Isabel Allende: «Bolivia debe tener una salida al mar»

Así piensa la escritora chilena no exenta de polémica en su país, migrante en EEUU y feminista declarada.

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Con un pie en EEUU y otro en su natal chile. Solo escribe en español. Desde hace 25 años radica en California, pero retorna a Chile por lo menos dos veces al año y se pronuncia sobre la coyuntura política y social.



EL DEBER, Bolivia

Por: Gina Justiniano / Paula Muñoz Encinas. Fotos: Isabelallende.Com

Es bien temprano por la mañana e Isabel Allende está en su hogar en California (EEUU), una  casa muy amplia y cálida, en la que se recluyó para vivir con el ‘último soltero heterosexual’ de San Francisco y para, obviamente, escribir. Hace frío y si bien ya está vestida, decide quedarse en la cama a esperar la llamada que fue pactada días antes para hablar sobre su vida y reforzar el lazo con sus lectores en Bolivia, ese “país maravilloso” que aprendió a amar cuando era una adolescente. A pesar de ser chilena no le tiembla la voz al asegurar que tiene que haber un arreglo para retornar al mar.

Cuenta que sus dos perras están cerca de ella, una en el piso a un lado de la cama y la otra encima suyo, mientras que su esposo, Willie, ya se levantó para hacerle café. Está lista para hablar.

La han entrevistado tantas veces y en tantos medios que quedan pocas preguntas por hacerle a la mujer de ‘tribu’, catapultada a la cima de la literatura a pesar de haber comenzado en los libros tardíamente.

Su voz al teléfono tiene una vitalidad sorprendente para sus 70 años. Ha vivido 25 en Estados Unidos y su acento chileno permanece intacto. 

Así habla sobre el marido escritor que ‘le hace competencia’ y que prefiere antes que al jubilado; sobre sus obras, el oficio de periodista con que se inició, sus inquietudes personales, su duelo por su hija Paula.

Se apasiona con la dicotomía femeninista y femenino y asegura que la igualdad está muy lejos de producirse y que muchas mujeres colaboran, seguramente sin proponérselo, en la perpetuación de una actitud condescendiente hacia su condición.

Rememora su paso por el país en la década del 50 y explica que sus vínculos se remiten a la pasión de su padrastro, Ramón Huidobro, diplomático de carrera destinado a La Paz.

Deja en claro su simpatía por Camila Vallejo, la joven chilena que se enfrentó al Gobierno de Sebastián Piñera exigiendo educación superior gratuita.

Confiesa que no se da tanto con la tecnología, pero que tiene un blog que mantiene actualizado y una cuenta en Facebook con la ayuda de su hijo Nicolás dada la popularidad de su obra, que le ha valido la venta de 57 millones de libros traducidos a 35 idiomas.

Mujer de clanes y convicciones

En más de una oportunidad ha dicho que se considera una mujer a la que le gusta vivir en clan, ¿quiénes forman hoy parte de su tribu?

Yo he sido extranjera casi toda mi vida porque mis padres eran diplomáticos, después fui refugiada política y ahora soy inmigrante, de manera que en cada parte donde he estado he tenido que formar mi propia familia, mi propio clan. Cuando vine a EEUU hace 25 años me quedé porque me enamoré de un gringo (William Gordon), su familia era un desastre, estaba completamente deshecha por las drogas y por muchos problemas, entonces, poco a poco fuimos armando una familia. Primero traje a mi hijo Nicolás con  su esposa venezolana, ellos tuvieron tres niños y se fue agregando gente sin relación biológica, de sangre. Juliette ha sido mi asistente por más de diez años y sus hijos se han criado con mis nietos, o sea, son mis nietos también.

A propósito de Juliette, ustedes tienen una relación que va más allá de lo profesional, ella prestó su vientre para que usted tuviera otro nieto…

Sí, fue para mi nuera, que no podía tener hijos, pero no resultó y eso creó un lazo mucho más profundo del que habría habido normalmente con una persona que fuera mi asistente.

Siendo una persona de convicciones, ¿qué piensa del aborto y de las madres solteras?

