La ministra más cuestionada por su presunta vinculación a la red que forzaba fallos judiciales, acaba de hacer pública una elíptica renuncia al cargo por interpósita persona.
La vía elegida por Nardi Suxo para dar a conocer su alejamiento fue una solicitada, firmada por su madre y publicada en medios de prensa, en la cual se informa que la ministra “no aceptará” seguir en el gabinete como un “regalo navideño” a su familia.
La evidente estratagema es la forma elegante y victimista que ha encontrado la funcionaria para dar un paso al costado, luego de que el ex ministro de gobierno, Wilfredo Chávez, reveló que ella protegía a los asesores que operaban la red de extorsión.
Además, Suxo ha sido acusada de tráfico de influencias en favor de su ex esposo y de su hija, hechos que de ser plenamente verificados la descalificarían por completo para su cargo al frente, nada menos, que del Ministerio Anticorrupción.
La renuncia camuflada de Nardi Suxo es un poderoso síntoma de las dimensiones alcanzadas por el mega-escándalo de la red, que amenaza con dejar al actual régimen como el gobierno más corrupto de la historia de Bolivia.
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Sin embargo, es altamente probable que la ministra no acabe procesada por el caso, sino que termine premiada con un destino diplomático, de acuerdo a una deplorable práctica que ya es costumbre de la administración evista.
La caída de Suxo es un revés serio para la política persecutoria de Evo Morales, quien tuvo en la funcionaria un ariete para la judicialización de opositores…