Estatizaciones en Carnaval


ESTATISMO Siguiendo la práctica de lanzar medidas en fechas festivas (recordemos el gasolinazo implementado en vísperas de la Navidad del 2010), aprovechando los efectos distractivos del jolgorio, el presidente Evo Morales acaba de anunciar en pleno Carnaval la estatización de gasolineras “por no entregar facturas”.

“Algunos hermanos no pagan su impuesto, en los surtidores, en las estaciones de servicio (…) vamos a intervenir vamos a estatizar eso hermanas y hermanos, no es posible que roben al pueblo la plata del pueblo boliviano”, dijo el mandatario en su lenguaje característico.

Morales agregó que, sin embargo, las recaudaciones tributarias han crecido un 30% “por impuestos que paga el pueblo boliviano, nos hemos entendido, felicidades”.



La medida y las declaraciones presidenciales merecen un par de reflexiones. Sobre lo primero, la estatización es una sanción absolutamente desproporcionada con la infracción cometida, que debería resolverse con las multas correspondientes.

La supuesta razón esgrimida por el presidente parece más bien una excusa para justificar la expansión del Estado a nuevas áreas de la economía, como si la proliferación de ineficientes empresas públicas para esto y aquello no fuera ya suficiente.

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Por otra parte, las manifestaciones de Morales permiten entrever tanto la voracidad fiscal de su modelo estatista como una concepción absolutamente errada sobre en qué bolsillos debe estar el dinero: en los de la burocracia y no en los de los ciudadanos…

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