Vivo en California, donde el aborto es legal, así es que no hay necesidad de hacerlo de manera ilegal poniendo en riesgo la vida de la madre. El aborto es un recurso  extremo, la última opción cuando ya todo lo demás ha fallado, pero no se debería llegar a ese punto, bastaría con que hubiera buena información, buena educación y anticonceptivos para la gente. Este es un tema que hay que discutirlo, la gente está atrincherada en sus convicciones y esto es un problema de salud pública que hay que enfrentar.

Respecto a las madres solteras, vivimos en una época en la que la mayor parte de los hijos no nacen, ni viven ni se crían dentro de un hogar con papá y mamá, el hogar ideal que uno tiene en la cabeza. Hoy día los padres se divorcian, las mujeres tienen hijos fuera del matrimonio o en otras circunstancias. Nosotros aquí en la familia tenemos toda clase de casos, por ejemplo tengo una nieta que fue criada por dos mujeres lesbianas y esa niña, que se habría muerto en otras circunstancias, hoy día está en la universidad y es una mujer perfectamente equilibrada y normal. Entonces todos los prejuicios que tenemos respecto a las familias y cómo deben ser las parejas, todo eso hay que revisarlo.

¿Cuál le gusta más, el Willie abogado jubilado o el escritor de novelas policíacas? Porque ahora parece que le hace la competencia…

A mí me gusta el escritor. Mi esposo, Willie, realmente no estuvo del todo jubilado, él atiende a mucha gente gratis porque le gusta su trabajo y porque sabe hacerlo, pero me encanta que esté escribiendo porque es algo que hace para él y que le permite viajar, hacer cosas que lo entretienen y que le gustan mucho.

Después de fallecer su hija Paula dijo que ya no le teme a la muerte, ¿cómo celebra la vida?

Las celebraciones son casi siempre para mí con la tribu, desgraciadamente este año se me fueron todos los nietos, menos uno, a la universidad y, en este país, se van lo más lejos posible. No postulan a las universidades que quedan aquí  al lado, que les permitirían seguir viviendo en la casa, eso es mal visto, aquí hay que irse fuera. Ahora las celebraciones se limitan a las fiestas cuando vienen, antes eran toda la semana; yo tengo una mesa que sienta unas 17 personas.

Hablando de nietos, ¿alguno heredó su talento para escribir?

Tengo una nieta, Andrea, que está estudiando literatura. Le encanta escribir y en este momento está en Sevilla, la mandó la universidad para aprender español. Ella sabe lo difícil que es ganarse la vida escribiendo, así es que supongo que va a estudiar otra cosa para mantenerse. Esa es la única que realmente tiene interés.

Feliz y plena a los 70 años. Una mujer de clanes. Ahora vive en compañía de su esposo, Willie, y el último nieto que le queda porque los demás se fueron a la universidad. También están cerca su hijo Nico y su nuera Lori

Filantrópica y feminista declarada

¿A cuántas personas ayuda con su fundación?

No podría decir el número exacto de personas, la información está en la página web que tenemos. Nosotros ayudamos a financiar programas que ya existen, no inventamos programas nuevos, ayudamos a mucha gente en la India, Nepal, México, Guatemala, en EEUU a migrantes latinos, en Chile también. Siempre trabajamos con los más pobres de los pobres en los que un poco de ayuda hace la diferencia.

¿Qué valores son importantes para usted?

Me crié con un concepto del honor muy rígido, vengo de una familia vasca chilena a la antigua y me quedó un sentido de servicio de que lo que había, uno tenía que compartirlo. Si uno tiene más oportunidades que otros, tiene más obligación también.

Creo que el principio que ha guiado mi vida es tratar de ayudar y de no hacer daño a nadie, por lo menos no conscientemente.

He vivido en tantas partes del mundo y por haber tenido una vida tan poco regular, soy una persona bastante abierta y tolerante a todo lo  que pasa en el mundo. Por supuesto que no tolero la tortura,  la violencia, la guerra… pero todo lo demás siempre lo cuestiono, me pregunto: ¿será que mis principios son lo único que hay? o ¿lo demás que piensa la gente también hay que tenerlo en consideración?

