Preámbulos al 22 de enero

Daniel A. Pasquier Riverodaniel2.pasquierSiete años para comprobar que se perdió la oportunidad del cambio. Se machaca por activa y por pasiva con los ejemplos que la realidad brinda día a día. El gobierno, el presidente, sin embargo, parecen no darse por enterados. El cambio, tal como se lo utilizó en el discurso desde 2005, está enterrado. Para el MAS eso no constituye una derrota cualquiera. Es, la derrota. El crepúsculo de un ciclo, brillante en la toma del poder. Opaco y contradictorio en su ejercicio. Al final, lo acepten o no, el MAS es un partido más, con luces y sombras para la historia del país. Para ser realistas y precisos. Está por verse en qué termina el proyecto político cocalero. Se apostó fuerte. Se apostó por cambiarlo todo. Pero, al parecer, su casi único y obsesivo interés es resguardar al narcotráfico, ampliar la frontera agrícola cocalera, sostener el control de los poderes del Estado en función de dar mayor estabilidad y continuidad al modelo, para, con un esfuerzo encomiable, acometer la titánica tarea de lavarle la cara externa al ilegal negocio. El golpe de suerte vino a ser el alza increíble en los precios de las materias primas tradicionales de nuestra economía, que haría el resto. Confundir las finanzas y con ello la raíz del éxito. Cara al país y a los financieros internacionales, en última instancia, poco les había importado el origen de la bonanza. Pero para el proyecto político cocalero lo único seguro es la incertidumbre.La brújula perdida, al más alto nivel. Varios años, sin nada inquietante al frente. Los “enemigos” políticos casi borrados del mapa, por las malas en el mayor número de casos. La plata fluye a pesar de la acción y de las omisiones del gobierno. En teoría, los gestores de paros, huelgas, bloqueos y manifestaciones “hasta las últimas consecuencias”, están en el poder. Pero, otra vez la cruda realidad. La ejecución de gestión en manos oficialistas, y hasta no oficialistas, entre el vergonzoso 12% y el 60%. Solo agotan sus presupuestos la propaganda oficial, más que la información de Estado, y los gastos reservados, legalmente proscriptos pero transformados en “gastos reservados a la voluntad del jefe”. Estos recurren a todo tipo de argucias para inyectar fondos, a la voracidad sin límites de los egos de sus protagonistas. Esto, hasta el 2012. ¿Podría cambiarse el rumbo y el ritmo? Milagrosamente, podría ser. Pero, para empezar, los del más alto nivel tienen que volver a revisar su visión de país. Ajustarla a lo que percibe la mayoría del ciudadano de a pie. El vice García cierra el año con una declaración como para borrar todas las inequidades de los últimos siete años. Dice al Padre de Fides, casi en tono de confesionario: “Padre, es una vergüenza que haya dilatamiento o se dilate tanto los juicios, esa es una vergüenza, sea quien sea, sepamos que es culpable o inocente en seis meses, eso hemos pedido nosotros a los abogados, a este grupo de abogados.” ¿Cómo puede ser esto? Ha olvidado sus discursos y sus escritos, hasta los pagados con recursos del Estado. Se refiere a presos sin juicio, sin elementales procedimientos judiciales. Al igual que a exiliados forzados por sentencias prejudiciales. Pasa por alto investigaciones nacionales y externas. Por último, se está refiriendo al grupo de abogados “encargados”, ahora conocidos como “los extorsionadores”. La historia es cruel, pocas veces esconde algo. Por eso, es fundamental intentar recuperar credibilidad ante el país. Curar, no hurgar ni abrir heridas. El separatismo en el segundo cerebro del país, es de antología. No menciona a Santa Cruz, pero lo deja claro. Ignora que si lo hubiéramos querido, lo hubiéramos declarado en 1825, con toda legitimidad. Es la cantaleta periódica por los colonialistas andinos. Debería ser tema zanjado en persona que se jacta de ser leída. Los orientales hemos aportado a la construcción de la nacionalidad con la firma del Acta de Independencia en 1825, de la Constitución en 1826, y lo ratificamos en el Pacífico, el Acre, el Chaco y lo atestiguan los miles de muertos durante dos siglos sólo para regodeo de las fauces centralistas. Sin duda, los argumentos y los métodos siguen siendo los mismos, como quedó patente en Chaparina, un hito más en nuestra historia. Santa Cruz ha sido, es y será el bastión de la nacionalidad, tierra de integración boliviana en este alejado rincón de la Patria. El recurso a la frase “Somos gente que preferimos matarnos o sacrificar nuestra vida antes de afectar la vida del otro…”, trae a la memoria esa del dictador venezolano que nos amenazó con “un Vietnam, dos, tres, diez”, cuando solo exigíamos, en derecho, autonomía, recogida en la actual CPE. Poner en marcha al Estado Autonómico, es un reto para enero del 2013. Muchos de los males que seguimos apuntando y condenando, son parte de un proyecto diseñado para pueblos “concebidos esclavos”. Tenía que chocar con la visión de pueblos libres, como lo manifestaron siete departamentos, de nueve, no lo olvidemos, que enfrentaron al Estado centralista Plurinacional, que encierra una vez más al germen forjador de la egolatría caudillista, bárbara o ilustrada, no importa, al que propende sistemáticamente el hipertrofiado presidencialismo constitucional boliviano. Evo en Ivirgarzama erró el tiro. Reincidió en echarle la culpa de todo el desastre a la oposición y a la prensa, que magnifican los hechos. Aunque, también, podrían ser los “infiltrados en el proceso”; no dijo, quienes. Confesión, esta vez frente a los cocaleros, que deja mucho que desear: falta sinceridad, arrepentimiento y deseo de reparación -se diría en otros tiempos. El país no se entiende solo con la huelga de los médicos; la ley de extinción de dominio de derecho sí denuncia algo de las intenciones “non sanctas” de los ¿infiltrados?; y solo un caso, el de la extorsión judicial, desde la estructura del Ejecutivo, es fundamental al mal Estado corrupto y saqueador. Se dará el cambio, ¿a partir de enero?