Abraham Lincoln es para muchos, el más grande de los presidentes de los Estados Unidos. Son muchos los historiadores y expertos que aseguran que los presidentes que le sucedieron en mayor o menor medida le han tomado como ejemplo.
Quizás el hecho de que Lincoln gobernó el país durante los días más difíciles de esa nación y finalizó la crisis con éxito, lo hacen vigente aún cientos de años después. Una vigencia a la que contribuye la película de Steven Spilelberg, centrada en los tumultuosos últimos meses en ejercicio del decimosexto presidente de los Estados Unidos. En una nación dividida por la guerra y en la que soplan fuertes vientos de cambio.
Barack Obama ha aprovechado cualquier ocasión, en su camino hacia la Casa Blanca, para emular a Abraham Lincoln, uno de los grandes presidentes de la historia del país, y por supuesto, de la historia mundial.
Pero los estudiosos han encontrado una serie de similitudes entre Barack Obama y Abraham Lincoln que van más allá de los ejemplos, a coincidencias sorprendentes, aunque también haya quienes opinan que se tratan de «coincidencias un tanto forzadas» y las encuadran más en el apartado de «leyendas urbanas».
Para que cada uno decida, hemos recopilado unas cuantas de esas «similitudes» que podemos someter a la valoración personal que cada uno quiera hacer.
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Por ejemplo, ambos abogados. Iniciaron sus carreras políticas en Springfield, y sirvieron en el gobierno de ese estado.
Lincoln y Obama eran senadores en su primer período, representando al estado de Illinois, cuando presentaron sus candidaturas presidenciales con poca probabilidad de éxito.
Ambos hicieron frente, con éxito, durante su carrera a la candidatura, a dos senadores del estado de Nueva York de su mismo partido: William Seward contra Lincoln y Hillary Clinton contra Obama. Y una vez que consiguieron la presidencia del país, tanto Lincoln como Obama eligieron a sus anteriores rivales para que ejercieran como sus secretarios de Estado.
La elección de la ciudad de Springfield para la presentación de la candidatura no se considera un gesto inocente, y se interpreta por algunos expertos como «la intención de Obama de seguir la huella de Lincoln». En el propio discurso en el que Obama anunciaba su candidatura afirmaba: «es por eso, que a la sombra del Viejo Capitolio, donde Lincoln hizo una vez un llamamiento a un Congreso dividido para vencer sus diferencias y permanecer juntos; donde las esperanzas comunes y los sueños todavía permanecen vivos, aquí ante vosotros, hoy anuncio mi candidatura a la presidencia de Estados Unidos».
También encuentran paralelismo al tratarse Lincoln del presidente que logró la abolición de la esclavitud, y ser Obama el primer negro que preside el país. Y además, al igual que Lincoln, Obama escribe sus propios discursos, como el pronunciado en Filadelfia, sobre el racismo.
Según el historiador, Harold Holzer, todavía hay más paralelismos. Así, «Obama, como Lincoln, considera la humildad como una virtud política».
Las semejanzas, o la intención de seguir la huella de Lincoln, llegan a tal punto, que Obama repite el viaje en tren que hizo Lincoln en su día. Filadelfia, cuna de la Constitución; Baltimore, la ciudad de los esclavos liberados, y Washington la capital federal, que acogerá la investidura de Obama. Para el juramento de su cargo, Obama utiliza la misma Biblia que utilizó Lincoln. Y ambos alcanzan la presidencia en momentos difíciles. Lincoln lo hizo en vísperas de la Guerra de Secesión. Obama lo hace en medio de una de las mayores crisis económicas del país.
Ahora solo tendremos que esperar, y comprobar si el presidente Obama también logra su propia película. Y cómo no, a través de los años también sabremos qué huella es la que deja en la historia.
Fuente: www.abc.es