¿Qué virtudes de la sociedad latina y cuáles de la estadounidense juntaría para hacer una sociedad ideal?

Lo que encuentro que tiene EEUU es que da muchas oportunidades, tiene mucho espacio. Lo del cuento del sueño americano ya no existe en un país que tiene problemas gravísimos, pero sí hay una gran libertad y una especie de permeabilidad social. Yo vengo de una cultura y un continente donde la gente está dividida en clases sociales que, a veces, se dan simplemente por nacimiento o por ingresos sociales o por oportunidades.

Las diferencias son tremendas en nuestros países y el trato que recibe la gente pobre, los  indígenas, es brutal. Eso en EEUU no existe, se ha superado a pesar de que hay mucha diferencia entre los que ganan mucho y los que ganan menos. Lo que me gustaría traer y que he traído en mi pequeña escala doméstica es nuestro sentido de familia, de comunidad, que tenemos en nuestros países. Mis padres tienen 92 y 96 años, respectivamente, nunca están solos, desfilan por la casa de ellos los nietos, los sobrinos, los ahijados. Eso no existe en EEUU, uno aquí vive y muere solo.

Se ha declarado feminista y al mismo tiempo es una mujer muy femenina…

Feminismo y femenino no son opuestos. Yo he sido feminista desde que me acuerdo, tenía como cinco años cuando me di cuenta de que la situación de mi madre era muy desmejorada con respecto a la situación de mis tíos o de los hombres de la familia y yo no quería ser como mi mamá, quería ser como los hombres porque quería tener la libertad y las oportunidades que tenían ellos.

Empecé a hablar de feminismo antes de que la palabra existiera en Chile y vivía enojada con el patriarcado, la injusticia, la forma en que se trataba a las mujeres. Después, cuando me di cuenta de que existía el movimiento feminista, me uní a él al final de los años 70. Sigo peleando por las mismas cosas que he peleado hace tantos años y eso no quiere decir que yo no sea femenina.

La obra

De no haber estado ligada a las letras, ¿qué oficio tendría?

Empecé muy temprano a trabajar como secretaria, tenía apenas cumplidos los 17 años y fui rápidamente movida al departamento de información y empecé a escribir artículos para la prensa. Me metí al periodismo muy jovencita, de manera que nunca alcancé a estudiar otra cosa. Y cuando me fui a vivir a Venezuela, los primeros cuatro años –viví en Venezuela 13- fueron muy malos. Me gané la vida haciendo diferentes cosas y no servía para nada, lo único para lo que servía era para escribir.

Primero me pusieron a administrar una escuela, lo hice por cuatro años, tenía que valerme con los bancos y con los pagos de los estudiantes, era un desastre, no sabía sumar.

Cuando no está escribiendo, ¿qué literatura consume?

Leo mucho en inglés porque vivo aquí y es muy difícil conseguir lo que uno quisiera en español, pero me mandan de España cuando hay alguna cosa escrita por Eduardo Mendoza o Mario Vargas Llosa o alguno de los escritores que siempre sigo. Cuando  voy a Chile también compro de los chilenos, pero en general estoy leyendo mucha novela estadounidense.

¿Conoce la literatura boliviana?, ¿qué opinión le merece?

Muy poco porque no tengo acceso a la literatura boliviana, no se publica aquí y no la encuentro en Chile.

En sus más de 30 años de trabajo, ¿cuál es la obra que más satisfacciones le ha dado?

La que más respuesta del público ha tenido y que sigue teniendo es Paula, no porque pueda decir que me dio satisfacción escribirla, porque la escribí en las peores circunstancias posibles y fue un viaje al dolor, pero después de que se publicó recibo casi todos los días un mensaje de alguien de alguna parte del mundo que la está leyendo o se le murió un hijo o algo pasó y se acordó del libro. Entonces esa respuesta constante por 20 años ha sido lo que me ha dado la dimensión del alcance que puede tener un libro. No estoy hablando solo del mío, estoy diciendo que a veces hay libros que tocan a la gente de una manera especial, son libros vivos, yo diría que Paula es un libro vivo.

Por sus personajes femeninos pareciera que es más amiga de las mujeres que de los hombres, ¿es así?

