La fiesta de Carnaval es el ‘pecado original’ de la política boliviana; oportunismo esta presente

Políticos aprovechan las fiestas. Una mezcla de entrega al Rey Momo con actos proselitistas sobrevuelan la ‘fiesta grande’ de Bolivia. El oportunismo de los políticos en las festividades de jolgorio está presente. Surgen críticas.

La fiesta de Carnaval es el ‘pecado original’ de la política boliviana

imageLos comparseros y el municipio organizaron una ‘preca’ encerrada para recibir una ley de patrimonio

El Deber, Santa Cruz



Desde el mito del ocultamiento de la invasión al Litoral en 1879 hasta las coplas misóginas del presidente Morales en 2012, el Carnaval ha tentado a los políticos bolivianos. Una mezcla de entrega al Rey Momo con actos proselitistas sobrevuelan la ‘fiesta grande’

No importa si fue verdad o no, pero todos lo creen: Bolivia perdió el mar porque Hilarión Daza ocultó la información de la invasión chilena a Calama para terminar de celebrar el

Carnaval. Desde ese momento, la ‘fiesta grande’ de los bolivianos se convirtió en el pecado original de la clase política nacional y no hay bautismo ni Mesías que los redima.

Y es que al pobre Daza, exiliado en Francia después de la Guerra del Pacífico, ni siquiera le dieron la oportunidad de desmentir el mito. Cuando se llevaba adelante el juicio de responsabilidades en su contra, recuerda el politólogo Carlos Cordero, Daza regresaba al país para defenderse y fue asesinado en Uyuni. Así, durante más de un siglo, a los niños bolivianos se les ha enseñado que perdimos, que los chilenos nos robaron el mar, por la fiesta de Carnaval.

Quizá como venganza al destino carnavalero, los bandos, correos y coplas carnavaleras se encarnizaron tanto con los políticos que incluso en Santa Cruz se establecieron censores de los bandos a principios del siglo pasado.

Pero, como lo explica Cordero, la tradición de esta fiesta está tan enraizada porque se sincretizó con las celebraciones por la cosecha de las culturas andinas y de tierras bajas, que nunca se ha pensado en suspenderla. Ni siquiera en tiempos de desastres. En 2002, cuando una riada azotó La Paz, en Santa Cruz se suspendió una ‘preca’, pero luego la fiesta siguió su curso.

En 2008, mientras ‘La Gateadora’, corriente que suele inundar Trinidad, se abría paso entre la circunvalación y las carpas que se llenaban de refugiados, en la capital de Beni el Carnaval no se detuvo.

Al ser casi un imperativo para el boliviano promedio, el Carnaval también se ha vuelto un buen espacio para la política. Es más, ni Gonzalo Sánchez de Lozada se libró de él y se unió un año a Los Aribibis.

imageEl expresidente Hugo Banzer posa junto a la banda que acompañó en ese Carnaval a la comparsa más tradicional de Santa Cruz, los Tauras.

Pero la comparsa que ha sido sinónimo de política en los últimos años es la más tradicional de Santa Cruz: Los Tauras.

En ella lograron convivir Hugo Banzer Suárez (ADN) con su rival político en las elecciones del 97, Juan Carlos Durán (MNR). También fue un gran imán para tratar de penetrar en el electorado cruceño y Max Fernández logró saltar unos años junto al rival de sus hijos, el alcalde actual de Santa Cruz, Percy Fernández Áñez. La tradición de Los Tauras es tal que uno de sus comparseros más longevos de la actualidad es Jorge Landívar, el que fuera ministro de Banzer en varias carteras.

En este siglo, la política buscó al Carnaval de forma aún más intencionada. Manfred Reyes Villa se pagó la saltada en la comparsa coronadora de 2002, Los Taitas, y hasta ensayó la coreografía para el corso. En ese momento, las encuestas lo daban como ganador de las elecciones, que al final hicieron presidente a Goni y poderoso a Evo Morales.

Cuatro años después, Samuel Doria Medina (UN) fue invitado por la agrupación carnavalera Curumechaca, aunque su participación no ha sido continua.

Ya en 2010, Johnny Fernández armó una comparsa con fines de campaña política. Los Tipazos tenían como carro un monorriel, una especie de campaña política a su principal oferta electoral en las elecciones a alcalde que perdería unos meses después.

Pero no siempre el Carnaval ha sido anzuelo de votos o enmascarador del desastre. Por ejemplo, en 2007, en pleno conflicto de la Asamblea Constituyente, funcionó como válvula que liberó presión. El 15 de febrero, luego de aprobar su reglamento de sanciones, la asambleísta tarijeña Magda Calvimontes organizó una fiesta de comadres en el colegio Junín. Allí, masistas y podemistas se unieron a la tradición tarijeña y a algunos les costó llegar al aeropuerto para tomar su tradicional vuelo de los viernes.

Pero todo esto es parte del Carnaval de antaño. Desde que un exmúsico de banda es presidente, la agenda política se ha fusionado con la carnestolenda en los últimos años. Evo es un invitado fijo para el Carnaval de Oruro. Incluso allá soporta que le tiren globos con agua y sus guardaespaldas se han vuelto diestros para cazarlos con raquetas de tenis.

