Cada vez más lejos del mar

Gonzalo Villegas Vacaflor

foto-mar-bolivia Los 23 de marzo, cualquiera que sea el gobernante de Bolivia, por ese día, su discurso lo da como si estuviera en alta mar. Sin embargo estamos aquí, en la llanura, en el valle y a casi cuatro mil metros de altura, en un mar interior que no nos lleva a ninguna parte. Estamos en una embarcación anclada en promesas y negociaciones truncadas por el patrioterismo de un día: el día del mar.

Es importante tomar en cuenta aspectos neurálgicos que hacen a este hecho tortuosos para los bolivianos. La diplomacia chilena, por demás altamente sistemática, organizada y de acción precisa a nivel regional e internacional, ha realizado desde el siglo XIX una permanente acción de “guerra de posiciones” frente a sus vecinos, es decir una práctica diplomática diseñada para controlar e influir, aunque sea a la distancia y sin relaciones oficiales, en las acciones y determinaciones de los gobiernos de Bolivia.



Desde la época de los grandes mineros está claro que los intereses y capitales chilenos aliados a los ingleses estuvieron muy interesados en controlar los recursos naturales de Bolivia, lo hicieron a través de la Guerra del Pacifico para contar con el guano y el salitre, tan importante en ese tiempo y después de los recursos mineros por medio del control del puerto de exportación e importación y de empresas y capitales posicionados en el país.

No es nada extraño, por lo tanto, que la diplomacia chilena de Portales, la política exterior diseñada por el Ministerio de Relaciones Exteriores, haya dado pasos muy importantes en Bolivia tanto con gobiernos militares como civiles y de distinta tendencia política. Lo lamentable es que ningún gobierno, incluido el actual tiene un diseño o un esquema para enfrentar a la seriedad con la que actúan nuestros vecinos; no les ha movido un pelo el “enfoque fresco” o la “diplomacia de los pueblos”, ellos, han convertido todas estas acciones vías de la influencia chilena, a nivel interno y también en el contexto regional.

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El tema del conflicto entre Chile y Bolivia no se trata simplemente de la solución del problema con el mar que ha suscitado el tratado firmado en 1904 por ambos países. Es un conflicto mucho más profundo, que se entiende sólo observando atentamente las condiciones de ambos países y que no es reductible a una demanda imposible de los bolivianos y a la intransigencia chilena. El conflicto tiene muchas más aristas, además de plantear muchas dificultades y costos para las partes involucradas. Además se encuentra la idea de que no es posible no solucionar el conflicto. A ambos países les es imperioso el solucionar este conflicto, más aún a Chile, dadas diversas razones.

La solución del conflicto pasa por varias formas posibles de negociación, entre ellas: multilateralidad, bilateralidad y en esta última, bilateralidad con la mediación de un tercero.

Ahora bien, el problema que se plantea aquí, es cual sería esa posible solución. Ya que hay varias miradas posibles. La situación interna de Bolivia, de poca institucionalidad, hace que sea muy difícil llegar a acuerdo, aún más si asumimos que las hipótesis que dicen que le conflicto es utilizado como medio de cohesión en medio del caos interno boliviano, no están tan alejadas de la realidad. Además el problema del mar no soluciona los problemas de Bolivia, que son mucho más profundos (basta ver los datos presentados a continuación), entonces, a pesar de un posible acuerdo, la comunidad internacional, inclusive Chile, no puede cerrar los ojos ante esta realidad. Esto es una variable fundamental en la solución del conflicto. Un tratado entre las partes legitimado por las Naciones Unidas, haría que ante el mundo por lo menos, la situación estuviera resuelta y Chile estaría en cierta medida tranquilo, pero esto debe ir acompañado de un programa de desarrollo para Bolivia.

Un gran problema en el conflicto es que hay una clara incomunicación y error de percepciones entre las partes. Por lo menos que el tema se discuta entre ambos países. Quizá allí se posibilite el diálogo. Otro punto, es que necesariamente esto necesita de la evolución tanto política, como económica y social de Bolivia.

Un mayor intercambio de Bolivia con Chile no sirve de mucho, si a la hora de fusionar éste, Bolivia se ve invadida de productos chilenos. Esto pasa naturalmente porque Bolivia no cuenta con la capacidad de competir en muchos ámbitos. Por lo tanto, además de los acuerdos económicos, que deben contemplar las desventajas de Bolivia en algunos aspectos, deben haber programas tanto chilenos como internacionales encargados de ayudar a Bolivia en otras áreas (social, política, cultural, etc.).

Citaré algunos aspectos fundamentales:

Para entender el conflicto es necesario mirarlo desde varias perspectivas. El conflicto de Chile y Bolivia pasa por varios problemas. Entre ellos:

* La política internacional chilena centrada en obtener tratados económicos con las grandes potencias y el abandono por parte de Chile de la política regional.

* Los problemas internos de Bolivia, falta de institucionalidad y seriedad, que desembocan en la imposibilidad de tener relaciones normales y acuerdos confiables.

* La historia de pérdida constante de Bolivia de sus recursos naturales, lo que ha desembocado en un sentimiento nacional de “robo” por parte de las grandes potencias extranjeras.

* La asimetría de las relaciones chileno-bolivianas, dados los diferentes índices de desarrollo de ambos países.

* La necesidad de encontrar soluciones para ambos países. Ni a Chile ni a Bolivia le es indiferente que sucede en la región y sus vecinos, dada la interdependencia que se produces naturalmente entre países colindantes y la imposible abstracción del lugar geográfico en que un país se encuentra.

Comparemos algunos indicadores de la realidad chilena con la boliviana:

1. Alfabetización.- Chile: 96.2%; Bolivia: 60,7%.

2. Tasa de mortalidad infantil.- Chile: 8,88 cada 1.000 nacidos vivos. Bolivia: 56,05 cada 1.000 nacidos vivos.

3. Ingreso PIB per cápita.- Chile: 10.100 dólares. Bolivia: 1.652 dólares.

4. Población bajo el índice de pobreza Chile: 21 %. Bolivia: 75%.

5. Exportaciones.- Chile: 27.800 millones de dólares FOB. Bolivia: 1.300 millones de dólares FOB.

6. Usuarios de Internet Chile: 53,9 usuarios conectados cada 100 habitantes,Bolivia 8 de cada 100 habitantes.

Con desfiles, traslado macabro de la urna con los restos de Don Eduardo Avaroa a una plaza que lleva su nombre, erráticas políticas diplomáticas, consignas patrioteras nos alejamos cada día más de las costas marítimas. La forma más adecuada para entablar negociaciones con Chile es trabajar en el crecimiento de nuestra economía, situación que nos permitirá mejor posicionamiento.