La camiseta de Messi


Álvaro Riveros Tejada

Riveros No hay vuelta que dar que cuando las cosas van mal, o llevan esa tendencia, es inútil insistir en su arreglo, a riesgo de empeorarlas. Es el caso de la anunciada condecoración al astro del fútbol argentino Lionel Messi, por parte de S.E. nada más, ni nada menos, a escasas horas de iniciarse el partido por las eliminatorias mundiales rumbo al Brasil 2014, entre nuestra selección y la que capitanea el ilustre deportista.

Quienes admiramos la destreza del futbolista y somos hinchas del Barcelona, equipo en el que nos deslumbra con sus prodigiosas gambetas, estuvimos muy contentos cuando lo vimos ganar por cuarta vez el balón de oro o el título del mejor jugador del mundo, empero, como bolivianos que esperamos repetir la hazaña de ganar a su selección, sin que nos mande a la m…o la atribuya a: “lo inhumano que es jugar en la altura” como lo hizo la última vez en que les acertamos seis golazos, creemos que habría sido más apropiado galardonar a nuestros jugadores, para infundirles más optimismo y más amor a la camiseta.



Sabemos que se confiere una condecoración a una persona, especialmente si de un súbdito extranjero se trata, por los eminentes servicios prestados a la nación. Al margen de los méritos señalados líneas arriba, no conocemos otros favores que Don Lionel le haya hecho a Bolivia, salvo el obsequio de una camiseta suya a nuestro Presidente, que hace dos años le fue entregada por el técnico del Club Bolívar, el también argentino Guillermo Hoyos, con la agravante de que dicha prenda autografiada era trucha. Es más, el regalo habría tenido el objeto de recaudar fondos, a través de una subasta, para las familias damnificadas en los luctuosos deslizamientos de la zona de Callapa en La Paz, subasta que jamás se realizó y menos llegó a manos de los afectados el producto de dicha puja.

Sin desmerecer el enorme mérito que tienen, tanto el atleta argentino, como el brasilero Ronaldinho, que también fue condecorado horas antes de un partido contra los bolivianos, y que los hacen acreedores a muchos otros galardones, no deja de ser sorprendente y extraordinaria la iniciativa acuñada por nuestras autoridades de laurear a los generales del enemigo, antes de iniciarse la batalla.

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Suponemos que no es la mejor estrategia para incentivar a nuestros jugadores y menos antes de verificarse el encuentro. Bajo esa misma óptica, antes de ir al Tribunal Internacional de la Haya, a fin de incoar nuestra causa marítima, deberíamos considerar la necesidad de conferir al presidente chileno Sebastián Piñera el Cóndor de los Andes o al menos, transar con la camiseta de Messi.


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