El ídolo xeneize es de por sí el líder que el técnico Bianchi necesita.
El regreso de Juan Román Riquelme a Boca Juniors, luego de siete meses de inactividad, supone no sólo la vuelta del ídolo ‘xeneize’ y uno de los jugadores más importantes de la historia del club, sino también un poco de respiro para el entrenador Carlos Bianchi.
Si bien el propio entrenador se encargó de señalar que “un jugador no salva a un equipo”, sabe de manera consciente la importancia que Riquelme tiene en la plantilla y lo que puede aportar con su calidad y experiencia al funcionamiento del equipo.
El propio DT sabe que Riquelme podría solucionarle muchos inconvenientes que tiene actualmente en la zona de creación.
El juvenil Leandro Paredes, de 18 años, aún no está lo suficientemente capacitado y preparado para comandar al equipo con la camiseta número 10, algo que quedó demostrado en los partidos de pretemporada.
En su esquema de juego, el que mostró en el verano argentino, Bianchi tuvo a Paredes y Walter Ervitti como creadores de juego, para asistir a Juan Manuel Burrito Martínez y el uruguayo Santiago Silva, pero la fórmula le rindió pocos frutos.
La prensa argentina y desde el seno de la dirigencia boquense confirmaron que Riquelme llamó a Bianchi luego de ver por televisión la derrota ante River 2-1 en el superclásico disputado el pasado 2 de febrero en Córdoba.
Tras la derrota Riquelme —que había decidido no regresar a Boca nunca más— le dijo a Bianchi y a los dirigentes que estaba dispuesto a volver al club, y el viernes fue anunciado su regreso.
Los datos
Tiene 34 años
Riquelme necesita tiempo para ponerse en su mejor forma física, por eso trabajará todo febrero en ese rubro y durante ese tiempo no cobrará ni un centavo.
La hinchada
Una encuesta del diario La Nación señaló que de 9.558 personas que opinaron sobre si estaba de acuerdo con el regreso de Riquelme a Boca, el 57% lo hizo de forma afirmativa.
De regreso
Bianchi, que le ha dado varios títulos a Boca, ha regresado al club después de nueve años y con él está uno de los ídolos.
Fuente: La Razón