también ayunaba, para que mi hermano cambie de vida. Al final pudo hacerlo y ahora es una nueva persona”, relata Mirian.
Felipe, que trabaja como fotógrafo y tiene un pequeño estudio en la calle Caballero, se siente más que agradecido con su hermana. Al final de cuentas, fue gracias a ella que volvió a encontrar el buen camino y ahora, asegura, su vida tiene un nuevo sentido. “Si bien yo le salvé la vida al regalarle una partecita de mi cuerpo, ella me rescató de la mala vida y me ayudó a encontrar la salvación espiritual. Eso vale más que cualquier otra cosa”, concluye Felipe.
Después de muchos años del trasplante, Mirian se enteró que lo único que su hermano le iba a pedir, luego de donarle su riñón, era un par de zapatos. “Dice la Biblia que debemos calzarnos con el evangelio de la paz. Entonces, mi hermano ya tiene su regalo”, asegura con la voz entrecortada y luego abraza a Felipe, expresándole su cariño.
Fe y esperanza
El testimonio de Fabiola y Johnny Méndez Torrico tiene algunas similitudes con el de Mirian y Felipe. Ella comenzó a padecer problemas renales hace cinco años. Durante dos se mantuvo con vida gracias a la diálisis peritoneal que se hacía dos veces por semana, hasta que su hermano aceptó regalarle un riñón para que ella vuelva a tener una vida normal.
Al igual que las 30 personas que actualmente se encuentran en lista de espera por un riñón, durante mucho tiempo Fabiola aguardó por un donante cadavérico que nunca llegó. Su hermano se convirtió en la tabla de salvación y gracias a su ayuda hoy puede seguir disfrutando de la vida, cosa que durante varios años no consiguió.
Más que primos
El calvario de Ernesto Vera (27) comenzó a los dos años cuando descubrieron que padecía de un síndrome nefrótico. Durante 25 años tuvo que aprender a comer sin sal, a privarse de ciertas actividades, a tomar medicamentos y, en fin, a convivir con la enfermedad.
En 2011 empezó con la hemodiálisis tres veces por semana en la Caja Petrolera. Cuando sentía que ya no podía más, su primo Estevan López (23) se ofreció a regalarle ese órgano que tanta falta le hacía. Del trasplante han transcurrido ya siete meses y Ernesto se siente mejor que nunca. “Al verlo cada vez peor, supe lo que debía hacer: darle ese pedacito de vida”. Estevan no sospechaba que, tras ese gesto, el destino le regalaba un hermano.
“ES UNA DÁDIVA QUE NO TIENE PRECIO”
Por Dolly Montaño | Coordinadora de Trasplantes
La salud es el regalo más preciado de la vida. ¿A quién no le gusta recibir un presente? Seguro que a todos nos encanta, pero, imagínense que lo que recibe una persona con insuficiencia renal o hepática es la vida misma o una mejoría en su calidad de vida.
Si tan solo pensamos en que una persona en diálisis renal no puede de-sarrollar todas las actividades que por derecho le corresponde o en que un niño no puede ni siquiera asistir a la escuela, ni jugar y menos practicar un deporte o hacer alguna otra acción tan natural, común y corriente en los chicos sanos, nos daremos cuenta de que el donar un órgano en vida es un tremendo acto de amor y, por supuesto, es una dádiva que no tiene precio.
Este acto de amor, es también de valentía porque al donar en vida no se está exento de morir en este intento, lo que hace a la donación más altruista y sublime aún, cuando es totalmente generosa y desprendida.
LA CALMA VOLVIÓ A LA VIDA DE FABIOLA Y JHONNY
Por Ana María Copa V.
Los días de dolor pasaron, ahora la tranquilidad volvió a la vida de Fabiola Méndez Torrico.
“Es como haber vuelto a vivir. Lo único que me mantenía firme eran mis dos hijos”, relata esta mujer, que afirma haber pasado por dos terribles años hasta lograr el trasplante de su riñón.
Tratando de contener las lágrimas, Fabiola no deja de agradecer a su hermano Jhonny Méndez Torrico por haberle ayudado a seguir con vida tras aceptar donarle ese órgano.
“Decidirme no fue difícil. Ya no podía ver a mi hermana sufriendo tanto. Somos ocho hermanos y la familia se unió para apoyarla. Gracias a Dios todo salió bien”, dice Jhonny, que considera que hay gente que no se anima a donar órganos porque cree que su vida cambiará totalmente.
La angustia de Fabiola empezó hace cinco años cuando le detectaron insuficiencia renal. Tuvo que someterse a diálisis peritoneal por dos años y luego peregrinar por recursos y espacio para ser atendida. Destaca la ayuda de Davosan. “Me anoté para esperar un donante de órganos pero nunca apareció. No hay que perder la esperanza de vida ni la fe en Dios”, concluye.
DE SER MELLIZO PASÓ A TENER UN TRILLIZO
El hermano mellizo de Ernesto Vera no pudo ser su donante porque tiene otro tipo de sangre, su mamá sufre de presión alta y su papá falleció hace ya algunos años. Primero se ofreció una tía, pero por la diferencia de edad no la aceptaron.
Ni bien Estevan se enteró de la gravedad de la enfermedad y de que el único recurso para que Ernesto siga con vida era darle un riñón, no lo pensó dos veces. Fue así como se convirtió en una especie de hada madrina.
