Exclusiva. Sociales de EL DEBER está en Presidente Prudente, la ciudad donde Ário se casó ayer. Lo acompañamos en sus últimas horas antes de cambiar de estado civil. Conozca los detalles
Lloren chicas, lloren! Ayer fue el día de la boda y el novio ya dijo sí. No lo detenían ni aunque se lo hubieran imaginado cual película. Se lo ve feliz. Entusiasmado y, sobre todo, enamorado. Su traje negro, confeccionado a medida por la diseñadora Rosita Hurtado, viajó desde Miami y espera para convertirse en la pareja perfecta de la camisa italiana y los zapatos personalizados que le hizo la firma Demócrata (para la que trabajó en la Fexpo).
Consuélense. La novia, esa mujer que despierta la envidia de muchas, es alguien llena de cualidades. Mariliza dos Reis es doctora, como Ário, fue la mejor de su clase, tiene 30 años, es sincera, ríe mucho, es amable, cordial y lo trata como al príncipe que muchas ven en el brasileño.
Hace cuatro días que la pareja dejó el departamento en el que viven en San Pablo. Se trasladaron hasta Presidente Prudente donde celebraron la boda. La ciudad distante a 511 Km de la capital y de 200.000 habitantes, es donde Mariliza nació, salió bachiller y se tituló como médica. Destino de universitarios, con un clima tropical similar al de Santa Cruz, con apenas un centro comercial y con una calidad de vida que tienta a muchos.
Entre ellos Ário y Mariliza, a quienes ya les da vueltas en la cabeza la idea de dejar San Pablo definitivamente y comenzar a multiplicar la familia por estas latitudes. Pero eso tendrá que esperar, porque los Ário Jr. recién llegarán en 2014.
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Su último día como hombre soltero comenzó verificando las reservas en los hoteles donde se hospedarán los amigos y familiares que llegan desde distintas latitudes, entre ellos al menos seis, que confirmaron que viajarán desde Santa Cruz.
Luego la pareja estuvo en el Prudente Shopping, comprando algunos detalles; almorzaron, con helado de chocolate incluido, y luego Ário condujo hasta el aeropuerto a buscar a Denis Aragao, el doctor, amigo y exmodelo, que conoció en Santa Cruz. Mariliza se instaló en la casa de sus padres, para terminar algunos puntos pendientes.
Tranquilos, ambos contestaron llamadas, coordinaron encuentros, recibieron a los padres de él, subieron y bajaron del auto una y otra vez. Jamás perdieron la sonrisa y el buen ánimo.
¿La despedida de soltero? Nooo, Ário prometió que nada de esas cosas. A cambio cenaron con los recién llegados, en la tranquilidad de esta ciudad, que tiene aires de pueblo moderno, donde hoy habrá fiesta y muchas tendrán que resignarse con lágrimas
Fuente: www.eldeber.com.bo