También le ha traído problemas. El año pasado se armó una fuerte polémica por sus coplas de Carnaval. En un contrapunteo con la ministra anticorrupción, el presidente se refirió a los calzones de las ministras y a la ‘fidelidad’ de la bartolinas. La ministra Suxo le siguió el juego, pero las activistas de Mujeres Creando le contestaron con otro grupo de coplas.

Sin embargo, a Morales siempre le dio cierto miedo participar del Carnaval cruceño. Fue blanco de burlas durante años como personaje de carro alegórico, pero este año ya le organizaron su propia ‘preca’. Luego de exigir a los banderos de Oruro su carné de afiliado a su sindicato, declaró Patrimonio Nacional a la ‘fiesta grande’ de los cruceños, bailó con las reinas y hasta se puso una casaca de una comparsa con pretenciones de coronar.

Por razones de seguridad es muy complicado que Morales y García Linera vengan este año y participen del corso, pero puede que no pase mucho tiempo en que logre emular a sus colegas políticos y consiga una bata para carnavalear

Carnaval malagüero  

Daza redimido

La falta de un telégrafo privó a Bolivia de conocer la invasión chilena de inmediato. Las tropas invasoras tomaron Antofogasta el 14 de febrero de 1879, pero el presidente recién fue informado el 25 de febrero, en pleno martes de challa en La Paz. La versión chilena es que se enteró el 22 de febrero y perduró por más de un siglo. No era posible llegar antes a La Paz desde Arica.

La gran riada de La Paz

El 19 de febrero de 2002, una granizada convirtió en ríos las calles de La Paz. Murieron 74 personas y más de 140 resultaron heridas. El Carnaval no se suspendió en el país.

Febrero negro

Gonzalo Sánchez de Lozada lanzó el impuestazo en tiempos de Carnaval. La Policía se acuarteló y se enfrentó a las Fuerzas Armadas provocando muertes. A los pocos días, el Carnaval se desarrolló a principios de marzo.

Megadeslizamiento en La Paz

El 26 de febrero de 2011, un enorme deslizamiento dejó sin casas a más de 6.000 personas en la ciudad de La Paz. La Alcaldía dispuso que el Carnaval se suspenda para abril, pero muchos grupos chukutas decidieron continuar con la celebración en lugares cerrados con el pretexto de que no muera la tradición. Las fiestas fueron entre el 5 y 8 de marzo.

Los contrapunteos de Evo

Para el Carnaval del año pasado, Evo y las ministras se dedicaron coplas subidas de tono, tan típicas de Carnaval como políticamente incorrectas. Mujeres Creando les respondió una semana después.

EVO

“Este presidente  de buen corazón, a todas las ministras les quita el calzón”

MINISTRA SUXO

“Nuestro presidente  mujeriego es  y cambia de chica en un dos por tres”

EVO

“Yo quiero Nardita  como dice el dicho,  casarme contigo  solo por capricho”

MINISTRA SUXO

“Nuestro presidente muy pícaro es, solo quiere a una y se come a tres”

EVO

"Estas bartolinas  tienen mucha fama, porque yo las llevo directo a mi cama"

MUJERES CREANDO

“Señor presidente 

yo soy boliviana me meto a la cama

con quien tengo ganas”

“Yo soy campesina

no soy Bartolina

yo no soy tu llunku

porque soy bien digna”

“Señor presidente

yo soy prostituta

me pagan por sexo

no con ministerios”

“Ninguna ministra

tiene dignidad

nos lo demostraron

en el Carnaval”

“Nuestro presidente

bien machista es

a todas las mujeres

humilla cada vez”

Análisis  

¿Política y Carnaval?

Carlos Hugo Molina / Abogado

Cuando escucho decir que la política en Bolivia parece un Carnaval, me doy cuenta el poco conocimiento que se tiene de tan insigne festividad. No existe un acuerdo nacional que movilice de manera tan perfecta a la gente de todos los pueblos, que en todos los sones en los que se expresa nuestra música, multiplique la cadencia de ritmos republicanos, criollos mestizos, indígenas y originarios. La disputa entre oriente y occidente esta vez es por la alegría, y la reconciliación final ha venido cuando Los Piratas cruceños han entregado su casaca a un trompetista orureño que hoy es presidente. Para entender el gesto, sería como que Felipe Quispe fuera elegido presidente del Comité pro Santa Cruz, o que Branco Marinkovic sea designado Apu Mallku de todos los suyos y marcas de la plurinacionalidad.

En este tiempo, todas las cosas y relaciones alcanzan el orden perfecto. Se impone la mezcla de bebidas espirituosas, los platos vernáculos, los abrazos indestructibles del afecto, la siembra de los prestes y compadrazgos, se multiplican convites, corsos y peregrinaciones. En tres días de regocijo se escuchan las bandas y orquestas de bien que hacen olvidar crisis y dificultades. La ambición descansa y las calles y caminos se convierten en pistas de jarana virtuosa y pendenciera de mascaritas con pepinos. El amor se multiplica en relaciones de circunstancias, y de manera prudente y espiritual, se distribuyen preservativos por toda la faz de nuestra geografía.

Hay un acuerdo tácito de suspender beligerancias y confrontaciones, similares a las prácticas de otros cultos distantes, y ningún exceso merece crítica ni censura. La autoridad se traslada a las asociaciones, comparsas y cofradías que se inclinan devotos ante imágenes sincréticas y milagrosas. Ya vendrá el Miércoles de Ceniza para volver a ser nuevamente mortales. Si la política aprendiera.