Las conozco mejor porque he trabajado siempre con mujeres y para mujeres, porque estoy rodeada de mujeres como mi madre, que sigue viva a los 92 años y está fantástica. Acaba de llegar de un crucero en barco y sigue siendo esa señora que me escribe unas  cartas maravillosas todos los días. Se trata de mujeres fuertes que son maravillosos personajes para un libro. Ahora bien, no se podría escribir una novela con puras mujeres, siempre está el otro lado, así que tengo personajes fuertes masculinos que quiero mucho, generalmente son mayores que la protagonista, puede ser un tío, abuelo o amigos más viejos que protegen. En mi último libro, El cuaderno de Maya, ella tiene a su abuelo que muere, pero su espíritu sigue protegiéndola.

¿Quién la contiene a usted?

Yo protejo a muchos, pero tengo espíritus protectores también. Creo que mi abuelo me dejó marcada con muchas cosas de él  que me han servido en la vida. Cuando me empieza a fallar la energía o el ánimo oigo su voz que me dice: “Adelante, tiene que echar pa’ adelante”, también tengo la voz de mi hija que me acompaña constantemente, son espíritus protectores,  benéficos.

Cada año comienza un libro el 8 de enero, ¿cómo hace para que no se agoten las historias?

Sé escuchar a la gente, todo el mundo tiene una historia y si uno presta atención nunca le falta tema. Hace unos tres meses estaba en Nueva York, venía caminando por la calle con una amiga remota y empezó a contarme algo de su mamá y me quedé clavada con la historia. Empecé a investigar el tema y el 8 de enero empecé a escribir sobre eso. Así, me regaló una historia maravillosa, caminando de una cafetería a otra.

¿Y ya tiene nombre esta historia?

Estoy comenzando y todavía los personajes no se perfilan bien, me  falta un año de trabajo. Ya terminé otra novela que está en España y creo que se va a publicar este año, es una novela policial.

Además de la conexión a partir del papel escrito, ¿cómo es la relación virtual con sus lectores?

No soy muy buena para el asunto tecnológico, pero llegó un momento en que mi hijo me dijo que ya había varias personas que habían abierto Facebook con mi nombre y que era mejor que lo hiciera yo para tener algún control. Entonces él y una chica que trabaja para nosotros, que es superdivertida, completamente jipi, que se llama Sara, manejan el blog, el Twitter y el Facebook y yo superviso.

¿Qué libro le falta escribir?

Me falta escribir sobre mi mamá. Ella tiene una historia que es muy linda, que calza en una cierta época de Chile. Ella se enamoró de mi padrastro, los dos eran casados y no había divorcio en mi país, recién lo hubo hace como cuatro años y durante más de 60 ellos vivieron como una pareja legendaria, pero ilegítima. Ese amor llevado contra viento y marea es muy lindo.

imageEl hijo que le queda. Es su mano derecha. La escritora no esconde su amor por Nicolás Frías,  él maneja el blog

Las tensiones del oficio

Sus compatriotas Gabriela Mistral y Pablo Neruda han sido premios Nobel, ¿cree que le toca recibir este galardón?, ¿lo necesita?

Francamente no creo. He tenido muchos premios muy halagadores, pero a mí lo que me gusta es escribir y el contacto con los lectores, la conversación permanente con ellos a través de la página escrita. Me encanta estar en esa  casita que tengo detrás en el patio y encerrarme ahí por horas a conversar con mis personajes, imaginar una escena, ponerme en la piel del personaje…

Su imagen en Chile ha cambiado en el último tiempo, ¿ahora se siente más querida?

Cuando voy a Chile la gente es extremadamente cariñosa conmigo, pero yo pienso bueno, esta es la gente que me quiere, que ha leído mis libros o que piensa como yo, pero hay todo un sector, como en todas partes, que no gusta de mis libros o que no piensa como yo. Entonces sé que esa gente existe, pero no me molesta para nada. Antes de que me ganara el Premio Nacional de Literatura en Chile había un sector de los literatos que me tenían mucha rabia, ahora  creo que eso ha cambiado bastante, siento que ya soy más aceptada en ese ‘mundillo’.

