No podría venir más a cuento. En uno de los peores momentos de crisis de la Iglesia Católica y casi al tiempo de la histórica dimisión del Papa, un grupo de profesores de la Universidad de Montreal, Canadá, acaba de hacer público un artículo basado en meses de investigación que pone en duda muchas de las acciones que llevaron a la Iglesia, y al mundo, a considerar a Teresa de Calcuta una santa. ¿Tenía un lado oscuro la premio Nobel de la Paz? A través de un análisis de la literatura publicada acerca de la religiosa, mito y ejemplo del altruismo, Serge Larivée, profesor universitario, y otros dos colegas cuestionan algunas de las prácticas de la Madre Teresa, así como sus relaciones con el poder, su gestión de las donaciones recibidas y los supuestos milagros que condujeron a su beatificación.

La crítica a la gestión de los donativos va más allá, remarcando que durante muchas inundaciones importantes en La India y en la explosión de una planta de pesticidas en Bhopal, Teresa de Calcuta ofreció sus oraciones y medallas de la Virgen, pero ni un duro de su bolsillo. En cambio, no le dolió en prendas aceptar la Legión de Honor y financiación del gobierno dictatorial de Duvalier en Haití. Las numerosas cuentas bancarias de la religiosa, en las que circulaban cientos de millones de dólares obtenidos a través de distintas fuentes, siempre estuvieron rodeadas de cierto secretismo, aseguran Larivée y compañía.
¿Cómo, entonces, consiguió labrarse esa imagen la sor? El artículo apunta a una intensa campaña mediática que comenzó en 1969 con la ayuda del periodista de la BBC Malcolm Muggeridge, antiabortista radical. Muggeridge rodó un documental sobre la entonces misionera que, argumentan los académicos canadienses, hizo explotar su popularidad y fue el detonante de numerosos viajes y premios, incluido el Nobel de la Paz. Teresa de Calculta y Muggeridge coincidían en sus posiciones con respecto al aborto, sobre el que la religiosa se pronuncio en estos términos en referencia a las bosnias violadas por los serbios durante la guerra y que deseaban interrumpir su embarazo: “Creo que el mayor destructor de la paz hoy es el aborto porque se trata de guerra directa, de un asesinato directo. Un asesinato directo de la madre misma”.
El artículo concluye alabando los efectos colaterales positivos de la imagen pública de la Madre Teresa pero insta a investigar a fondo sobre este personaje, que los autores consideran no tan trasparente y bondadoso como pareciera a primera vista.
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Fuente: www.revistavanityfair.es