“Nos criamos prácticamente juntos, siempre fuimos bien unidos. Sin embargo, luego de la cirugía, nos hemos sentido más que compenetrados que nunca. Tengo mi mellizo, pero ahora con Estevan ya somos trillizos. A él le voy a estar eternamente agradecido”, remarca Ernesto mientras esboza una gran sonrisa.
El 29 de mayo es una fecha que ha quedado registrada en su calendario. Ese día volvió a nacer, volvió a la vida.
No solo se siente agradecido con su primo, sino con los médicos que participaron en el trasplante y con su familia. “Ahora voy a retomar mi vida y a continuar con mis estudios de fisioterapia”.
HISTORIAS DE DONACIONES EN EL MUNDO DE LAS ESTRELLAS
La cantante argentina Sandra Mihanovich donó en agosto pasado un riñón a su ahijada de bautismo, Sonsoles Rey Obligado, con un solo objetivo: ‘dar amor’. Esas fueron las palabras que usó la artista cuando un representante de la justicia le preguntó concretamente cuál era su interés en donar.
La operación fue la consecuencia de un camino judicial que se inició con anterioridad. Como la ley de trasplantes en Argentina prohíbe la donación de órganos o tejidos entre personas que no tienen un vínculo familiar directo, Mihanovich tuvo que iniciar un juicio sumarísimo para que autorizara su entrega. Los reparos legales intentan prevenir la posible venta de órganos.
El matutino porteño, Clarín, accedió a la sentencia firmada el 30 de julio pasado, según la cual “se acredita la relación de profunda amistad y familiaridad entre la donante y la receptora y su familia. Queda comprobado que Mihanovich es la madrina de bautismo de la receptora”.
La ahijada llevaba años remando contra la corriente, hasta que apareció su salvavidas, con la que estará eternamente agradecida.
Otro caso de donación, que ha sido muy comentado por la prensa, ha sido el del jugador del Barcelona, Eric Abidal, al que tiempo atrás los médicos indicaron que era necesario realizarle el trasplante de hígado. El donante en este caso fue su primo Gérard, que seguramente hubiera preferido mantenerse en el anonimato, pero por la popularidad del jugador se dio a conocer su nombre.
Abidal y su familia trataron de mantener la reserva del nombre de forma más que justificada, para evitar el acoso de la prensa. Incluso en el entorno cercano del jugador en Francia sólo conocen de Gérard que reside en Givors, una localidad de poco más de 20.000 habitantes que está a 25 kilómetros de Lyon.
Pero fue un compañero de Abidal, el arquero José Manuel Pinto que lo presentó a la sociedad a través de su cuenta de Twitter en la fiesta que el equipo celebró en casa de Eric, Gérard también merece un reconocimiento. El altruismo que tuvo es digno de alabar y de agradecer.
ASPECTOS A TOMAR EN CUENTA SOBRE LOS TRASPLANTES
Lista de espera. Entrar en la lista de espera para recibir un riñón de donante cadavérico no es nada fácil. Se requiere de por lo menos unos $us 3.000 para someterse a las pruebas y análisis, previos a la cirugía, con el propósito de descartar cualquier proceso infeccioso que pueda acabar con sus vidas. Un trasplante puede llegar a costar entre $us 20.000 y $us 30.000 y de hígado entre $us 35.000 y $us 50.000.
Cada día son más. Son cientos los que requieren un trasplante. A diario aparecen nuevos casos. Hay gente que ni siquiera sueña con un riñón porque no tiene el dinero para una diálisis y menos para la cirugía y, lamentablemente, se muere, porque los riñones artificiales de los hospitales Japonés y San Juan de Dios, donde es más barata la diálisis y la hemodiálisis, no alcanzan a cubrir la demanda.
El primer trasplante en Bolivia. Lo realizó el doctor Néstor Orihuela Montero en La Paz, en noviembre de 1979. En Cochabamba, el primero fue en 1986 y en Santa Cruz en 1989. Luego se paró durante tres años y el 21 de noviembre de 1992 se reiniciaron las cirugías.
Campañas de registro. Cada año en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz se realizan campañas de registro de donantes de sangre y órganos. Hasta el momento en esta ciudad hay 38.000 personas anotadas, mientras que en La Paz son 37.019 y en Cochabamba cerca de 20.000.
Requisitos para donar. Puede ser donante un familiar hasta el cuarto grado de consanguineidad. Se acepta también a un relacionado afectivo como ser amigos, personas religiosas (monjas o sacerdotes y pastores) o incluso puede darse el caso de un donante samaritano que da su riñón a alguien en la lista de espera, sin percibir ningún tipo de remuneración, porque esto no está permitido por las leyes bolivianas.
ALGUNOS DATOS SOBRE LOS TRASPLANTES
700 TRASPLANTES RENALES
El primer trasplante de riñón se realizó en el año 1986, luego se paró y se volvió a retomar las cirugías en 1992.
10 TRASPLANTES HEPÁTICOS
En el año 1996 se realizó el primer trasplante de hígado a Indira Soruco, la donante fue su mamá, Marcia Suárez.
0,03% RIESGO PARA UN DONANTE DE RIÑÓN
El donante vivo de riñón debe estar seguro de lo que hace, porque el riesgo de morir en el intento es de 1 en 3.000. En un trasplante de hígado aumenta a 1 en 300 (0,3%).
REQUISITOS PARA DONAR
Hay que contar con más de 21 años y un grado de consanguinidad hasta cuarto grado o tener una relación afectiva de amistad. También pueden ser donantes los sacerdotes, religiosas o pastores.