¿Por qué será que existe odio entre escritores, a veces más intenso cuanto más vecinos?

Eso pasa en todos los países chicos donde hay menos espacio, donde los lectores son menos, donde es casi imposible ganarse la vida solamente escribiendo y tienes que hacer muchas otras cosas para mantenerte. Si uno tiene éxito los otros escritores piensan que uno le está robando el espacio, que se está tragando todo el oxígeno. Eso produce cierta envidia y cierto malestar y la sensación de que si uno vende mucho  es porque la literatura es mala, lo cual es una tremenda subestimación del lector. Es partir de la base de que el lector es tonto y que solamente lee lo que es malo y mientras más hermético y difícil es un escritor más aceptación tiene en el pequeño mundo intelectual porque no le hace la competencia a nadie.

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En Dinamarca. Reconocimiento literario. Recibió el premio Hans Christian Andersen en septiembre de 2012.

Pasión por Chile

Ha dicho que la lucha feminista es importante, pero más importante aún es la educación, ¿qué opina del pedido de los estudiantes universitarios chilenos de acceder gratuitamente a la formación superior?

Chile la tenía, siempre tuvo tan buena educación universitaria que venía gente de otros países a educarse gratis, había extraordinarias universidades con los mejores educadores del continente. Luego vino la dictadura, se privatizó todo, proliferaron universidades carísimas y ahora las familias se endeudan por años para darles a sus hijos lo que antes tenían gratis. Esto tenía que haber sido resuelto por los gobiernos de centro-izquierda, pero nadie le puso el cascabel al gato hasta que tuvimos un gobierno de derecha. Y ahora se destapó el problema de la educación y pronto va a pasar lo mismo con la salud.

¿Qué opina de Camila, la cara visible del movimiento?

Aquí salió en el New York Times a doble página como la más sexi guerrillera y yo creo que esa niña va a llegar a ser cualquier cosa que ella quiera. Ojalá que en Chile no la agarren los medios para frivolizarla. Es linda y eso puede ser un inconveniente, pero es vivísima. 

Primero se va de Chile por razones políticas, hoy permanece fuera de su país, ¿se siente autoexiliada?

No, me sentí autoexiliada cuando me fui a Venezuela y cuando volvió la democracia en Chile yo ya estaba casada con Willie en EEUU. Desde entonces voy dos veces al año, estoy en contacto permanente con mi país, no me siento autoexiliada, siento que tengo un pie allá y un pie aquí.

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Simpatías políticas. Sonriente y distendida “Naturalmente estoy enamorada de Obama”, se lee en su álbum.

Atrás quedó la prensa

No escribe más en los medios, ¿está enojada con el periodismo?

Ya no calzo ahí, me siento mucho más cómoda escribiendo libros. El periodismo ahora es muy poco independiente, está manejado por las grandes empresas que son dueñas de los medios de comunicación y que de forma directa o indirecta, imponen una ideología y lo que les conviene. Es por grupos interesados que no tenemos la palabra libre.

Estoy enojada con las revistas femeninas porque han perpetuado una mujer ‘objetizada’. Yo veo a mis nietas y digo mis nietas no tienen nada que ver con los personajes a imitar por las chicas jóvenes que aparecen en esta revista. Entonces me da rabia que no hayamos logrado superar eso.

Coquetería femenina

¿Cómo se ve de aquí a 10 años?

Para entonces voy a tener 80 y me veo todavía escribiendo pero con menos intensidad, no con este ritmo que tengo ahora. No me veo haciendo otra cosa. A esta edad es difícil cambiar.

Entonces tiene 70 años, pero luce regia…

Mira, mi nuera me toma las fotos y se las arregla para poner la mejor luz posible para que yo me vea bien en las fotos, no creas que soy así en persona.

¿Y no ha recibido ayuda de la cirugía plástica?

