Ante las puertas del Palacio de Gobierno, un grupo de "amautas" (sacerdotes aimaras) preparó un altar con una ofrenda que fue entregada a la "Pachamama" en presencia de Morales, el vicepresidente Álvaro García Linera, y varios ministros.
Ese ritual es parte de la tradicional "ch’alla", en la que se ofrecen tributos a la Madre Tierra en agradecimiento por los bienes recibidos durante el año y como plegaria para conseguir nuevos privilegios en los meses venideros.
Las "ch’allas" en las regiones andinas, se realizan el martes de Carnaval, pero las oficinas estatales y privadas suelen adelantarlas al viernes.
Las autoridades entraron luego al presidencial Palacio Quemado para "ch’allar" el edificio y después volvieron a salir para unirse al festejo de funcionarios estatales que llegaron disfrazados hasta la plaza Murillo, sede del Gobierno y el Legislativo, para bailar los ritmos tradicionales del Carnaval boliviano.
El propio Morales bailó durante varios minutos e incluso su canciller, David Choquehuanca, apareció con un disfraz de "pepino", uno de los personajes emblemáticos del carnaval en La Paz, que refleja la alegría y el desenfreno urbano.
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Los empleados de ministerios y otras dependencias estatales desfilaron bailando frente a un palco desde donde Morales y García Linera les rociaban con espuma.
Este año Morales solamente bailó y jugó con espuma, a diferencia de la celebración del año pasado, cuando cantó junto a músicos unas polémicas coplas machistas que le costaron críticas de grupos feministas, opositores y la prensa boliviana.
Fuente: Red Uno.
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