La Policía Nacional acaba de anotarse un punto a su favor con la captura del presunto asesino de la empresaria Lenny Flores. Sin embargo, no se exhibe la misma efectividad en el caso del homicidio de la periodista Hanali Huaycho, perpetrado por el teniente Jorge Clavijo de la UTARC.
No obstante, la tardanza no es enteramente atribuible a las fuerzas de seguridad, sino que pone en escena la posibilidad de algún tipo de protección desde esferas oficiales a quien integrara el “escuadrón de la muerte” que, según peritajes húngaros, procedió a una ejecución sumaria en el Hotel Las Américas, intervención realizada por órdenes directas y confesas del presidente Evo Morales.
¿Tiene Clavijo mucho por decir?
La instructiva dada a la Policía, de disparar a matar si encuentran a Clavijo, abre igualmente la hipótesis del silenciamiento.
Mientras tanto, el denominado “caso Rozsa” se derrumba apuntando a quedar en la historia como un “juicio-farsa”, montado para desarticular a la oposición autonomista en el departamento de Santa Cruz.
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Y para colmo de embrollos, se conoce que las armas con las que Eduardo Rozsa y compañía posaban para las fotografías provenían de la UTARC.
Una vez más, todo indica que la verdad sólo aparecerá a la luz mediante una investigación internacional…