El poder está más lejos de las manos cruceñas


Ni ser el departamento más poblado ni controlar el 27% del PIB le sirven a Santa Cruz para tomar el liderazgo político en Bolivia. En menos de cinco años se perdió el horizonte.

image Santa Cruz, su peso político y su economía, en otro festejo



Pasado mañana la ciudad celebra otro año de su fundación. ¿Tiene el poder que debe tener? Un amplio análisis.

El Deber, Santa Cruz

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Hasta hace muy poco, no era difícil saber quién tenía el poder en Santa Cruz. Es más, bastaba con señalar el chalé de la calle Cañada Strongest, donde funciona el Comité pro Santa Cruz, para mostrar dónde radicaba. Desde allí, una clase dirigente mezcla de empresarios, productores y operadores políticos disponía que las cosas sucedan y sucedían.

Pasaba, por ejemplo, que decidían parar por un día la ciudad y Santa Cruz amanecía inmóvil. Convocaban una reunión pública e iba un millón de personas. Incluso se llegó a convencer a todos que ya éramos autónomos antes de que este país permitiera a los departamentos serlo. El ‘cruceñismo’, esa amalgama ideológica que pregonaba el ‘modelo cruceño’, parecía un río de pie; pero, de un momento a otro, se secó, perdió tanto caudal que ahora ni figura en los mapas ideológicos.

No se trata de arqueología política. En 2007, Fernando Prado, Claudia Peña y Susana Seleme perfilaron este esquema en el libro Poder y élites en Santa Cruz. Incluso aún funcionaba, aunque con fisuras, en 2011, cuando Nelson Jordán escribió el ensayo el Poder cruceño en su laberinto. Es decir, había una estructura productiva, empresarial y de servicio interconectada que, a través de la superestructura encarnada en el Comité, defendía sus intereses (y, a veces, los de todos los cruceños).  Eso lo explica, de forma detallada, el libro de Prado, Seleme y Peña. También el artículo de Jordán, que reseña ‘el desbande’ que se dio después de 2008. “Se da la bifurcación de tendencias dentro del bloque opositor: la que abandona el proyecto neoliberal y prefiere transar con el Gobierno y  los radicales, que insisten en buscar la alternativa binacional o una autonomía de tránsito a un Estado federal o separado”, analiza.

Una prueba de que la brújula del poder en Santa Cruz ya no apunta a un solo norte es Óscar Ortiz, uno de los últimos cruceños no masistas poderosos en el ámbito nacional, al comandar dos años el Senado en la Presidencia de Evo Morales. A la pregunta de quién tiene el poder en Santa Cruz, Ortiz responde con otra pregunta: “¿cuál de todos los poderes?”. Es decir, en pocos años, se ha disgregado y ahora Ortiz ubica el poder político en la figura del gobernador Rubén Costas y el económico en los empresarios, aunque de forma muy plural. Reserva el poder cívico para el Comité, pero más por logros históricos que por presente glamuroso.

Coincide con Ortiz  Gabriel Dabdoub, presidente de los empresarios privados, pero evita mojarse y contestar a la pregunta de cuánto pesa el Gobierno en el esquema actual de poder cruceño.

Y si antes el poder estaba en el Comité, la última elección del presidente es símbolo de la dispersión. A la supuesta alternancia que antes había entre las presuntas logias Toborochi y Cabelleros del Oriente, ahora la remplazó una lucha de hasta cuatro corrientes (empresarial, un cercano al exlíder Branko Marinkovic y un representante de cada logia) que, aseguran, se dirimió con una nueva alianza entre las presuntas logias, algo que Fernando Castedo y Guillermo Schrupp niegan.

Cartas sobre la mesa

Alfredo Leigue, empresario de medios electrónicos, se aferra al concepto de Max Weber para definir el poder y dice que es la capacidad de tomar decisiones que afecten la vida de otros pese su resistencia. En ese sentido, considera que en Santa Cruz nunca se pudo crear un verdadero ‘stablishment’, un grupo visible que detenta el poder y la autoridad, porque las logias armaron un escenario ficticio en base a una meritocracia interna con un sistema de condecoraciones de méritos que a su vez se los debía a las mismas logias. Eso terminó convirtiéndolas en una agencia de empleos que perdió su validez cuando, a finales de los 90, otras empresas comenzaron a ofertar mejores empleos. Es decir, la escala misma de la ciudad les restó poder.

