Noel Álvarez
El hecho de que el canal de noticias Globovisión haya sido excluido de la parrilla de televisoras de la nueva TV digital abierta, es un paso más para la muerte en cámara lenta que ha sido programada por el Gobierno para este canal.
Se discute mucho –no sin razón– sobre si estamos o no en una dictadura. Recordamos que en 1998 el presidente Chávez ganó limpiamente y que la llamada Cuarta República entregó el poder al triunfador de los comicios.
En el camino se han ido viciando los procesos electorales hasta llegar a los más recientes donde han sido vox populi las irregularidades cometidas desde un poder hipertrofiado y si bien no se puede afirmar el fraude, también es cierto que estamos muy lejos de la transparencia necesaria.
El primer mandatario aprovechó la circunstancia de haber disfrutado una enorme popularidad para colocar en los distintos poderes a sus partidarios y así blindar su hoy largo gobierno. Ese movimiento estratégico ha servido para acorralar a la disidencia de manera sistemática y para legislar con la revolución como norte.
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Ante este escenario, traemos dos de las definiciones que el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua ofrece sobre dictadura: Gobierno que, bajo condiciones excepcionales, prescinde de una parte, mayor o menor, del ordenamiento jurídico para ejercer la autoridad en un país. Gobierno que en un país impone su autoridad violando la legislación anteriormente vigente.
Al ser un canal de línea editorial crítica al Gobierno, Globovisión ha llevado la peor parte. Desde violentos ataques físicos a su sede y su personal, hasta más discretos y sofisticados métodos legales aparentemente incuestionables.
En el siglo XXI los gobiernos autoritarios han aprendido que moler a palos a los enemigos es contraproducente. Es preferible asfixiar con sutileza a quienes no convienen, como se ha hecho lentamente con el cerco al canal de La Florida. Ahora, al utilizar la tecnología como arma política, se acortan los días al aire de Globovisión.
Nos traen avances tecnológicos, pero ellos nos programan los canales, nos dicen qué ver y qué no. Trampa totalitaria de gruesa costura.
Métodos legales pero no legítimos son la orden del día. No se necesita ponerle un candado a la puerta de ningún medio. Ya salió del aire RCTV y también se logró eliminarlo de las cableras. Globovisión ha sido cercado legal y financieramente.
¿Estamos o no en una dictadura de nuevo cuño? Póngale el nombre que usted quiera, pero los hechos están a la vista de todos.
El Universal – Caracas