Stanley McChrystal denuncia los conflictos por la toma de decisiones en Afganistán.
En junio de 2010, el Presidente Barack Obama destituyó al que hasta ese momento era su más célebre general: Stanley McChrystal. La decisión surgió después de que el entonces máximo comandante estadounidense en Afganistán emitiera una serie de críticas contra el mandatario y su equipo de seguridad nacional en un artículo en la revista Rolling Stone. El retirado general de cuatro estrellas, quien hoy dicta clases en la Universidad de Yale y encabeza una consultora de liderazgo, acaba de lanzar su libro My Share of the Task (Mi parte de la tarea), en donde, entre otras cosas, revela las fuertes tensiones que hubo entre la Casa Blanca y el Pentágono por el proceso de toma de decisiones en el país asiático.
Problemas antes de Kabul
De acuerdo con el libro, las tensiones entre la Casa Blanca y el Pentágono comenzaron antes de que McChrystal asumiera el mando en Kabul y fueron detonadas por una petición de su predecesor, el general David D. McKiernan, quien solicitó 30.000 soldados adicionales a fines de la administración Bush. En lugar de aprobar la solicitud en su totalidad, en febrero de 2009, Obama decidió el envío de 17.000 efectivos, y agregó que las decisiones sobre despliegues adicionales se basarían en análisis posteriores.
La Casa Blanca más tarde aprobó los 4.000 soldados adicionales por los que presionaba el Pentágono. “Los líderes militares, muchos de los cuales eran estudiosos de la contrainsurgencia, reconocieron los peligros de una escalada gradual”, comenta. En ese sentido, el general afirma que cuando presentó su objetivo de guerra a la Casa Blanca, lo definió como el de “derrotar a los talibanes” y “proteger a la población”, pero se le aconsejó que bajara su meta sólo a “degradar” a los talibanes.
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La nota “realmente mala”
“Señor, tenemos un problema”. Con esa frase se despertó McChrystal, cerca de las 2.00, el 21 de julio de 2010. “El artículo de Rolling Stone está en la calle y es realmente malo”, le advirtió su ayudante, el coronel Charlie Flynn. “Durante varios minutos me sentí como si me hubiera despertado de un sueño, pero la situación era real”, afirma McChrystal. Flynn se refería al artículo escrito por el corresponsal de la revista Rolling Stone, Michael Hastings, en el que detalla su estadía junto al equipo del comandante en París, en 2010.
“Esta historia… fue diseñada para proveer transparencia sobre cómo operaba mi equipo de comando. Pero, comenzando con el provocativo título The Runaway General (El general disidente), el artículo describe a un general difícil de manejar… y atribuye una serie de comentarios inaceptables para mi equipo de mando. Me sorprendió por el tono y el sentido del artículo”, escribe McChrystal. En el epílogo del libro, asegura que una investigación no encontró ninguna violación de los estándares del Departamento de Defensa, y que “no todos los hechos ocurrieron como aparecen en el artículo”.
La renuncia ante Obama
“Esa noche, mientras la controversia creció, me preparé para volar de regreso a Washington a las reuniones de la mañana siguiente con el secretario de Defensa y el presidente… Se hizo claro cuando aterrizamos en la Base Andrews de la Fuerza Aérea y después nos pusimos los uniformes de color verde antes de ir al Pentágono para reunirnos con el almirante (Michael) Mullen (jefe del Estado Mayor Conjunto) y luego con el secretario (Robert) Gates”, recuerda. “Dos horas más tarde dejé la Casa Blanca. Tras una breve y profesional reunión con el Presidente Obama, fui a decirle a Annie (su esposa) que el presidente había aceptado la renuncia. Le dije que nuestra vida en el Ejército había terminado. ‘Bien’, dijo ella, de mirada clara y fuerte. ‘Siempre hemos sido felices, y siempre seremos felices’. Yo sabía que ella tenía razón”, rememora McChrystal, quien fue reemplazado por el general David Petraeus.
“Desde el momento en que vi el artículo, supe que había diferentes opciones sobre cómo reaccionar a la tormenta que sabía iba a enfrentar”, afirma. “Pero sabía que sólo una decisión era la adecuada para el momento y para la misión. No llamé a nadie para pedir consejo”, asegura.
Fuente: La Tercera