Rolando Schrupp, director de Nación Camba y expresidente de la Cámara de la Construcción de Santa Cruz, define el poder como alguien que puede hacer que las cosas pasen a sola firma. Usa la metáfora de un juego de póquer para graficar lo que está pasando en la región. La ficha de menor valor es el poder económico, le sigue la de relaciones sociales, la de la capacidad intelectual y la más valiosa es la de los secretos. Asegura que en este paño verde cruceño se juega siempre con las tres primeras, pero las fichas de los secretos se la deja para una situación extrema, para ir ‘all-in’.

“Si partimos de esa analogía, el poder cruceño está sumamente distribuido. El poder económico verdadero está por fuera de los círculos sociales que ostentan la capacidad de articulación (institucionalidad, logias, etc.). La clase intelectual no está en ninguno y el Gobierno tiene todas las fichas de secretos, por eso controla a todos los jugadores”, dice.

Leigue pone otro ejemplo. Considera que lo que enfrentó al Gobierno de Evo Morales entre 2006 y 2009 fue la ‘identidad cruceña’, engatusada y utilizada por un grupo de poder. “Los cruceños fueron ilusionados y se logró una gran militancia para que Santa Cruz pese mucho más en el país. Por razones desconocidas, esa fuerza fue desactivada, tal vez por negociación, quizá por miedo. Pasarán 20 años para que algo así se vuelva a ver”, vaticina.

El empresario reconoce que, en Santa Cruz, el único que tiene la capacidad de tomar decisiones que afecten la vida de otros pese su resistencia es el Gobierno y considera que esta situación ha obligado a los ‘grandes capitanes de la industria’ a asumir la dirección de sus gremios empresariales. “César no quiere que venga cualquier bárbaro a capitular, quiere que se rinda el gran rey de los galos”, ironiza. El problema de esa analogía es que, Julio César termina ejecutando a Vercingétorix, el jefe galo, tras celebrar su triunfo en el cerco de Alesia 

Opinan desde facebook   

José Andrés Sánchez

Periodista

La Economía Como Trinchera

El tipo de poder cruceño creo que es económico. Al estar alejada del poder nacional queda como trinchera el desarrollo económico. Eso podría explicar el motivo por el que espacios políticos sean utilizados por los grupos de poder.

Ricardo Saucedo

Abogado

Sin Correlato Político

El poder cruceño está en un estado pésimo, porque los beneficios de su salud económica no tienen caja de resonancia y sus beneficios no se multiplican en beneficio de poder. Por ejemplo, a Chapare sí le ha servido estar cerca del poder nacional.

Fabián Restivo

Expuntero Del Mas En Santa Cruz

Acefalía y falta de brújula

Creo que en este momento el poder en Santa Cruz está acéfalo. Hay simpatías, antipatías, decepciones y, por sobre todo, falta de brújula de los poderes que, hasta hoy, parecían eternos. Lógicamente esto pone a la sociedad en un dilema profundo.

ANÁLISIS  

El cruceñismo se vacía en discurso e ideología

Pablo Javier Deheza / Analista

El gran cambio que se registra en el campo político cruceño después de las últimas elecciones es el vaciamiento del cruceñismo tanto en discurso como en ideología cohesionadora. Los sectores productivos estuvieron entre los primeros en dar un claro viraje, luego fue la conducción municipal de la capital y el más reciente episodio estuvo protagonizado por los comparseros.

Este vaciamiento quitó  las posibilidades concretas de acción coordinada a todas las fuerzas que obraron en conjunto bajo una conducción y paradigmas únicos. Hoy el campo político cruceño se encuentra en proceso de reacomodo, tanto en las correlaciones de fuerza como en lo ideológico y discursivo. Es muy difícil que el Comité pro Santa Cruz vuelva a plantear la línea opositora, habida cuenta de que ese ya no es el interés mayoritario de los grupos ahí representados. Esto obliga a la generación de un correlato político e ideológico que explique el viraje que viene sucediendo; algo todavía ausente.

Por su parte, el MAS, pese a esta situación, no muestra señales de avance significativo y más bien parece claudicar de sus posiciones radicales iniciales y estar dispuesto a buscar nuevos entendimientos bajo su propia lógica de reproducción en el poder.