Por supuesto que me hice la cirugía estética hace 8 o 10 años, nunca he visto dinero mejor gastado. ¡Qué haría sin maquillaje y sin teñirme el pelo!, sería una anciana de los Balcanes.

image Compañeros de la vida. La chilena y el ‘gringo’. Isabel y Willie llevan un cuarto de siglo juntos, se conocieron en EEUU

Mar para Bolivia

Cuéntenos de los años en que vivió en Bolivia…

Fue una época interesantísima, yo había estado siempre en la casa de mi abuelo, pero cuando mi madre se juntó con mi padrastro, lo destinaron a Bolivia y fuimos a La Paz. Era la primera vez que no vivía en la casa de mi abuelo y tenía que aceptar a este señor que se había juntado con mi madre. Todo era cambio y llegamos a un país que era muy distinto a Chile en aquella época. ¡Llegué a amar tanto a ese país! Mi padrastro siempre fue un enamorado de Bolivia hasta el día de hoy. Era su segunda destinación, así es que él ya estaba lleno de amigos. Nos llevó a recorrer el país en auto hasta donde se podía y si no íbamos en avioneta. A la única parte que no llegamos fue a la jungla, pero recorrimos el resto del país hasta los picos más altos. Estamos hablando de los años 50, tendría 11 años y viví ahí casi tres.

¿Qué opina de la continua tensión entre nuestros países por el conflicto marítimo?

Bueno, mi padrastro ha sido un defensor de la posición boliviana, él es un experto en límites, guarda hasta el último papelito que se ha intercambiado entre los dos países porque ese ha sido su tema y él siempre ha sido un defensor de la posición boliviana.

¿Bolivia debería tener una salida soberana al mar?

Debe tener una salida al mar, tiene que haber un arreglo. En algún momento estoy segura de que se dará.

El presidente Piñera dijo que los temas de soberanía no se negocian y que el tratado de 1904 dio por cerrado el pleito por el mar, ¿comparte la afirmación?

Es verdad que el tratado de l904 está vigente, pero eso puede modificarse en el futuro. Ambos países pueden sentarse a la mesa a conversar sobre el tema, pero Bolivia rompió relaciones diplomáticas con Chile, lo cual dificulta esa posibilidad.

Los Allende, un apellido de peso

Isabel es hija del diplomático Tomás Allende, primo hermano del mítico Salvador Allende Gossens, presidente  chileno (1970-1973) que se suicidó durante el bombardeo de Augusto Pinochet al Palacio de la Moneda.

Su madre, Francisca Llona ‘Doña Panchita’, anuló su matrimonio con Tomás Allende y comenzó una vida con el diplomático Ramón Huidobro, el ‘tío Ramón, diplomático de carrera, destinado a Bolivia y a Beirut.

Durante el golpe militar de Pinochet, la familia Allende fue diseminada en todas direcciones e Isabel fue a parar a Venezuela. Actualmente su prima Isabel, hija de Salvador, es senadora socialista.  Cabe recordar que el entonces presidente Allende acogió a refugiados bolivianos que huyeron de la dictadura de Banzer en los 70.

Una mujer de contrastes

Dos veces casada

En 1962 contrajo matrimonio con Miguel Frías. En 1963 nació su hija Paula y en 1966, Nicolás.

Su tragedia personal en un libro

“Paula es más que una autobiografía; se trata de una madre desnudando su alma al espíritu de su amada hija mientras se enfrenta con sus miedos más íntimos. Ella escribe sobre su tragedia personal”, según el diario The Oregonian.

image La mayor pérdida, Paula la inspiró más que nunca.

Isabel en línea con los lectores

En su página oficial www.isabelallende.com hay abundante información sobre su trayectoria, su obra, biografía y la fundación que ayuda a miles de mujeres en el mundo. Ahí la autora desnuda su alma a sus lectores e interactúa con ellos.

“hay un sector que no gusta de mis libros y que no piensa como yo. Sé que esa gente existe, pero no me molesta”

  Fechas importantes 

1942. Nació el 2 de agosto. Es periodista y ha publicado relatos y artículos en revistas latinoamericanas y españolas.

1982. Publica La casa de los espíritus, uno de sus trabajos más emblemáticos, que años después es llevado a la pantalla grande.

1992. Muere su hija de 28 años, Paula, a causa de una porfiria que la deja en coma. La dolorosa experiencia la lleva a escribir la obra epistolar y crear una fundación que busca justicia social y económica para las mujeres.